Hace un año y medio, Fran Hernández, un chico de Huesca con un alto interés por la arquitectura, emprendió una batalla particular: evitar que el Palacio de la Música, el antiguo cine madrileño inaugurado en 1926 en la Gran Vía, se convirtiera en un nuevo negocio alejado de la cultura. Durante un tiempo había seguido el blog del arquitecto técnico de las obras de rehabilitación, Luis Cerdós, unas reformas que, como había garantizado la Fundación Caja Madrid, propietaria del inmueble desde 2008, estaban destinadas a convertir el Palacio, de 6.600 metros cuadrados de superficie, en un auditorio. Sin embargo, poco después de aquella compra que tuvo un valor de 27 millones de euros, a los que hay que sumar los cuatro que ha costado su rehabilitación, los planes para Bankia se torcieron: llegó la crisis y el rescate del Gobierno. Fue entonces cuando la entidad paralizó las obras y decidió vender a quien se había postulado como el mejor postor: la cadena de tiendas catalana Mango.
Y ahí fue cuando Fran entró en escena. “Me enteré de que el Palacio podría convertirse en una tienda como ocurrió con el Cine Avenida (ahora un H&M) y empecé a enviar emails al ayuntamiento, pero desde el PP nunca me contestaron. Me dirigí a los otros tres partidos, PSOE, IU y UpyD, que sí me hicieron caso y así comencé una campaña en redes sociales y en change.org con el fin de dar a conocer la historia del Palacio y que se salve”, cuenta Fran a eldiario.es.
El consistorio madrileño, a favor de la venta
Desde aquel momento, los apoyos subieron como la espuma, alcanzando más de 33.000 firmas en Change.org y otros tantos seguidores en Twitter con la cuenta @solodelamusica y Facebook. No obstante, estas acciones nunca parecieron arredrar al consistorio gobernado por Ana Botella, que es la institución que tiene que dar el visto bueno – además de la Comunidad de Madrid-, y que puede parar esta reconversión si declarara el edificio Bien de Interés Cultural (BIC). Al contrario, entre sus planes se encuentra cambiar la actual protección del edificio para poder destinarlo a un uso terciario, ya sea una tienda o una discoteca.
De hecho, Botella manifestó en febrero de 2013 que era “muy importante que vaya una marca comercial al Palacio de la Música porque lo importante es que el edificio no esté en situación de abandono y promueva actividad económica que genere empleo”. Con esta perspectiva, el inmueble que diseñó Secundino Zuazo, arquitecto también de La Casa de las Flores y Nuevos Ministerios, parece tocado de muerte.
Pero Fran no se ha echado para atrás a pesar de estas declaraciones. A finales de marzo se convocó una concentración ante el Palacio con las plataformas Salvemos los cines, Madrid, Ciudadanía y Patrimonio, y En Defensa de la Cultura, y su última acción, prevista para la segunda quincena de junio, es lanzar un vídeo viral en el que participarán personalidades como el Gran Wyoming, Santiago Segura y David Trueba, además de los hijos del arquitecto Zuazo y extrabajadores del cine. “Es un vídeo en el que pretendemos vincular la situación de la cultura con la esfera de la economía y la historia musical que tiene el Palacio. Es muy emocional”, reconoce Fran para quien su principal interés radica en que “no caiga en el olvido y poner en valor el patrimonio. Que no pase lo mismo que con el Avenida, que no se hizo nada”.
Una Gran Vía sin cines
Precisamente, la historia del Avenida, que cerró en junio de 2007, está muy ligada al Plan Urbanístico que el ayuntamiento, gobernado entonces por Alberto Ruiz Gallardón, aprobó en 2004 y que permitió que antiguos edificios culturales se reconvirtieran en viviendas o negocios ajenos a la cultura. Un verdadero regalo para emporios como Inditex. Desde entonces han cerrado hasta 18 cines en el centro de Madrid y diez en Gran Vía. En esta calle, antigua alfombra de estrenos cinematográficos, sólo quedan el Capitol, el Callao y el Palacio de la Prensa.
Desde el consistorio se ha reiterado que aún no hay ningún acuerdo cerrado con Mango ni hay ninguna solicitud de licencia ni trámites para empezar un Plan Especial que cambie la protección del Palacio de la Música. Pero se ve con buenos ojos. Una firma de alcaldesa de Madrid serviría para poner fin a casi cien años de historia de uno de los últimos cines del siglo XX.