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Ruido y silencio

Los desertores del Rock

El primer disco de los Barón Rojo fue un ajuste de cuentas. La deuda pendiente que tenían con su anterior compañía de discos -cuando formaban parte del grupo Coz- quedaría saldada desde la primera canción: 'Con botas sucias'; un tema cuyo título era una composición acróstica que hacía referencia a la CBS. “Tienes once años y pareces una vieja...” decía la letra de la canción, dando a entender que la juventud de la disquera poco o nada tenía que ver con su viejo espíritu mercantil. Demoledor.

Luego había otro tema, dedicado a los antiguos compañeros de Coz, grupo matriz, ya dijimos, donde tocaban la guitarra los hermanos Barones, Carlos y Armando de Castro. La canción de marras llevaba por título 'Los desertores del rock' y en ella ridiculizaban al que luego fuera ejecutivo discográfico y hombre cercano a Teddy Bautista en la SGAE, el cantante y bajista Juan Márquez que, en escena, se lo hacía como un imitador de Phil Lynnot, pero en plan ibérico.

Por estas cosas y por un sonido poderoso que servía de apoyo a las letras de sus canciones -nunca exentas de mensaje- Barón Rojo se convirtieron en el grupo hegemónico de nuestro rock patrio. Sus seguidores eran legión y los Barones pronto tuvieron alcance internacional. Pero claro, el asunto se vino abajo demasiado pronto, y el vuelo se accidentó antes del despegue. Podrían haber sido una referencia del hard-rock en todo el mundo si no hubieran sido tan españoles, es decir, si no se hubieran peleado entre ellos, si hubieran tenido otro mánager y no aquél que se creía Frank Sinatra y que acabó en el trullo. Podrían haber sido felices, pero eso no entraba en sus planes. El grupo se rompió mucho antes de que su legión de seguidores se dispersara para siempre.

Ya nadie se acuerda de ellos; quizá sea por eso que, el otro día, aprovechando la revuelta de los Cayetanos, su bajista, José Luis Campuzano Sherpa, subió a las redes sociales un vídeo de las caceroladas, por ver si le hacían algo de 'casito'.

La respuesta no se hizo esperar y Sherpa fue señalado como un colaboracionista de la derecha, es decir, como un facha. Luego lo intentó arreglar, dando una entrevista para justificar su entrega al movimiento cacerolo, diciendo que es “crítico con el poder”, sin aclararnos -ni aclararse- en qué consiste para Sherpa el poder. Tal vez sea uno más, de tantos, que confunden lo de llegar al Gobierno con llegar al poder. Tal vez.

La falta de cultura de raíz política que planea sobre nuestro país trae consigo estas y otras muchas equivocaciones. Con todo, hay que apuntar que las críticas al Gobierno son legítimas, pero no tienen el mismo origen, ni el mismo desarrollo, ni tampoco la misma finalidad, las críticas que podamos hacer desde la izquierda que las críticas que se hacen desde la derecha. Pero Sherpa, al igual que le sucede a mucha gente, no entra en matices y prefiere cambiar el bajo eléctrico por la cacerola vacía, pensando que el sistema económico que defienden los Cayetanos se la va a llenar.

En resumidas cuentas, Sherpa saltó a las redes sociales para que le hicieran 'casito' y al final se lo hicieron. Visto lo visto, al final ha acabado incluido en aquella canción del primer disco de los Barón Rojo que decía: “Tratan de volver los desertores del rock... Pero es tarde ya”.