La Ciudad de la Música, el nuevo proyecto de Ciudadanos en Madrid que ni es nuevo ni lo empezó Ciudadanos

La semana pasada, a unas horas de inaugurarse el Mad Cool, el festival más grande de Madrid, el Ayuntamiento adelantó que lo mudaba de distrito: de Valdebebas a Villaverde. Pero no se trataba de un simple traslado, sino que a su alrededor iba a crear La Ciudad de la Música. Lo anunció la vicealcaldesa, Begoña Villacís, que describió el proyecto como “profundamente innovador”. Pero tanto el nombre como el distrito que lo acoge y el concepto resultaban familiares. A primera vista se parecía mucho a La Ciudad del Sonido, propuesta por el Ayuntamiento de Carmena en la legislatura anterior.

Al que primero le sonó fue al cineasta Guillermo Zapata, concejal por Ahora Madrid en aquellos años y que respondió en redes sociales: “Este proyecto se llama La Ciudad del Sonido. Formó parte de una iniciativa llamada Reinventing Cities. Las líneas generales del proyecto las escribí yo y está en el programa de gobierno de la anterior legislatura”. El también llamado Tercer Sonido se diseñó para Villaverde como una manera de revitalizar la zona a través de la música. Lo mismo que pretende hacer el Gobierno actual.

“Llevamos tiempo trabajando en la localización de un nuevo centro de acumulación de talento, economía y creatividad en torno a la producción musical”, dijo Villacís. Zapata pensó entonces que “está guay retomar proyectos anteriores, pero es feo presentarlos como nuevos”.

“Se parecen como un huevo a una castaña”, le espetó el secretario delegado de Acción Institucional, Hugo Moreno, de Ciudadanos. Es inevitable encontrar reminiscencias de uno en el otro, pero este paralelismo desaparece al llegar a la letra pequeña. “Aunque ambas parten de una cosa muy similar en nombre, lugar y contenido, se puede hablar de proyectos distintos”, admite el exconcejal a este periódico tras conocer algo más de la nueva Ciudad de la Música. No mucho, dado que el consistorio tampoco ha desentrañado el proyecto.

De momento, lo único que se sabe es que constará de un área de casi un millón de metros cuadrados donde se celebrará el Mad Cool y que pretende crear “inversión, empleo y nuevas oportunidades”. También lo vincularán a los grados de producción musical e ingeniería del sonido de la Universidad Carlos III, la más cercana, y cederán parte del suelo público “a empresas interesadas en invertir en Madrid y traer sus centros de trabajo en torno a la producción musical”, desvelan fuentes del Ayuntamiento a este diario. Tampoco creen que tenga “nada” que ver con el proyecto de La Ciudad del Sonido. Y en ese aspecto, así es.

Mad Cool versus centro social

La Ciudad del Sonido, como explica su ideólogo, pretendía reformar un polígono abandonado con el fin de cubrir tres funciones: “locales de ensayo, de grabación y un espacio para conciertos”. En definitiva, “un circuito completo para que los chavales del distrito dispusieran de una infraestructura pública para grabar su música”. Zapata asegura que en Villaverde hay “un montón de grupos que se buscan la vida para grabar y enseñar lo que hacen”. No es la única zona de Madrid donde hay talento, “pero no en todas partes necesitan que se invierta tanto en recursos y apoyos”. Villaverde es el segundo distrito más desfavorecido de Madrid y contiene a su vez el barrio más pobre, San Cristóbal de los Ángeles.

“Escogimos una parcela de uso público que está muy pegada a las viviendas, porque el sentido era que el polígono industrial empezara a tener circulación ciudadana”, explica el exconcejal. Los vecinos de Villaverde eran el corazón del proyecto, un recinto más pequeño pero con locales de ensayo, formación y encuentro, además de una residencia para estudiantes de música que serviría incluso de alternativa habitacional para personas en riesgo de exclusión.

Ahora, en el centro del proyecto está el Mad Cool, el festival más grande e importante de Madrid. El Ayuntamiento explica que “todo desarrollo urbanístico necesita un punto, una palanca que actúe como elemento de atracción de sectores secundarios en torno al principal”. Zapata cree que son cosas distintas la creación de “una infraestructura de carácter público y permanente” y “la adecuación de una parcela para un festival”.

