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Si Jess Franco adaptara a Stephen King le saldría 'Musarañas'

Macarena Gómez en 'Musarañas'

Pedro Moral Martín

En España el thriller psicológico se hace con abundancia y se hace bien. Mientras duermes consiguió que no nos fiáramos del portero de nuestro edificio con un ejercicio de suspense excepcional por parte de Jaume Balagueró y Los Otros se convirtió en un mito del cine de terror que además ha envejecido mejor que El Sexto Sentido, su película hermana. Y ahora Musarañas entra en la lista de las mejores cintas de género a pesar de sus humildes aspiraciones, o precisamente, gracias a ellas.

La película dirigida por Juanfer Andrés y Esteban Roel es angustiosa, terrorífica y sangrienta, pero sobre todo es costumbrista. Su sentido del humor se entiende en el mundo entero, pero hace más gracia si has nacido aquí. Su casquería es gratuita y excesiva pero arranca aplausos como ningún otro título de la Serie B castiza lo ha conseguido antes. Macarena Gómez se convierte en una diosa o todo lo contrario, la amas y la temes, te divierte y te horroriza. Andrés y Roel hacen un ejercicio de suspense psicológico durante la primera parte de la película para explotar con un violento clímax (de media hora) al final.

España, corren los años 50. Montse (Macarena Gómez) ha dedicado su vida a cuidar de su hermana pequeña tras la muerte de su madre y el abandono de su padre. Montse, además, está totalmente desequilibrada, tiene brotes violentos y sufre de agorafobia. Cuando un joven vecino con el atractivo rostro de Hugo Silva llama a su puerta comienza la pesadilla. Si Stephen King hubiera nacido y vivido en la posguerra española en una ciudad como Madrid o Barcelona, esta historia podría estar firmada por él y perfectamente podría titularse Misery.

El rey de la casquería

Los puntos en común entre la obra del escritor estadounidense y ésta producción de Alex de la Iglesia son la excusa para que Juanfer Andrés y Esteban Roel moldeen su thriller psicológico hasta convertirlo en una fiesta de casquería, sangre y horror. Un espectáculo cuyo final hubiera sido desastroso si el director de El día de la Bestia hubiera estado detrás de la cámara. El filme comienza como un capítulo de Amor en tiempos revueltos pero a medida que avanza su argumento se retuerce y la relación entre las dos hermanas protagonistas se tiñe de oscuridad. Hay algo que no funciona bien en esa casa, pero los secretos se mantienen fuera del alcance del espectador.

Stephen King jugaba de la misma manera con los tiempos en Misery, empleando en sus páginas un ritmo pausado que Rob Reiner trasladó a las escenas de la película homónima que dirigió, una obra que quizá supere al propio libro. Kathy Bates tarda en desquiciarse y Macarena Gómez se expone bastante antes, sin embargo a diferencia del personaje de Macarena el de Bates entra en una imperdonable e injustificable vorágine de violencia psíquica y física que en Musarañas tiene cierta disculpa, dependiendo, claro, de la capacidad que tenga el espectador de comprender el trauma.

Andrés y Roel elevan su obra por encima de lo que habrían conseguido adaptando a Stephen King. Esta película bebe de toda esa violencia enfermiza con la que Jess Franco compuso cada una de sus películas. Sin el coqueteo por la pornografía, ni la estética cómic o de cine fantástico, pero sí con ese sentido del humor surrealista y esos charcos de sangre desmedidos que provocan que Musarañas sea una rara avis dentro del género comercial español. Y en esa sangre no solo se ve el reflejo de Franco o del escritor de It, también aparece otro genio, uno llamado Fernando Fernán Gómez.

Revisando ‘El extraño viaje’

La cinta de Fernando Fernán Gómez fue un absoluto fracaso comercial en su época, El extraño viaje era demasiado moderna para gustar al público. Sin embargo, este thriller rural es una de las películas más importantes que se han hecho en nuestro país. A través de los retraídos personajes de Paquita y Venancio, interpretados magistralmente por Rafaela Aparicio y Jess Franco, se narra los crímenes llevados a cabo por un músico de Madrid (Carlos Larrañaga). El señorito de la capital mantiene una relación con Ignacia, una dominante mujer de un pueblo de provincias (Tota Alba). Una relación que se mueve entre el travestismo, el fetichismo y el sado.

Estas prácticas sexuales fueron una provocación para un régimen que evidentemente no estaba preparado. Sin embargo, no hay nada procaz en ellas y sí algo oscuro en ese costumbrismo disimulado por un maravilloso humor negro que convirtió la película de Fernán Gómez en una pieza de culto. De ese estilo para retratar a los personajes se nutre Musarañas una película que a pesar de todas sus (enormes) referencias no tiene grandes aspiraciones salvo divertir y si acaso descolocar al espectador. Que llegue más allá dependerá del grado de implicación del que mira. No se debe tener miedo a celebrar la sangre, el costumbrismo y a unos guionistas que son lectores fervientes de Stephen King.

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