Pedro Almodóvar: “Me encantaría hacer otra vez la vida del 85”

Nota: Esta entrevista se realizó el pasado miercoles, antes de que el apellido Almodóvar asomara en la filtración de los Papeles de Panamá. Su hermano Agustín Almodóvar, socio de la productora El Deseo, ha asumido la responsabilidad en un comunicado.ha asumido la responsabilidad

Pedro Almodóvar vuelve, corriendo un tupido velo tras el fiasco que supuso Los Amantes Pasajeros, con una película en la que no hay lágrimas, no hay risas, nadie canta y nadie baila. Julieta es un viaje (en tren y en emociones) de 1985 a 2015, pero también es su cinta más austera, su ruptura con el melodrama y su abrazo al drama. Por decisión propia: “Me ha costado mi esfuerzo seguir al pie de la letra algo que yo mismo me había impuesto. Porque nadie más lo ha hecho. Yo no había experimentado en ese tono, era una novedad para mí muy estimulante. Y estoy muy contento de ver que lo he conseguido”.

En La piel que habito (2011) nos dio pistas de lo que vendría. Puso sobre las manos de Elena Anaya Escapada, de Alice Munro, cuando ya poseía los derechos del libro y la idea le rondaba la cabeza. La premio Nobel, en su opinión la mejor escritora de relatos contemporánea, ha sido su sorprendente inspiración para un drama con doble cara: la de Emma Suárez y la de Adriana Ugarte. Una decisión, la de desdoblar a la protagonista, tomada a contracorriente en un tiempo en el que actrices veinteañeras interpretan a sexagenarias. Por un simple motivo: “La mirada, la forma de andar, eso tiene que ver con el paso del tiempo y no hay maquillaje que lo manifieste”.

¿Cuánto hay de Munro en Julieta?

He sido algo infiel a Munro, aunque de las tres adaptaciones (Carne Trémula y La piel que habito son las otras dos) que he hecho esta es en la que más permanece la obra original. Los relatos y la literatura de Munro siempre versan sobre problemas familiares, y son mucho más duros que lo que se refleja en la película, más inclementes con los personajes. Si hubiese tratado de recrear su obra literalmente no hubiese podido, hubiese sido casi cruel. Además, cambia obligatoriamente desde el momento en que lo traslado a la geografía española y a nuestra cultura, que calienta a los personajes. La cultura familiar mediterránea es lo contrario a la anglosajona, ahí los hijos se independizan en el momento en el que van a la universidad y muchos no vuelven nunca a la casa familiar. Aquí, al menos pensando en mi familia, nunca hemos roto lazos. En La Mancha los abuelos tenían capacidad de decisión sobre nietos e hijos. Y claro, que al otro lado lado estuviese Alice Munro, en ese opuesto, también me impulsó a la contención.

¿En qué se diferencia Julieta de otras chicas, o mujeres, Almodóvar?

Ahora mismo, sin estrenar todavía la película, no tengo la suficiente distancia. Pero yo creo que la película en sí es diferente. Yo he hecho muchas películas sobre la maternidad o sobre madres con conflictos, pero creo que el propio tono hacen que esta madre sea distinta de la de Penélope en Volver o de la de Marisa en La flor de mi secreto, que es un recuerdo muy fiel de mi propia madre. Aparte de por la edad, que la parte de Emma Suárez es de una mujer madura, sobre todo por la gravedad de la propia película, por el tono. No es una madre manchega como las que he hecho pensando en la mía o en las vecinas, ni melodramática. Es una madre a la que no tengo acceso, de ficción, que viene de los relatos de Alice Munro y que yo no siento que haya tratado antes.

El estilo define no sólo la película, sino a los personajes. Aquí el dolor no es que sea más fuerte, en todas las demás películas las madres también pasan por problemas tremendos, pero es más protagónico. No habla sólo del universo de la madre y de la hija sino de su dolor, de un dolor tremebundo y misterioso.

