Eva Orúe (Zaragoza, 1962) será la nueva directora de la Feria del Libro de Madrid, tal y como informan desde el Gremio de Librerías de Madrid a elDiario.es. La periodista y escritora sustituye en el cargo a Manuel Gil (Albacete, 1956), que tras cinco años al frente ha llegado a un acuerdo con la organización para firmar su jubilación. Después de ochenta años de celebración, Orúe será la primera mujer en dirigir la cita más importante del calendario editorial, junto con Sant Jordi en Catalunya. Ha sido corresponsal para diferentes medios de comunicación en Gran Bretaña, Francia y Rusia, es colaboradora de varias cabeceras como Infolibre y es codirectora de una agencia de comunicación. Orúe asegura estar “ilusionada” con el nombramiento, porque el proyecto es “muy bonito”, aunque reconoce el escaso margen que queda para la celebración de la nueva cita, ya en sus fechas tradicionales, en junio.
La nueva directora ha sido elegida tras un proceso de tres semanas, que fue activado de urgencia por la nueva Junta Directiva del Gremio para resolver la marcha del exdirector. Manuel Gil fue objeto de severas críticas por el montaje y la gestión de la última cita, celebrada en septiembre: el diseño anti COVID-19 con una isla central que pasó inadvertida, perjudicó a las editoriales que alquilaron caseta y fueron colocadas ahí, sin sorteo. En noviembre, la dirección del Gremio de Librerías hizo un llamamiento público para recibir aspirantes al cargo y al cierre de la convocatoria se encontraron con 16 candidatos. Tras una primera reunión de la comisión, la criba quedó en cinco. Hubo entrevistas con cada uno de estos seleccionados y la Junta directiva decidió, en una muy reñida votación final que Eva Orúe sería la nueva directora, con seis votos a favor y cinco a favor de otra candidata.
El decisivo proceso de selección ha coincidido con la renovación de los once cargos de la Junta directiva del Gremio, que se formó a finales de noviembre, con la entrada de librerías como Traficantes de Sueños, Muga y Tipos Infames, entre otras. Una de las primeras tareas que tuvieron que abordar los recién llegados fue precisamente la elección del proyecto más adecuado para dirigir la Feria. Será Igor Muñiz, de Librería Muga, quien trabajará mano a mano con Eva Orúe en la organización de la nueva edición, la número 81.
Un gremio orgulloso
Desde el Gremio se muestran muy orgullosos por el nombramiento histórico al contar con una mujer como máxima responsable y, también, por haber creado un nuevo proceso “participativo y transparente”. La Junta directiva buscaba una persona con mucho conocimiento en el montaje y la organización de eventos culturales, como indicó Enrique Pascual, presidente del Gremio, a este periódico. “Las competencias prioritarias son organizativas”, dijo Pascual, que está pensando en la convocatoria de la nueva edición si no hay rebrote pandémico.
De hecho, el de Orúe no es un perfil tan especializado como el de Gil, pero conoce el sector editorial, a las librerías y sabe de las necesidades de los autores desde hace años. Ha peleado por las demandas de todos ellos desde sus columnas de opinión en radio y prensa. Además, cada año cubre la Feria como periodista y sus capacidades para comunicar un nuevo modelo apuntan notables avances (sobre todo desde la edición de 2023). Tomará posesión en los próximos días, antes de las Navidades.
Entre las nuevas responsabilidades de Eva Orúe -que compartía con Enrique Pascual, presidente del Gremio- figura la captación de ayudas e inversiones y tendrá que sentarse a negociar las subvenciones con la consejera de cultura. “Marta, la cruz de Rivera”, como la describió Orúe en una de sus opiniones, tomó la decisión de invertir 100.000 euros para garantizar la celebración de la pasada edición en El Retiro. Todavía no está claro si la cantidad volverá a repetirse. Durante la celebración de la última Feria, la nueva directora cuestionó la percepción de Marta Rivera de la Cruz, cuando esta escribió un tuit en el que mostraba su satisfacción al comprobar las “largas colas” que hicieron los visitantes que pretendían acceder al recinto controlado. “No sé si los que aguantaron horas al sol para luego no poder entrar pensarán lo mismo, Marta”, le contestó Orúe.