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La “limpieza” de una talla de San Jorge le convierte en el nuevo eccehomo de Navarra

Ha vuelto a pasar. Cuando en 2012 la singular restauración del eccehomo de Borja (Zaragoza), llevada a cabo por una vecina de la localidad, se convirtió en un auténtico fenómeno, los restauradores se echaron las manos a la cabeza. El municipio se convirtió en el destino turístico del verano, se crearon artículos de merchandising en forma de chapas, camisetas y aplicaciones de móvil. Su popularidad fue tal que llegó a traspasar fronteras con una ópera propia en Estados Unidos.

Ahora la polémica se traslada a Navarra, donde la talla de San Jorge del siglo XVI de la iglesia de San Miguel de Estella ha sido modificada despertando indignación e hilaridad a partes iguales, dada la escasa calidad de su resultado. El obispado de Pamplona ha asegurado en seguida a EFE que el párroco no pretendía restaurar la escultura, sino “adecentar un espacio que estaba sucio” y, en ese contexto, “se pintó la imagen del san Jorge”.

Estos trabajos son los que han originado el desperfecto. La talla muestra a San Jorge con armadura, montado a caballo y luchando contra un dragón, ahora con tonos fríos y con la expresividad de su cara perdida. Los encargados de estas tareas han insistido en que se trataba de una labor de limpieza, ya que para la restauración habrían necesitado un permiso especial del arzobispado.

El presidente de Asociación de Conservadores-Restauradores de España (ACRE), Fernando Carrera, ha definido la escultura como “una obra de gran interés y relevancia patrimonial”. Añade que es “un hecho muy serio” porque este tipo de obras de arte son “una herencia, un patrimonio que nos pertenece a todos y a todos nos compete su protección. Su destrucción, en este caso, a todos nos debería horrorizar”, ha lamentado el presidente, quien califica lo ocurrido como “un robo a la ciudadanía”. Por ello, interpondrán una denuncia judicial contra los responsables de la “desgraciada intervención”.

Fueron avisados por una profesional que vio el resultado del trabajo en redes sociales, donde los propios responsables del taller de Estella que llevaba a cabo la intervención habían publicado imágenes del proceso. El propio presidente de ACRE se ha referido al caso del eccehomo comentando que “la sociedad está un poco más concienciada. Por eso no vamos a dejar que esto se convierta en otro chiste”.

Asimismo, Carrera defiende que “no se han aplicado en este caso medidas de control mínimas exigidas por la ley foral de Patrimonio Cultural de Navarra sobre un bien cultural con la máxima categoría de protección”.

Por su parte, el Gobierno de la región investiga la autoría y circunstancias en las que se ha llevado a cabo la restauración, según ha señalado el director del Servicio de Patrimonio del Gobierno foral, Carlos Martínez Álava, quien ha asegurado que no tenían conocimiento previo de las actuaciones que se iban a hacer, que es lo preceptivo. Además, este ha explicado que la talla es de madera policromada, tardogótica y cuyo aspecto “podría indicar que le podía hacer falta una limpieza, pero da la impresión de que esta actuación ha sido un tanto excesiva”.

Pero hay esperanza. Martínez reconoce que, a falta de conocer el alcance del año sufrido por la talla “puede ser recuperable, pero el proceso será costoso y más largo de lo que hubiera sido una actuación profesional”. El especialista sostiene que aunque ahora el San Jorge “pueda tener un aspecto más actual”, eso no implica que “haya perdido buena parte de su contenido histórico y eso es dañar el bien”.

A falta de resolver las consecuencias a las que se tendrán que atener los artífices inexpertos del “destrozo”, el nuevo San Jorge permanece tapado con una sábana rosa, cuyo tono combina con su nuevo aspecto.