La nueva exposición del Museo del Prado, Las Furias. De Tiziano a Ribera, tiene doble sentido simbólico. Por una parte, hay un acercamiento a la mitología grecolatina y por otra, una forma de venganza alegórica. En este sentido, el Renacimiento y el horror artístico se vinculan mediante metáforas a la realidad política, económica y cultural de nuestros días.
El director de la pinacoteca, Miguel Zugaza, al principio se mostró reticente a acoger la exposición porque “todo tiene significado”. No en vano, resulta una provocación que la primera muestra de la temporada sea un descenso a los avernos del infierno político.
Pero, ¿quiénes son las furias? Además, claro está, de la excusa para empapar esta colección de significados mitológicos, políticos e históricos. El mito se refiere a cuatro personajes que desafiaron a los dioses y sufrieron su penitencia: Sísifo, Ticio, Tántalo e Ixión. Albert Camus nos acercó a la figura de Sísifo y su castigo eterno de portar una roca gigante sobre sus hombros; Ticio, condenado por violación, quien es mortificado por unos buitres que le devoran el hígado; el ojo derecho de Zeus, Tántalo, es forzado a una situación de frustración eterna debido a su deslealtad; y por último Ixión, al seducir a la diosa Hera, firma su sentencia de vivir eternamente atado a una rueda que gira sin parar.
Una leyenda de venganza
En 1548, María de Hungría encargó al estandarte de la Escuela Veneciana la empresa de reproducir un conjunto de lienzos. Aunque en apariencia no tuviese mayor significado, la realidad es que este recado estaba destinado a cumplir un doble cometido. El principal tenía un hedor a venganza, y es que las cuatro Furias representarían a los cuatro príncipes alemanes alzados contra Carlos V, hermano de la monarca, y derrotados en la batalla de Mühlberg. Además de suponer un reto técnico, interpretativo y artístico para el genio Tiziano.
La metáfora política derivó en otros temas complicados, 120 años después del encargo de María de Hungría, esta vez en el ámbito de la ética artística. Desde finales del siglo XVI, las Furias disfrutaron de notable fortuna al establecer las pautas para representar enormes figuras desnudas en imposibles posiciones contorsionistas y sufriendo el dolor extremo.
Este barroco agonizante es recogido por Miguel Falomir, jefe del Departamento de Pintura Italiana y Francesa (hasta 1700) y comisario de la muestra, que ha reunido a una gran plantilla de pintores de Tiziano a Ribera. Entre las 28 piezas reunidas aparecen muchos de los artistas flamencos más notables como Rubens, Luca Giordano, Leone Leoni, Giulio Sanuto, Cornelisz van Haarlem, Antonio Zanchi o Gioacchino Assereto.
Esta recuperación de las obras de nevera de El Prado, junto con alguna que otra joya prestada, nace para confrontar las colecciones firmadas por un nombre y un apellido concreto y reivindicar los anhelos de una etapa. La colección se podrá disfrutar en el museo nacional hasta el 4 de mayo.