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Stan Lee, leyenda de Marvel Comics, muere a los 95 años

El mundo de los superhéroes ha perdido a uno de sus personajes más míticos. Según confirma la hija de Stan Lee a la página sobre celebridades TMZ, el padre de Spider-Man, Hulk, Los Vengadores o Iron Man, ha muerto en Los Ángeles a los 95 años después de toda una vida dedicada a las viñetas. “Mi padre amaba a todos sus fans. Era el hombre más grande y más decente”, dijo Joan Celia Lee.

El autor había sufrido numerosos problemas de salud durante los últimos tiempos y en 2017 perdió a Joan Lee, la mujer con la que estuvo casado durante casi siete décadas. “No he podido mantener mucho el contacto, pues padezco una neumonía que estoy tratando, pero parece que va a mejor. Quiero que sepáis todos que estoy pensando en vosotros, por supuesto que siempre pienso en los fans y espero que todos estéis bien y os echo de menos”, afirmó el editor de cómics en un vídeo publicado en febrero por TMZ .

Las exitosas adaptaciones cinematográficas de Marvel, en las que Lee siempre se reservaba un pequeño y humorístico cameo, habían llevado al artista de vuelta a los focos de los medios de comunicación. Aún así, aunque tuvo que reducir sus apariciones en público, el creador del lanzarredes nunca desapareció del todo: siempre era y será recordado por una marea de fans de todo el mundo que hoy lamenta su muerte.

A pesar de que debutó en 1941 escribiendo diálogos para algunos tomos de Capitán América, no sería hasta los años 60 cuando revolucionó el mundo del cómic. Lo hizo junto al legendario dibujante Jack Kirby, quien fue esencial para crear lo que terminaría convirtiéndose en el éxito fundacional de la compañía editorial: Los cuatro fantásticos. Un grupo de héroes que, según confesó el escritor, no habrían nacido sin la inspiración de su esposa. Sin embargo, este fue solo el primero de muchos más logros dentro de un universo que todavía estaba en pañales.

De borrar marcas de lápiz a redactor jefe

Nació el 28 de diciembre de 1922 en Nueva York, en una familia judía de origen rumano. De joven se dedicó a todo tipo de trabajos, ya fueran como acomodador en Broadway o como escritor de obituarios para el Centro Nacional de Tuberculosis. Todo cambió en 1941, cuando su tío le llevó a la redacción de una editorial por entonces llamada Timely Comics y dirigida por Joe Simon, quienes en ese momento trabajaban en Capitán América.

Aquel novato encargado de llevar comida y borrar marcas de lápiz se convirtió en la mano extra para rellenar viñetas con texto. No era de extrañar que, en ese contexto, su primera creación estuviera marcada por la Segunda Guerra Mundial. Se trató de Destroyer, el cual apareció en la historieta Mystic Comics #6 (agosto de 1941).

En 1961, la compañía editorial cambiaría a un nombre actualmente reconocido en todo el planeta: Marvel Comics, donde Stan Lee se convertiría en redactor jefe, editor y director. Pero los rivales también se hacían notar. A principios de esta era, la de los sesenta, el gran mercado estaba dominado por DC Comics, la cuna de Superman, Batman o Wonder Woman.

No obstante, la mayor parte de los dibujantes y guionistas de Action Comics, la serie que marcó el debut de Superman, era de gente mayor que había tenido mucho éxito y cuyo estilo, tanto en guiones como en dibujo, ya resultaba algo añejo. En ese preciso momento llegaría Lee con los ya mencionados Cuatro fantásticos y algo por entonces novedoso en el mundo de los superhéroes: los sentimientos.

A pesar de que parezca paradójico, fue añadir realismo a un mundo de fantasía lo que cambió para siempre a la industria. Los personajes no eran perfectos, sino que también tenían problemas cotidianos, como pagar el alquiler o llegar a tiempo para cenar en familia. El mejor ejemplo de esto acabó siendo el héroe más querido y más exitoso del sello, uno escondido tras el lema de que “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”.

Un “sentido arácnido” para la ficción

A principios de los sesenta, Marvel Comics empezó a sondear a su público objetivo tras comprobar que los adolescentes no solían ser más que los ayudantes de los superhéroes. Querían crear un héroe que fuese un personaje joven e innovador, de la edad de sus lectores y lectoras.

Por entonces, Stan Lee ya había firmado guiones para series tan célebres como Los Cuatro Fantásticos o Iron Man, así que cuando les comentó cierta idea que tenía sobre un joven de Queens que se convertía en un Hombre-Araña, la idea sonó menos alocada de lo que cabría esperar. Lee le propuso a Jack Kirby trabajar un diseño y este recurrió a una vieja creación llamada The Fly. Sin embargo, el aspecto y la personalidad final no llegarían hasta agosto de 1962, cuando Spider-Man apareció por primera vez en la antología Amazing Fantasy #15 dibujado por Steve Ditko.

En aquel momento, Martin Goodman -editor de Marvel Comics y primo político del propio Lee-, descartó la idea de ofrecer una serie propia al trepamuros. No confiaba en el éxito de un superhéroe cuyos poderes venían de una araña porque, según él, a la gente no le gustaban las arañas.

Pero contra todo pronóstico, Amazing Fantasy #15 se vendió muchísimo más que cualquier otra antología precedente, y Goodman ordenó una serie propia llamada The Amazing Spider-Man. Stan Lee hacía las sinopsis y Ditko lo demás, y durante años, Lee afirmó que el joven de Queens había sido una creación enteramente suya, aunque en las últimas décadas empezó a aceptar la coautoría de Ditko. Independientemente de ello, Spider-Man y muchos otros personajes de Lee son fruto de un legado eterno que permanecerá con tinta indeleble en la historia del cómic.