La moda y el cine siempre han ido de la mano. A veces, desde el lado más frívolo, el de las alfombras rojas, el glamour y los trajes en las ceremonias de premios. Eso ha hecho que casi siempre se olvide del poder del diseño de vestuario, de su capacidad de contar historias y de mostrar la realidad o incluso de modelarla. Muchas de las imágenes más potentes de la historia del cine están vinculadas a un traje. La falda de Marilyn Monroe levantada en La tentación vive arriba, el traje negro de Audrey Hepburn en Desayuno con diamantes… También en el cine español. Quién no se acuerda de Victoria Abril con su cámara de grabar atada a un casco en Kika; o aquel vestido de cuero con los pechos fuera en la misma película de Pedro Almodóvar.
Su Andrea Caracortada es uno de los mejores ejemplos de la unión del cine y la moda. El creador de aquel look icónico fue Jean Paul Gaultier. El diseñador francés es, precisamente, el comisario de la exposición Cine y moda. Por Jean Paul Gaultier, que desde el 18 de febrero al 5 de junio se puede ver en el CaixaForum de Madrid. Una muestra que recopila vestidos icónicos de la historia del cine, fragmentos de películas, pero que sobre todo muestra la importancia del vestuario para adelantarse a la sociedad. Una exposición que, en palabras de la directora general adjunta de la Fundación “la Caixa”, Elisa Durán, muestra “el papel del cine y la moda como motores de transformación de nuestra sociedad y es una defensa del empoderamiento femenino, de la diversidad y de los diferentes tipos de belleza fuera de los cánones habituales”.
Gaultier acudió a la presentación a los medios de la muestra, y contó cómo se inició en la moda gracias al cine, en concreto, a la película Falbalas, de Jacques Becker, que en 1945 le marcó para siempre. “Cuando vi esa película tuve claro lo que quería hacer: moda”, ha confesado el modista. En el filme del director francés vio “ese elemento de espectáculo que a mí me gustaba y encontré este desfile con público, un espectáculo con las modelos que eran como actrices, como heroínas, y ese movimiento me parecía bellísimo”.
Fue su “biblia”, se empezó a interesar por la moda, aunque nunca fue a una escuela de moda, sino que hizo formación autodidacta. Fuera de todo academicismo, Gaultier revolucionó el sector, y ahora ofrece esa mirada para mostrar esos momentos en los que el cine “representa la sociedad, la vida y la evolución”. Para él, una de las barreras que la moda ha ayudado a derribar es la de los géneros. A través de la ropa se cuestionaban conceptos como lo masculino y lo femenino mucho antes de que la palabra binarismo estuviera en las conversaciones.
“Me fui centrando en la evolución de los hombres y las mujeres. La mujer, al principio, era considera sobre todo en Hollywood como una mujer objeto, una cortesana, pero luego se ha empoderado y cada vez es más fuerte. Pero eso no quiere decir que se masculinice, sino que toma un poder que no había mostrado en el pasado, mientras que el hombre se va fragilizando o, como hice en mi primer desfile de hombres, se muestra como hombre objeto. Eso lo hemos visto en el cine, Marlon Brando mostraba esa sensualidad, era sexy. No digo que lleguemos a un esquema donde solo se empodera la mujer y el hombre siempre es frágil, pero eso está ahí y la mirada de la mujer hacia los hombres ha cambiado en la sociedad. Las mujeres ya no tienen porque ser bellas y deseables”, ha opinado Gaultier que definió a Javier Bardem como nuestro Marlon Brando español.
Uno de los casos que mejor ejemplifica cómo el cine tumbó los estereotipos machistas que decían que la mujer debía ser frágil y llevar vestidos pomposos es Marlene Dietrich, para Gaultier “un caso especial porque encarna la emancipación femenina y una dualidad extrema”. Sus comienzos cumplían lo que los cánones decían, pero en su vida real ya “llevaba chaquetas, pantalones, ropa masculina y prendas muy militares”. El diseñador recordó un fragmento de la película Marruecos, en 1930, en el que Dietrich reventó los códigos y con su aspecto andrógino dio el primer beso de la historia del cine entre dos mujeres.
La mujer era considera como un objeto, pero luego se ha empoderado y cada vez es más fuerte. Pero eso no quiere decir que se masculinice
“Ahí está ella, con su especia de frac negro y hace un juego de seducción muy ambiguo, algo increíble en los años 30. Lo hace a una mujer que tiene una flor, se la quita, la huele, se la ofrece a otra mujer y la besa en la boca. Eso es algo increíble, muy audaz para aquella época. Luego volvimos atrás, y ya bastante después vimos osadías mucho mayores”, recordó el modisto y puso otros ejemplos de mujeres que dieron la vuelta al estereotipo, como Chanel, o Bardot, a la que calificó como “la revolución total”, ya que a pesar de sus orígenes burgueses “asume una feminidad completamente progresista y revolucionaria”. Viste con pantalón, con bailarinas planas y abiertas. Pequeñas revoluciones como su mítico corte de pelo cardado. Todo eso se condensa en su baile en Y dios creó a la mujer, donde Vadim rodó una escena donde ella “baila de forma salvaje, suda, notamos su atuendo ajustado, y lo hace para ella, no para excitar a los hombres. Es una provocación extrema”. Bardot bailaba libre al mismo tiempo que Marilyn Monroe cumplía las normas de Hollywood.
Todas ellas están en la exposición de CaixaForum, igual que está en un lugar especial Pedro Almodóvar, con el que Gaultier ha trabajado en tres ocasiones (Kika, La mala educación, y La piel que habito). Gaultier ha expresado su admiración por el español, y que siempre se sintió encandilado por cómo “mostraba a las mujeres, no eran objetos, no eran tontas. Tenían carácter. Eran fuertes”. “Había visto sus películas, nos habíamos encontrado alguna vez, y un día me dijo si quería hacer trajes para sus películas. Sus películas son sus bebés, es él quien da a luz. Es que hay muchos directores que no saben lo que quieren para le estética, pero él sí, él tiene un universo propio, y eso es extraordinario y fue muy enriquecedor”, añadió. Ambos han contribuido a crear una sociedad más libre gracias a su arte, y ahora el modisto le rinde homenaje con una parte de su exposición dedicada al genio del director español, porque nunca la unión de cine y moda estuvo tan presente como cuando ellos han trabajado juntos.