Por fin ha ocurrido. Cuatro meses después de la ceremonia oficial, Bob Dylan ha recogido en Estocolmo el Premio Nobel de Literatura de 2016. Ha sido en una entrega este sábado sin medios de comunicación y sin discurso, en la que, según la secretaria permanente de la Academia, Sara Danius, ha corrido el champán y el ambiente estaba “animado”.
“En el día de hoy, la Academia Sueca se reunió con Bob Dylan en una ceremonia privada en Estocolmo, durante la cual Dylan recibió su medalla de oro y diploma”, ha escrito Danius en un post de su blog. “Estaban presentes doce miembros de la Academia. El ambiente estaba animado. Ha habido champán”. Lo ha confirmado también la organización en su cuenta de Twitter.
Según la descripción del encuentro que hace Danius, buena parte del tiempo de la reunión se dedicó a mirar la parte posterior de la medalla de oro. El reverso de cada medalla de los Nobel tiene un grabado diferente dependiendo de la categoría. La de Literatura representa a un hombre joven sentado bajo un laurel y escuchando a la Musa. En la inscripción se recoge una cita de La Eneida del poeta romano Virgilio: Inventas vitam iuvat excoluisse per artes. “Quienes ennoblecieron la vida descubriendo las artes”.
La Academia llevaba esperando este día desde que le fuera concedido el galardón al cantautor estadounidense. Dylan tardó dos semanas en aceptarlo y faltó a la ceremonia oficial de entrega en diciembre porque tenía “otros compromisos”, aunque sí envió un discurso de agradecimiento que fue leído por la embajadora de Estados Unidos en Suecia. Meses después, a finales de marzo, la secretaria permanente de la Academia explicaba que se preparaba para ir a los conciertos del cantautor en Estocolmo. Fue entonces cuando se anunció que, aprovechando su estancia en el país, recogería al fin su Nobel.
Dylan no pronunció el discurso de recepción del premio, aunque la Academia cree que enviará una versión grabada, un requisito necesario para poder cobrar los 8 millones de coronas (900.000 dólares) con que está dotado. No sería el primero en hacerlo. Ocurrió con anterioridad en el caso de la escritora canadiense Alice Munro, Nobel de Literatura en 2013.