Berlanga luchó en la División Azul, con los nazis. Coqueteó con Falange. Y usó ropa prestada por la familia Franco para La escopeta nacional. Pero todo tiene una explicación. Un relato que esclarece el libro El último austrohúngaro. Conversaciones con Berlanga (Alianza Editorial), reeditado para actualizar la figura del cineasta que retrató al franquismo para dejar al aire las “vergüenzas” patrias.
La obra regresa a las librerías a los diez años de la muerte de Luis García Berlanga (1921-2010). Los autores, Manuel Hidalgo y Juan Hernández Les –reconocidos críticos cinematográficos–, rescatan el “vivo” juego de preguntas y respuestas que construyeron con el “maestro del cine español, creador de un universo humano propio e inconfundible que, al mismo tiempo, es un fiel reflejo de la sociedad española de las últimas décadas”.
El último austrohúngaro, un libro clásico en la bibliografía del cine español, reaparece en una nueva edición ampliada e ilustrada. Una conversación guiada por Hidalgo, escritor, periodista, columnista, crítico y guionista de cine, que ha publicado libros sobre otros grandes del cine español como Luis Buñuel, Carlos Saura, Francisco Rabal o Fernando Fernán Gómez. Y Hernández Les, crítico de cine que falleció este año y escribió sobre otras figuras como Orson Welles, Michael Haneke y Kenji Mizoguchi.
Las “extensas, analíticas y amenas” charlas atraviesan sus películas, las “desmenuzan” y dan paso a “su vida y su punto de vista” sobre España, apuntan. Berlanga destila “humor e inteligencia”. Y no desdeña apuntes biográficos como la División Azul o aquellos uniformes falangistas, “pecados de juventud” que el propio protagonista “siempre dijo que fue para librar a su padre, condenado a muerte, de la cárcel”.
Alimento para “nuevos cineastas”
“Sobran los motivos para recordar a un gran creador. Sus películas y sus personajes están en la calle, entre nosotros, nos los encontramos a diario”, explica Manuel Hidalgo. De ahí la nueva vida de El último austrohúngaro en el décimo aniversario de su muerte y al filo del centenario de su nacimiento.
“El libro no había vuelto a editarse desde 1981, y su influencia, no obstante, seguía siendo enorme en los abundantes estudios críticos publicados después”, cuenta Hidalgo. Una oportunidad porque “nuevas generaciones de cineastas, cinéfilos, aficionados y, en general, lectores interesados por la cultura no habían podido leerlo”, sugiere.
El texto traza un perfil de Berlanga desde “las muchísimas horas que pasamos juntos”. Anécdotas y confesiones desvelan las opiniones del director valenciano sobre su modo de abordar su oficio y de ver las cuestiones palpitantes de la existencia: el amor, la muerte, la soledad, la libertad, la religión, la pareja, el sexo y, tema berlanguiano por excelencia, la tensión entre el individuo y el grupo.
El análisis de la obra queda completado con un extenso ensayo sobre la última etapa de su cine, de 1981 a 1999. Una “detallada cronobiografía”, también ilustrada, y una minuciosa filmografía completan un libro de lectura y consulta imprescindibles para los amantes del cine.
El último austrohúngaro tiene un espejo: la “mítica” entrevista de Alfred Hitchcock y François Tuffaut en 1962. “Fue nuestro modelo a imitar”, confiesa Manuel Hidalgo, que añade que tenían la idea de “mejorar adentrándonos más en la vida personal del personaje y en sus opiniones sobre muchas cuestiones vitales al margen del cine, pero apuntadas en sus películas”.
“El prestigio y la popularidad de Berlanga y su cine han ido en aumento con los años”, sentencia. Y el “sistema de conversaciones” aparece como “el más útil y entretenido para abordar analíticamente la obra de un cineasta”. Más con la mirada y el tono de dos críticos como Hernández Les e Hidalgo.
El cineasta “más popular”
“Hay otros cineastas muy ligados a la tradición cultural española, pero Berlanga es el más popular en todos los sentidos, también en el sentido de haber sabido expresar su punto de vista conectando con el mayor número de espectadores de varias generaciones”, cuenta el autor. Y “deja al aire todas nuestras vergüenzas”.
Una percepción que retrata El último austrohúngaro. “Le conocíamos ya, someramente, de la vida profesional del cine, pues Juan y yo, aunque muy jóvenes, éramos ya críticos y periodistas de cine en revistas especializadas”, recuerda Hidalgo. “Le habíamos tratado algo”, subraya.
Pero las conversaciones abrieron nuevas vías. “A mí lo que más me sorprendió, a lo largo de las muchísimas horas que pasamos juntos, es que él, que iba de despistado, de no aparentar lecturas, de tener incluso un cierto rechazo a los intelectuales… poseía una formación cultural muy grande y tenía una concepción de la vida, el individuo y la sociedad muy fundamentada y articulada, que está a la vista si se profundiza un poco en todas sus películas y que fue desgranando en nuestras conversaciones”.
“Berlanga había dirigido doce películas cuando apareció la primera edición de este libro y después dirigió seis más, y una miniserie, y un cortometraje, una cantidad muy importante en relación al total de su obra”, relata Manuel Hidalgo. La “aportación nueva” de esta reedición está también en un estudio de 15 páginas que contempla esa filmografía posterior y aclara la continuidad y las variables, escasísimas, de ese último tramo de su carrera.
“La vigencia de su mirada sobre la sociedad española y de su humor permanecen inalterables”, completa Manuel Hidalgo. El autor está seguro de que “muchos jóvenes y menos jóvenes han visto varias películas de Berlanga y son admiradores suyos”. Y de ahí, sostiene, “el libro va para todos, porque habrá lectores cinéfilos que no lo leyeron antes, pero, sin duda, ha de ser de especial interés, por desconocerlo, para los nacidos en los últimos 50 años”.