¿Le dolió cambiar el título? (la Paramount se lo pidió porque el primer título, Silencio, coincidía con Silence, la nueva de Scorsese)SilencioSilence

Mucho. El silencio contamina toda la historia. Hay silencios entre todos los personajes. Es la historia del fracaso de esta madre, y ese fracaso es paradójico porque no tiene que ver con errores que haya cometido. Los personajes vuelven a vivir después, pero el silencio ya no se recupera. Y me fastidió porque ese era el título que mejor representaba la película.

Y decide cambiarlo por el nombre de la protagonista, que pocas veces había usado para dar título a una película.

Busqué algo que representara a la película. Y la historia es sobre Julieta, que de hecho incluso tiene más de una cara. Era también el más sencillo. Se me ocurrían otros, El cadáver incompleto era bonito, pero parece que crea una expectativa en otra dirección. Tenía una lista, algunos sonaban muy bien, pero Julieta era el menos ostentoso.

Dice que la culpa le sobrevino por casualidad en el guión. Y, sin embargo, marca en gran medida el camino de los personajes.

Julieta nace en los años 60. Tengo un recuerdo muy claro de las chicas de esa época: muy libres, muy independientes. En este caso, se entiende que es laica y que así va a educar a sus hijas, con una educación muy diferente a la de curas y monjas, o incluso a la que propone ahora ese partido que no quiero decir que esté en el poder pero en fin, que está, digamos, interino. El caso es que la de Julieta no es una educación basada en la culpa y en el castigo. Así que cuando empecé a escribirlo no pensaba que iba a tener tanta importancia ese sentimiento tan cristiano.

Pero se acaba reflejando en dos hombres que mueren después de hablar con ella, algo que no la hace culpable pero que crea algo muy oscuro en su conciencia. Y ella, que ha querido librar a su hija de ese sentimiento, sin embargo se lo acaba contagiando como si fuera un virus. Yo no contaba con eso. Pero hay un momento en el que las historias tienen autonomía, te llevan y se sirven de ti para alcanzar su naturaleza. La historia tiene su propia lógica y el escritor está a su servicio. No es deliberado ni voluntario... Hay partes de los guiones que no lo son.

¿Las actrices han estado a la altura?

Sí. Y todas son nuevas para mí, las he descubierto con esta película. Televisión no veo casi, así que reconozco que a Adriana no la había visto nunca. Todas pasaron por una audición, es el mejor modo de informarme de cómo se ven en los papeles. Incluso Emma, que la conozco desde hace mucho tiempo. Pero estoy muy contento. Las protagonistas están todo lo bien que se puede estar. He tenido mucha suerte, he trabajado con parte de las mejores actrices de este país (no con todas, porque no ha habido papeles para todas). Creo que están al nivel, y el nivel es muy alto. Cuando a veces zapeo y veo alguna película mía me doy cuenta de la grandeza de Victoria, de Cecilia, de Carmen, de Marisa, de Penélope. Entonces era consciente, pero no del todo.

¿Qué diferencias nota respecto a cuando escribía y rodaba en los 80?

Me he dado cuenta hablando con las chicas jóvenes de la película la diferencia que hay entre una chica joven de los 80 y una de ahora. Enorme. Pero no sólo las chicas jóvenes habéis cambiado con respecto a esa década, yo también he cambiado. Ahora soy un señor mayor. Eso hace que aborde películas como estas, que no hubiese podido abordar ni hace diez años, ni veinte, ni treinta. Mi propia edad me hace hablar de los personajes femeninos de otro modo. Yo nunca hubiera metido a Julieta en su casa escribiendo, rodeada de libros. Si esta historia la hubiese escrito en los 80, en los paseos por Madrid la abordaría la gente y acabaría implicada, y esto sería Mujeres al borde de un ataque de nervios pero con una hija en vez de con un novio. Mi vida entonces era de exteriores. Ahora es de interiores, y eso tiene que ver con el modo en el que me acerco a los personajes. Me encantaría hacer otra vez la vida del 85, también te digo.

Pero Julieta hubiese sido una chica Almodóvar.

Absolutamente. Es que, ante todo, Julieta es una chica de los 80.