El Arenal Sound echó ayer el cierre después de cinco días de conciertos en los que la dicotomía entre la música pop y los sonidos electrónicos han resultado ser la fórmula mágica para congregar a 50.000 personas al día.
La última jornada contó con menos afluencia de público, sobre todo a primera hora, porque muchos ya habían emprendido el camino de vuelta a casa y otros aguardaron en las zonas de acampada y en el paseo marítimo haciendo tiempo hasta que sonasen nombres como el dúo sudafricano Die Antwoord, una de las propuestas más interesantes de esta edición del Arenal.
Las horas tempranas han estado escasas de público, pero los mordaces sevillanos de Pony Bravo dieron rienda suelta a su ácida critica social con letra pegadiza, antes de que el gallego Iván Ferreiro saltara al escenario principal, donde ha actuado por segundo año consecutivo. El de Nigrán presentó los temas de su último álbum “Val Miñor-Madrid. Historia y Cronología del Mundo”, con temas tan redondos como Pájaro Azul o Bambi Ramone.
Tras él, fue el turno para los navarros El Columpio Asesino, con ese pop tan perturbador como brillante y bailable, que hizo moverse a los cómplices “sounders” que les han arropado.
Otros que lograron congregar a bastante gente delante del escenario a horas tempranas fueron los barceloneses Love of Lesbian y la calmada Russian Red. En cambio, los menos conocidos Izal y Carlos Sadness sufrieron en primera persona las secuelas de la música electrónica que lideraba las madrugadas.
Bastille, el fenómeno de masas
Las asistentes, ávidas de gritos de euforia, hicieron del domingo su día favorito con los británicos Bastille, que contaron con un buen número jovencísimos fans ataviados con camisetas de la banda. Sus baladas, como Oblivion o Poet, no fueron menos coreadas que los temas principales Pompeii y Of the night. Sin embargo, los cabeza de cartel no lograron superar el récord de asistencia de Steve Aoki de la pasada edición.
Tras ellos fue el turno de los suecos Mando Diao, con su folk escandinavo que precedió a Die Antwoord y Deorro para no dejar a nadie sin el estilo líder para cerrar la edición.
En los otros escenarios también hubo hueco para bandas como Fm Belfast, Circa Waves, It & Clown y la larga lista de nombres del escenario de la zona de la playa que concluyó las sesiones de DJs con Space Elephants. Estos últimos pudieron comparar su éxito con otros como Kill the Hipsters y Go Mad & Monsters, que convirtieron el escenario de la playa en toda una rave mañanera durante los cinco días.
El director del evento, David Sánchez se ha mostrado satisfecho con la quinta edición de la cita musical, que llegó a ser la más multitudinaria de España en 2013 y la tercera en toda Europa.
El rock no hace sombra
Sánchez ha afirmado que este es un festival de música indie, pero ha reconocido que en algunos de los mejores conciertos que se han escuchado estos días, como los de Placebo o Biffy Clyro, había más gente en las zonas de acampada que en el recinto. El rock ha tenido su momento en estas jornadas, pero sigue sin ser la preferencia de los asistentes.
Las horas álgidas de este Arenal Sound han sido de nuevo -como ha ocurrido en las ediciones anteriores- las de ya entrada la madrugada hasta el amanecer, cuando los jóvenes aparecen como por arte de magia y abarrotan el recinto para entregarse al hedonismo del baile desenfrenado.
Para los más entrados en años quedan las primeras horas de la tarde y la noche, donde ha habido propuestas para todos los oídos, porque más de 100 artistas han actuado este año en el Arenal Sound. Una dicotomía que podrá despertar escepticismo pero que funciona y sus organizadores lo saben, por lo que han asegurado que no van a cambiar el Arenal Sound.
Pese a la importante afluencia, las mejoras en las zonas de acampada apenas han llegado al festival. La organización brillaba por su ausencia en los camping Arenal y Malvarrosa y todavía se han registrado problemas como robos en las zonas comunes o los establecimientos cercanos al recinto.
El equipo de David Sánchez trabajará para seguir aumentando en calidad, ha dicho el director, pero no quiere un festival ni más grande ni más pequeño, ni tampoco aprovechar el tirón para aumentar los precios para la próxima edición para la que empezarán a trabajar mañana mismo y que se celebrará en el mismo recinto del 28 de julio al 2 de agosto de 2015.