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“La Derrota de Oriente”: cinco años de cuaderno de bitácora desde Jerusalén

EFE

Jerusalén —

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“La Derrota de Oriente: Dietario de Jerusalén 2013-2017”, una obra publicada recientemente por el periodista español Eugenio García Gascón, corresponsal en Jerusalén desde 1991, revisa con notas y relatos cortos los sucesos del último lustro en la convulsa región de Oriente Próximo.

El libro, escrito para la editorial Libros del K.O., es la segunda parte de su obra anterior, “La Cárcel Identitaria”, y “es un mosaico para que el lector tenga una idea de lo que pasó durante los últimos años en Oriente Medio”, cuenta a Efe García Gascón, que analiza la situación de la zona desde la Ciudad Santa, un punto neurálgico y simbólico de las tensiones de la región.

“Es un retrato con pequeñas fotografías de la vida política” de Oriente Medio“, añade el reportero, que incorpora relatos y análisis de los conflictos que afectan la región, pasando por Egipto, Arabia Saudí, las guerras de Irak, Yemen y Siria, así como el largo enfrentamiento palestino-israelí, con menciones especiales a la guerra de 2014 en Gaza.

El autor -que fue Premio Cirilo Rodríguez de periodismo en 2010, es desde 2007 el corresponsal de Público y ha trabajado y publicado en Diario 16, Radio Euskadi, Catalunya Radio, Avui y Ara- cuenta las particularidades de su libro desde el Café de París, una cafetería en Rehavia, uno de los barrios laicos de Jerusalén.

En su obra menciona el local, en manos de un judío francés “que obligó a sus antiguos administradores a cerrar durante el shabat (día de descanso judío) y a servir solo comida kosher” (que sigue los preceptos alimenticios judíos)“, pero ellos se negaron, renunciaron al negocio y ahora el restaurante lo gestionan otros.

Pese a sus reticencias iniciales, va de vez en cuando al bar porque “sirve un café excelente”, pero ve con ojos críticos la deriva religiosa de Israel, como comenta en el libro.

En su opinión, “Israel es un país donde el fundamentalismo religioso y el ultranacionalismo se expresan de manera muy extrema”.

Desde el mundo occidental, afirma, “no se percibe a Israel como un lugar religioso, pero la realidad es que la religión está muy presente y tiene una gran importancia en la vida política del país”.

A lo largo del dietario, la religión y el nacionalismo son dos temáticas recurrentes, y para su autor, “Israel es el mejor laboratorio del mundo para observar cómo funcionan estos dos vectores”, que según él también han ganado fuerza en todo Oriente Próximo durante los años convulsos que vive la región.

Gascón considera que la invasión de Estados Unidos a Irak en 2003 abrió la caja de Pandora: “En Irak se quiso importar la democracia a cualquier precio, y el experimento no funcionó”.

“Después de este precedente, tendríamos que haber reaccionado con más precaución cuando estallaron las primaveras árabes”, que define como revueltas con una base democrática inicial que en la mayoría de los casos derivaron en “terribles tragedias” y conflictos armados que por ahora no tienen salida.

Tampoco se vislumbra una luz al final del túnel en el conflicto palestino-israelí, que ha seguido directamente desde que se instaló en Jerusalén en 1991 y del que cree que “difícilmente tendrá una solución viable a corto plazo”.

García Gascón ve con peligro el reconocimiento, el pasado 6 de diciembre, de Jerusalén como capital de Israel por parte del presidente estadounidense, Donald Trump, que rompe con los consensos y las resoluciones internacionales sobre la Ciudad Santa.

A juicio del periodista español, la única manera de acabar con la guerra abierta en Tierra Santa es a través de “una intervención extranjera decidida” que acabe con la ocupación israelí sobre los territorios palestinos ocupados, en la que tendrían que participar la Unión Europea (UE) y otras instancias internacionales.

“La colonización avanza cada día de manera más rápida. El número de colonos en los territorios ocupados se aproxima al millón”, apunta García Gascón, que cree que “será imposible que haya un acuerdo de paz si un proyecto en esta línea sigue adelante”.

Y advierte que “no podrá haber una resolución del conflicto si no hay un mínimo respeto para las demandas palestinas”.