La prima de Maria Schneider cuenta en un libro cómo la marcó ‘El último tango en París’: “Quedó traumatizada por esa escena”

Javier Zurro

9 de noviembre de 2024 22:48 h

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Hay carreras que cambian para siempre con una película. Algunas para bien. Julia Roberts vio cómo todo despegaba gracias a Pretty Woman; y el elenco de Rebeldes (Matt Dillon, Rob Low y Tom Cruise entre otros) todavía debe estar dándole las gracias a Francis Ford Coppola. Otras, sin embargo, se convierten en losas imposibles de levantar. Son títulos que quedan marcados a fuego en una industria que perdona solo a quien quiere. Suelen ser las mujeres las más penalizadas por este tipo de decisiones. 

El ejemplo más trágico de aquello sigue siendo el de El último tango en París. Más que una película, fue una escena la que marcó y destrozó la carrera de una joven y prometedora actriz, Maria Schneider. Lo hizo porque las hordas reaccionarias de entonces fueron mucho más duras con ella por el escándalo en torno a la producción que con sus compañeros de película (de hecho, los Oscar nominaron a Bertolucci y Marlon Brando y se olvidaron de ella). Pero, principalmente, porque en aquel rodaje se cometió una atrocidad al violarse el consentimiento de la intérprete.

La que sería conocida como ‘la escena de la mantequilla’ no estaba en el guion. Fueron Brando y Bertolucci los que lo pactaron fuera, sin que nadie lo supiera. Querían que el terror de Maria Schneider, que tenía solo 19 años, fuera real. Lo lograron traspasando cualquier límite moral. Ella siempre lo contó, declaró en entrevistas haberse sentido “violada”, pero nadie quiso oír o actuar. Solo con la llegada del Me Too y la nueva revolución feminista se rescataron entrevistas de ella y Bertolucci donde ambos reconocían que aquella escena no fue consentida. Era demasiado tarde, aquello terminó de herir a una actriz frágil, de infancia traumática, que acabó sumida en las adicciones y siendo mirada como un bicho raro para la industria.

Schneider es una de esas figuras que restituir. Y el cine también está asumiéndolo. Ahí está el biopic sobre la actriz que se presentó en Cannes, de título Maria y dirigido por Jessica Palud y que cuenta como material de origen la personal biografía que escribió su prima, la periodista Vanessa Schneider. Se llama Mi prima Maria Schneider, y ahora la editorial Circe lo publica en España. La prima de la actriz construye un libro donde también cuenta su historia y la de su familia. Un ejercicio de autoficción que bebe de Annie Ernaux y que planearon escribir juntas antes de que Maria muriera de cáncer en 2011 a los 58 años.

Un ejercicio que da dignidad y reivindica la figura de Maria Schneider. Que muestra sus grietas, sus traumas. También su talento y los papeles que quedaron ocultos por la sombra de aquella escena por la que recibió bromas, comentarios machistas y que siempre la persiguió. Un momento de la vida de la actriz que reconstruye y que parte su relato en dos. Un momento que fue difícil escribir pero que tenía que hacerlo por su importancia en la vida posterior de su prima. “Maria quedó traumatizada por esta escena, y no quiso volver a hablar más de eso”, recuerda Vanessa Schneider al otro lado de teléfono sin dudarlo.

“En la familia no podíamos ni siquiera pronunciar el título de la película. Estaba prohibido. Así que fue difícil escribir ese momento, porque no podía no hablar de El último tango en París, porque ha sido muy importante en nuestra vida y tuvo muchas consecuencias, pero también sé que ella no quería hablar de eso”, añade sobre el dilema que le ha supuesto también volver a aquel momento tan doloroso.

Ella siempre lo contó. Habló después de la película, en las entrevistas, describía lo que la pasaba, y nadie se preocupó por ella. Ahora la habrían escuchado

El libro hace referencia a cómo, a pesar de ser una pionera en sus quejas sobre el machismo de la industria y hablar más de una vez sobre lo que había ocurrido en aquel rodaje, fue ignorada hasta la llegada del Me Too. Uno no puede evitar preguntarse qué hubiera ocurrido si aquello hubiera pasado en la actualidad. Para Vanessa Schneider aquello “ahora no podría ser posible, porque aquella escena no estaba escrita en el guion”. “Si se quiere cambiar algo del guion hay que hablar con el actor e informarle. Gracias al movimiento del Me Too los productores y los directores son muy conscientes de estas cosas”, opina.

Otro de los focos donde se centra el libro es en el maltrato de la prensa hacia Maria Schneider. Recupera las preguntas machistas, las entrevistas en donde solo querían saber sobre aquella escena, sobre el morbo. Se encontraron con una actriz indomable que nunca les dio lo que quiso. Una prensa que la sexualizó hasta el día que falleció, cuando Libération, el periódico referencia de la izquierda en Francia, publicó una foto de ella con el pecho desnudo. 

Era el periódico que leía la familia de Schneider, y aquel golpe no lo esperaban: “Me sorprendió mucho. Un periódico de izquierdas, que habla de igualdad y de derechos de las mujeres y nadie se preguntó si aquello era indecente. Acababa de morir. Hay miles de fotos hermosas de ella. De su rostro, y eligieron una donde estaba desnuda. Fue una falta de respeto, y todos sabemos que si el que se hubiera muerto fuera un actor, un hombre, nunca hubieran elegido una foto en la que saliera desnudo”.

Ha quedado contenta con la película que adapta “una parte del libro”, ya que se centra en Maria, obviando la parte de Vanessa y su familia. Pero cree que ambas comparten una misma máxima, “devolverle una especie de dignidad”. “Era una mujer fuerte, con personalidad. Una actriz con carisma, no una pequeña víctima. Era una joven herida por su historia familiar y por lo que la pasó, pero ella siempre lo contó. Habló después de la película, en las entrevistas, describía lo que la pasaba, y nadie se preocupó por ella. Ahora la habrían escuchado”, zanja.

Dignidad pero también justicia, ya que “mucha gente se había olvidado de Maria y de su historia, y al volver a ponerla en un libro, en la prensa y en una película, hace que la gente vuelva a plantearse preguntas sobre el lugar de la mujer en la industria y en el cine”. Una muestra de cómo ha cambiado todo se encuentra en cómo han rodado la misma escena, la de la mantequilla, 45 años después: “Jessica Palud contrató una coordinadora de intimidad para asegurarse que Anamaria Vartolomei, la actriz que interpreta a Maria, estuviera de acuerdo con la escena, y tanto ella como Matt Dillon, que interpreta a Marlon Brando, dijeron que les fue muy útil. Que se sintieron protegidos y guiados. No todo es perfecto, pero hay muchas mejoras”.