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“Las mujeres astronautas sienten cierta culpabilidad por tener hijos”

El 16 de junio de 1963, Valentina Tereshkova se convirtió en la primera mujer cosmonauta de la historia. Completó 48 órbitas de la Tierra en sus escasos 3 días en el espacio. No se ha hecho ningún biopic de ella, aunque sí numerosos documentales. La siguió Svetlana Savitskaya, segunda mujer en viajar al espacio y primera en realizar un paseo espacial. Ambas eran rusas. Estados Unidos no llevó a ninguna mujer al espacio hasta los ochenta, cuando Sally Ride se subió al transbordador espacial Challenger como parte de la misión STS-7.

Como ellas, son muchas las mujeres que han viajado al espacio aunque no sepamos su nombre. Y sin embargo siguen siendo pocas si realizamos un sencillo ejercicio comparativo con sus compañeros varones. Y más si nos paramos a pensar en si alguna de ellas, como referente, ha calado en la cultura pop de forma relevante.

De hecho, si pensamos en mujeres en el espacio es fácil que la mayoría de títulos que nos vengan a la cabeza sean bastante recientes. Tal vez pensemos en Jodie Foster en Contact, en Sandra Bullock en Gravity, o en Anne Hathaway en Interstellar pero es evidente la escasez de referentes de ficción en este terreno.

Algo que no le ha pasado desapercibido a la realizadora francesa Alice Winocour. Proxima, su tercer largometraje, es uno de los platos fuertes del segundo día de festival en San Sebastián. Se trata de un drama familiar con Eva Green como protagonista, que se presenta el mismo día que títulos como Weathering With You, la nueva película de animación de Makoto Shinkai, o La Vérité, la última película del laureado Hirokazu Koreeda.

Ser madre y viajar al espacio

“Para mí era importante configurar el relato como si fuese la creación de una heroína. Pero una heroína que al mismo tiempp fuese madre”, cuenta la realizadora francesa Alice Winocour en una entrevista concedida a eldiario.es. “¿Es factible ser considerada una heroína y tener hijos? En el cine actual, por suerte, empezamos a ver superheroínas que se convierten en referentes, pero ninguna tiene hijos. Y en la vida real estas mujeres, capaces de viajar al espacio, son verdaderas heroínas y muchas tienen hijos”, explica.

Tras labrarse un nombre en el panorama francés contemporáneo con tres laureados cortometrajes, Alice Winocour saltó al largo con Augustine, uno de los debuts más comentados de Cannes en 2012. Después probó con un oficioso thriller llamado Disorder: El protector, que resulta ser su única película disponible en España -se puede ver en Filmin-. Proxima es su tercer largometraje y llegará a nuestras salas en noviembre, aunque ahora se estrene en San Sebastián.

En él aborda la historia de Sarah, una eminente astronauta francesa entrenada en la Agencia Espacial Europea -ESA- de Colonia. La única mujer del programa Proxima, una misión que pretende llegar a Marte. También es madre soltera. Su hija, Stella, es una niña de siete años con problemas en la escuela que necesita de su atención y su cariño. Algo que Sarah no puede ofrecerle, debido a las exigencias de su trabajo.

“Creo que el motivo por el que no vemos este tipo de historias en la ficción es porque hay cierto silencio sobre estos temas”, explica Winocourt. “Las mujeres astronautas sienten cierta culpabilidad por tener hijos, porque saben que en sus ambientes laborales y sus empresas, la maternidad se considera una debilidad, algo que puede lastrar su carrera”.

Según la directora de Proxima “esta historia es una historia de liberación. Sarah debe descubrir de lo que es capaz. Puedes hacer ambas cosas, pero es duro y duele. Y evidentemente, es más difícil para las mujeres porque tienen que convivir con esta sensación de culpa y se tienen que adaptar a un mundo pensado por y para hombres”.

Este mundo pensado por y para hombres sigue colocando a día de hoy cortapisas -involuntarios o no-, a mujeres que quieren salir al espacio. Baste recordar, por ejemplo, que en marzo de este mismo año, la NASA canceló el primer paseo espacial de mujeres por la falta de tallas en los trajes. Al menos esa es la explicación que ofrecieron entonces, pues la carencia de un torso de talla mediana en uno de sus trajes hizo que la astronauta estadounidense Christina Hammock se quedase en tierra y fuese sustituida por un hombre.

“Hay algo muy significativo en este caso: los trajes espaciales fueron diseñados para los hombres”, cuenta la realizadora, que ha trabajado con astronautas europeos para preparar la película e imprimir realismo a la misma, rodando incluso en sus instalaciones de entrenamiento. “En muchos trajes la mayor carga la llevan en la espalda, cuando las mujeres cargan mejor el peso en la cadera, porque tienen más fuerza ahí. Mientras que un astronauta varón tiene más fuerza en los hombros y la espalda. Es decir que el traje específicamente diseñados para el cuerpo de un hombre, a menudo es el único traje posible”.

“Esto ocurre a todos los niveles”, comenta Winocour. “Por ejemplo: en la película hay una escena en la que Sarah tiene que hacerse la maleta y renunciar a llevarse ciertos objetos personales al espacio para hacer un hueco para los tampones. ¿Por qué? Es injusto que no se piense en eso. Es algo de lo que no se habla y es hora de que el cine aborde estas cosas porque son algo muy real”.

Winocourt opina que en estos ambientes parece que ser mujer y ser madre es una debilidad y no se habla de ello. “Un preparador de la Agencia Espacial Europea -ESA- me dijo que los padres con los que había trabajado hablaban constantemente de sus hijos durante su entrenamiento. Pero que había entrenado a una mujer durante más de seis meses y se enteró de que era madre el último día. Ella no comentaba nada de eso para no parecer débil. Y ese silencio, creo yo, es algo que tenemos que combatir”.