“Los macrofestivales suceden en un momento concreto y atraen muchísima atención, pero se acaban”, distingue. Además, “no suceden en el sitio donde lo colocas, sino en un territorio propio. Producen otras cosas interesantes, pero no producen desarrollo local. Por eso insisto en la necesidad de que sean infraestructuras fijas”. ¿Ha generado desarrollo local el Mad Cool en Valdebebas? El primer año que se celebró allí los vecinos denunciaron el ruido y las condiciones en las que quedaba el recinto, y hasta el traslado actual ha provocado el rechazo de Getafe. El Mad Cool es un reclamo para Madrid, pero no necesariamente para los distritos más remotos.

Desde el Ayuntamiento, sin embargo, dicen ser conscientes de que la ciudad necesita “un espacio abierto para celebrar otras actividades interesantes para la ciudad y en ello estamos trabajando”. “Sea lo que sea lo que quieran hacer, lo importante es que sea accesible (gratis o muy barato), permanente y que no sea formativo sino productivo. Bandas ya hay en Villaverde. Que enseñen a la gente a grabarse sus pistas”, reclama Guillermo Zapata.

Terreno público versus privado

Lo que es indudable es la diferencia de superficie entre la inexistente Ciudad del Sonido y la próxima Ciudad de la Música. Mientras que la primera constaba de 3.800 metros cuadrados, la impulsada por la Vicealcaldía cuenta con 850.000. Han elegido Villaverde porque necesitan “una gran extensión de terreno, con buena comunicación en transporte público así como acceso por carretera y lejos de áreas residenciales”, explican desde el consistorio. Nada que ver con el anterior proyecto, que buscaba estar cerca de la gente.

La Ciudad del Sonido fue parte de un concurso público aprobado en 2017 para presentar a Madrid al certamen internacional Reinventing Cities, que premiaba la recuperación de “espacios urbanos abandonados a través de proyectos urbanísticos innovadores y demostrativos en la lucha contra el cambio climático”. Madrid iba a competir junto a Oslo, Chicago, Milán, París, Reikiavik y San Francisco con La Ciudad del Sonido y tres proyectos más en Usera, Vicálvaro y Vallecas. Pero acabó la legislatura sin que ninguno de ellos viera la luz.

“Querían construir una residencia de estudiantes relacionados con la música. Punto. No había más proyecto. De hecho, cuando este equipo llegó al Gobierno lo estudió, puesto que fue resultado de un concurso, pero se habían olvidado de lo más importante, de cómo hacerlo viable. Las empresas que habían presentado el proyecto acabaron desistiendo porque vieron que no había forma de hacerlo realidad”, comparan en el Ayuntamiento actual, donde sí tienen respaldo de empresas, aunque no desvelan cuáles.

Zapata admite que “no hubo ningún privado que quisiera asumirlo”. “Queríamos buscar una infraestructura y una financiación públicas, pero no me dio tiempo a meterlo en el presupuesto de 2020”, cuenta. Era consciente de que no era la prioridad para el consistorio por su carácter “raro” e innovador. “Una biblioteca todo el mundo sabe lo que es, pero no era habitual que cosas así saliesen de los cajones del Ayuntamiento”. Aun así, confiaba en un Villaverde con “derecho a la cultura” y no solo “a recibirla sino a producirla”. Por eso mira con cautela hacia La Ciudad de la Música, que la propia Villacís ha comparado con La Ciudad de la Imagen, situada en un polígono de Pozuelo de Alarcón.

“La implantación de Telemadrid y Kinépolis en La Ciudad de la Imagen generó el interés del sector audiovisual, que llevó allí sus empresas. Eso es justo lo que ocurrirá con MadCool y otra serie de proyectos de impacto sobre los que ya estamos trabajando para atraer el empleo que necesita Villaverde”, explican desde el Ayuntamiento. Sin embargo, para Zapata, el recinto de Pozuelo, donde trabajó muchos años para la serie Hospital Central, “es un sitio sin mucha vida, un equivalente a un parque tecnológico”.

Es cierto que algunas productoras se mudaron allí, pero el exconcejal espera que La Ciudad de la Música no consista solo en eso. “Acoger a una discográfica no es dinamizar el tejido cultural de un distrito ni crear un proyecto para él. Atraer empresas al polígono de Villaverde es una buena iniciativa, pero entonces que lo cuenten así”, concluye.