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El hombre que quiere saber todas las localizaciones de Madrid en el cine: lleva 1.200 películas analizadas

Jorge Domingo Soro, en un hotel de Madrid con decoración cinematográfica

Guillermo Martínez

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Jorge Domingo Soro tiene 66 años, vive en L'Hospitalet de Llobregat y se pasa horas y horas frente a una pantalla con un solo objetivo: encontrar todas las localizaciones en las que aparece alguna calle, plaza, edificio o enclave de Madrid en las casi 2.500 películas que tiene listadas. Ya ha visualizado 1.200 cintas, en las que trabaja una media de tres días con cada una. De ellas, confecciona una completa ficha con fotogramas y reseñas, además de comentarios personales. Su ojo avezado en cientos de largometrajes es capaz de encontrar hasta el más mínimo detalle en cada plano. “Yo esto lo hago porque no puedo viajar”, introduce.

No miente. Desde que entró a trabajar en el sector de la banca en 1977 con apenas 17 años, Domingo invirtió parte de su salario en recorrer el mundo, al menos una vez al año. Solo, sin rutas prestablecidas, únicamente guiado por su genuino interés y casi innata curiosidad, sus pasos anduvieron caminos de países como Holanda, Japón, Estados Unidos, la extinta URSS, India, Nueva Zelanda, Zimbaue, Cuba, Etiopía, México y Siria. El año que viene hará dos décadas que este jubilado de 66 años no puede disfrutar unas vacaciones de más de cuatro días, ya que debe cuidar de su madre, totalmente dependiente.

En diciembre de 2014 llegó su prejubilación. Para entonces, Domingo llevaba cuatro años invirtiendo cientos de horas de su vida en visionar películas españolas, aunque también extranjeras, susceptibles de haber sido rodadas en la capital, aunque fuera una escena. “Pronto vi que Madrid es una ciudad inabarcable, muy asociada al cine. Muchas cosas que aparecían en las películas ahora se habían transformado. Eso es lo que me interesa: qué aparece en la película y qué hay ahora en ese lugar”, comenta.

Escena a escena

Su método de trabajo parece eficaz. Primero realiza un visionado más o menos rápido de cualquier película que llegue a sus manos como una primera criba. Si nota algún pasaje que se haya podido rodar en Madrid, la añade a la lista. Por el momento, ya ha visto 1.200 filmes y calcula que le quedan el doble, así que si termina en algún momento se acercará a las 2.500 películas. Empezó por la conocida 2 francos, 40 pesetas, estrenada en 2014 y dirigida por Carlos Iglesias. La última será Zorrita Martínez, dirigida por Vicente Escrivá y que vio la luz en 1975.

“Lo que hago es ponerme con un ordenador a ver la película y la voy parando según aparecen las localizaciones. Detengo la imagen, la busco en Google Maps y apunto en la ficha toda la información que encuentro”, relata. Según cuenta este apasionado del cine, pronto comenzará por aquellos largometrajes que empiezan por la letra M. Para su predecesora, la L, ha dedicados dos años.

Domingo también ha creado su propio sistema, tan simple y rudimentario como eficaz y necesario, de catalogar sus fichas por distrito y barrio: “Tengo una hoja de Excel y ahí apunto todo, si no sería imposible acordarse. Solo tengo que abrirlo y ver cuántas y qué películas se han rodado en algún barrio concreto del distrito de La Latina”, ejemplifica.

Una investigación tras cada pista

Su afición es tan honesta para consigo mismo que no pretende utilizar toda esta documentación para ningún fin más allá de su creación. “Tampoco lo doy a conocer mucho. Acumulo las fichas y ya está. Sí aceptaría que se subiera a un repositorio público si alguien en algún momento está interesado en hacerlo”, incide.

Una gran aliada en la ardua tarea de Domingo es la hemeroteca. Para ello, la de ABC se yergue como la predilecta, así que se ha suscrito para tener acceso a ella. “Ayer buscaba la localización de una película en la que aparece un coche que pega a un bordillo y, al fondo, se ve una tienda que pone ”Transmobel“. Pues en la hemeroteca encontré una publicidad de 1972 de este establecimiento, ubicado en el número 122 de la calle Príncipe de Vergara, y así supe de qué edificio se trataba y pude comprobar cómo se había transformado”, desarrolla este antiguo trabajador del sector de la banca que se resiste a utilizar aplicaciones de mensajería instantánea en su móvil.

Su gran espinita es la película Arriba Azaña, estrenada durante la Transición, en la que aparece José Sacristán. “He intentando contactar con él por si recuerda dónde se grabó, pero no me contestó. Solo tiene una localización en Madrid, un colegio donde suceden los hechos, pero no hay forma de dar con él”, cuenta algo apenado. Junto a algunas películas de este tipo, Domingo admite que hay otras tantas casi imposibles de conseguir. Se refiere a aquellas producidas en los primeros años desde la invención del cine.

A todo ello se suman las películas extranjeras grabadas en la capital: “Aquí se llegaron a rodar muchísimas coproducciones. El otro día me bajaba una llamada Escarabajos asesinos, que ya me dirás tú el título… Pues hay unas imágenes de Madrid impagables”, determina.

Encuentra películas en portales rusos

Llevar a cabo tamaña empresa requiere de cierta picaresca, y es que Domingo se las sabe todas. “Sé que no es lo correcto, pero es la única forma que tengo de hacerlo. Si una película está ilocalizable, la intento descargar de internet”, señala. Lo consigue. Tanto, que ha dado con un portal ruso en el que “pasan películas españolas muy antiguas porque están flipados por el flamenco y la época del destape”, en sus propias palabras. También compra otras tantas, aunque confiesa que es más por “egoísmo”. Tal y como enuncia, “si la película está bien, las pistas para ubicar las localizaciones se ven mucho mejor”.

Casi década y media dedicando horas y horas a lo mismo le ha conferido una capacidad sin igual para saber dónde se desarrolla cada escena. Según apuntilla, puede “ver una calle de Madrid, cómo está distribuida, ver el trazo de la baldosa y si gira a la izquierda o a la derecha y saber cuál es”.

Domingo es consciente de que su afición puede llegar a desaparecer. “El día que fallezca mi madre, yo probablemente no tendré necesidad de hacer esto. Lo dejaré aparcado, y ya está. Me sirve como una forma de viajar ahora que no lo puedo hacer, pero si yo tuviera la libertad que en otro tiempo tuve cogería una mochila y me iría a Sudamérica, que es lo que quiero visitar ahora”, finaliza.

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