La primera vez que vemos a Baco, el protagonista de la monumental obra de Eddie Campbell, está al otro lado de unos barrotes. Le han detenido y apoya su espalda en la sucia pared de una comisaría, cansado y viejo. Un desconocido le pregunta cómo ha llegado hasta allí. “Por beber y montar jaleo”, resume él. Al fin y al cabo es lo que hace. Tampoco lo puede evitar, lo lleva en la sangre.
En la mitología griega, Baco era el dios del vino, la fiesta y el exceso. Hijo de Zeus, el padre de los dioses y los hombres, y Sémele, princesa de la ciudad de Tebas, que ha sobrevivido hasta nuestros días y está hecho polvo.
Esta es la premisa de las cinco novelas gráficas, de más de doscientas páginas, que lleva publicando en castellano Astiberri desde 2013. Una historia que narra cómo malviven los antiguos dioses griegos entre nosotros, los humanos del mundo de hoy. Un largo viaje por la influencia moderna de antiguos mitos, que toma la forma de serie y que acaba de tocar su último soneto con la publicación del tomo quinto.
La historia, publicada originalmente entre 1986 y 1999, recorre el largo viaje de un dios que no reconoce el mundo en el que vive. Una apropiación de la cosmogonía griega enmarcada en una enorme aventura llena de intriga, lecciones de historia, humor y reflexiones sobre el pensamiento contemporáneo. Un reto pero también uno de los placeres que más recompensa al lector de lo descubra.
Quién es Eddie Campbell
Nació en Glasgow, en 1955 y es uno de los más importantes historietistas de la actualidad. No sólo por llevar más de veinticinco años dibujando obras de todo tipo, y ganando los premios más importantes del medio, incluyendo los Eisner, Ignatz y Harvey. Tampoco por haber creado, junto a Alan Moore, la famosa From Hell, que posteriormente sería adaptada al cine. Ni por ser el autor de El amnios natal o Serpientes y escaleras.
Campbell también es uno de los más influyentes “ideólogos” de la viñeta contemporánea como objeto de estudio artístico. Su satírico Manifiesto de la Novela Gráfica es uno de los textos más mencionados en el debate constante y eterno que sobre la diferencia entre el cómic, el tebeo y el término que pone título al texto. Para Campbell, “es un término desagradable, pero lo emplearemos partiendo de la premisa de que por 'gráfico' no nos referimos en absoluto a gráficos y de que 'novela' no significa nada relativo a las novelas”. Quería decir, como decía Álvaro Pons, que poco importa cómo lo llames.
Entre la multitud de sus trabajos en solitario, más allá de la serie de Baco, cabe destacar la obra autobiográfica, Alec o El destino del artista, que reflexiona sobre las exigencias del arte entre las realidades de la vida cotidiana. Además de Mi libro sobre el dinero.
Baco 1 y 2: vino y amores eternos
Los dos primeros tomos de Baco, publicados en 2013 y 2014 respectivamente, nos introducen en el universo creativo tan complejo como fascinante. El dios de la juerga vive entre los humanos intentando pasar desapercibido en pos de una misión mayor: la venganza.
Su historia la pintó Tiziano alrededor del siglo XVI. A lo largo de sus 4.000 años de vida, Baco ha vivido muchas cosas pero sólo se ha enamorado una vez. Cayó a los pies de la belleza triste de Ariadna, hija del rey de Creta. La conoció con el corazón roto, abandonada en una isla por un hombre que le había jurado fidelidad pero que la traicionó cuando pudo.
El nombre de aquél mezquino era Teseo, un dios a quien Baco hace siglos que se la tiene jurada en honor a su amor. El problema es que hoy se hace llamar Joe y es el cabecilla de poderosa organización mafiosa con la que no conviene meterse. A lo largo de los dos tomos, la aventura, las explosiones y un afilado humor se dan la mano con la memoria de los dioses. Ellos interrumpen la narración para reinterpretar, en primera persona, gran parte de la mitología griega en un repaso increíble de lo que albergó el Olimpo. Un viaje que nos lleva del laberinto del Minotauro a las islas griegas, navegando el mar Egeo.
Baco 3 y 4: los dioses pueden morir de un tiro
De borrachera en borrachera y de trifulca en trifulca, Baco llega a Sicilia. Pero claro, en la isla italiana viven otro tipo de figuras alabadas y respetadas. Es decir, que a la mafia siciliana no le importa quién es, sólo qué hace allí husmeando.
El tono noir, presente en los anteriores volúmenes, se apodera del relato durante el tercer tomo y parte del cuarto. Los enemigos se aliarán y la historia del dios del vino desembocará en guerras entre hampas locales, pero también entre dioses. Hermes, dios olímpico de los viajeros y los pastores, se las verá con quién mató a Zeus, su padre.
La narración empieza a dejar de lado las interrupciones históricas y todo se sucede con un ritmo endiablado que aparta la contextualización para enfocar la acción. El resultado, caótico, es una genial fantasía cercana a la relectura del cómic de superhéroes. Son episodios en los que Campbell cuenta con colaboraciones de lujo como como las de Dylan Horrocks, autor de Sam Zabel y la pluma mágica, o Pete Mullins ilustrador con quien ya trabajó en From Hell.
Baco 5: adiós al rey de la fiesta (y del cómic)
El último tomo de Baco prácticamente reinventa todo su universo narrativo. La alucinación, que se había asomado en los relatos anteriores, transgrede ahora el mero flashback para convertirse en una parte fundamental de la ficción.
Santiago García, guionista de ¡García!, es también el traductor de los cinco volúmenes. Él, define este final como “una reflexión sobre los límites del ser humano como animal social y del propio cómic como lenguaje. Dentro de muchos años releeremos Baco y nos daremos cuenta de que, como los buenos vinos, ha envejecido de forma excelente”. Envejecido pero no muerto. Lo que pasa es que la inmortalidad dura lo que dura, o más bien dura las 1.139 páginas que componen su aventura.