El impacto de la COVID-19 en el empleo cultural parece haberse superado, según los datos del segundo trimestre de 2022 publicados por la Encuesta de Población Activa (EPA). Los resultados indican que en la primera mitad del año el empleo cultural se situó en 724.600 personas. El dato se acerca a los 726.600 empleados del segundo trimestre de 2019, cuando la cultura marcó el récord de empleo generado. De momento está a 0,3% de igualar la cifra histórica.
El resultado supone un incremento interanual del 5,6% respecto al año 2021, y un ascenso del 9,1% a 2002. El gráfico que retrata los últimos tres años del sector descubre una recuperación constante desde que tocó fondo, en tercer trimestre de 2020, cuando cayó hasta los 647.400 empleos. A lo largo de la pandemia, la cultura ha perdido 79.200 trabajadores. Nunca antes había ocurrido de forma tan dramática en tan poco tiempo. Con el nuevo dato publicado, la cultura recupera 77.200 empleos desde el peor momento de la serie.
Las mujeres han salido reforzadas de la crisis sanitaria en el sector cultural al sumar 300.000 empleos en el segundo trimestre de 2022. Es una cifra inédita para ellas: un incremento del 8,6% respecto a 2021, del 5,3% respecto a 2020 y del 5,4% a 2019. Este dato histórico no esconde la desigualdad que todavía mantiene el empleo de la cultura: en el mismo trimestre ellos sumaron 424.700 personas, el 58,6% del total.
Otro de los aspectos significativos que desvela la EPA del sector cultural es el crecimiento del empleo más joven. El mayor crecimiento respecto a 2019 es el experimentado por el grupo de edad de 16 a 24 años, con un aumento del 42,1% respecto a las cifras de 2019, de un 44,7% a las de 2020 y del 46,9% de las de 2021. Aunque apenas representan un 5,5% de los trabajadores culturales, los más jóvenes encuentran más trabajo en el sector. La mayor pérdida laboral respecto a 2021 la padecen los trabajadores con más de 55 años. Curiosamente, el tramo más adulto fue el único que creó empleo en plena pandemia. El grupo de edad más numeroso sigue siendo el de 35 a 44 años, con 194.200 empleados. Después, el de 45 a 55 años, con 187.500 trabajadores.
Menos temporalidad
El empleo cultural se caracteriza por una formación académica alta (la educación superior llega al 71,9%, y en el conjunto nacional esta es del 45,5%), sin embargo tradicionalmente ha sido un empleo precario. En los nuevos datos se descubre un descenso de la temporalidad: ahora sabemos que 111.900 trabajadores tienen contrato temporal frente a los 126.300 de 2019. Además, se alcanza un número de contratos indefinidos de 365.100 empleados. Es mayor, incluso, que en 2019, cuando se firmaron 362.200, y muy por encima de los 350.800 de 2020. Es decir, ahora casi ocho de cada diez trabajadores asalariados firma un contrato indefinido.
Durante la crisis sanitaria los contratos temporales se desplomaron hasta casi el 25%, mientras que los trabajadores con indefinido fueron el 3% los que perdieron su puesto de trabajo. A pesar de todo es importante no olvidar que el 67,6% del empleo cultural es asalariado. Es una cifra que ha crecido, pero que es muy inferior a la del total de España, que se sitúa casi en el 85%. De hecho, el empleo no asalariado en cultura (el 32,4%) es el doble que en el resto de España (15,7%).
El Estatuto del Artista es necesario precisamente para garantizar los derechos de este amplio número de trabajadores culturales, abocados a la intermitencia de los encargos ocasionales. A pesar de los pasos dados en el último año, la política fiscal sigue sin reconocerlos como empleos excepcionales ni adaptarse a la intermitencia de sus ingresos. No reclaman declarar menos ante Hacienda, sino que Hacienda se adapte a la falta de continuidad en sus ingresos.