Hija de emigrantes centroeuropeos, Ruth Alice Gilbert tuvo una infancia pobre y solitaria en Nueva York. Su madre, costurera y sindicalista convencida, se la llevaba a los mítines. La niña solía aburrirse, pero, en una ocasión, un negro gigantesco pronunció unas palabras y cantó una canción. Desde aquel día, la voz y la presencia de Paul Robeson fueron una inspiración para la joven que comenzó. a su vez, a cantar canciones folk en campamentos infantiles y reuniones sindicales.
Con Pete Seeger, Lee Hays y el joven guitarrista Fred Hellerman fundó los Weavers, el grupo que llevó a la cima de las listas la música folk y la world music 40 años antes de que se llamase así. Los Weavers comenzaron cantando en mítines, manifestaciones y huelgas. El Village Vanguard neoyorquino les contrató para llenar la temporada navideña y, a raíz de la buena acogida obtenida, el grupo decidió convertirse en profesional. Con intrincadas armonías y canciones como Goodnight Irene, If I Had a Hammer, Tzena, Tzena, Tzena o Kisses Sweeter than Wine, los Weavers vendieron millones y coparon las listas de Billboard en los primeros 50.
Los Weavers fueron los que integraron el folk en el mundo de espectáculo tradicional y abrieron la puerta a los Dylan y Baez de los 60. Su mérito fue dotar de contenido radical a una música muy bonita que, de un modo u otro, está grabada en el ADN de la gente. Pero Ronnie recordaba a hombres siniestros que les seguían, a borrachos que les insultaban al pie del escenario y gritos de “¡Fuera comunistas!” que les recibían en ferias y festivales. Había dado comienzo la época de las listas negras y la caza de brujas. Pete y Lee, antiguos militantes del Communist Party USA, fueron denunciados y, en 1961, Pete cumplió una condena, por suerte breve, en prisión.
De los Weavers a las feministas
El miedo de los empresarios en esta nueva situación hizo que escaseasen las actuaciones en teatros y clubs donde hasta entonces los Weavers habían llenado y el grupo terminó separándose. Ronnie se había convertido en esposa y madre. Su joven familia se instaló en California y ella comenzó a cantar en solitario. De vuelta a la Costa Este se integró en una troupe de teatro alternativo estilo Living Theater. A mediados de los 70, estudió psicología y durante algún tiempo trabajo como terapeuta en Nueva York, California y Canadá.
Un día su hija le llamó al teléfono: ¿Conoces a una cantante que se llama Holly Near? Pues te ha dedicado un disco. Ronnie y Holly entablaron una profunda amistad, grabaron tres discos juntas y llevaron a cabo varias giras y. Ronnie acabó integrándose en la escena radical de las folk singers lesbianas de los 80. Allí conoció a la mujer que sería su pareja durante los siguientes 30 años y con quien estuvo casada durante el breve periodo en el que el ayuntamiento de San Francisco permitió el matrimonio homosexual.
Ronnie convertida en una abuelita encantadora, ha seguido cantando hasta muy recientemente. También militaba en el movimiento pacifista Mujeres de Negro y es autora de un monólogo sobre Mother Jones, pionera del sindicalismo norteamericano. Puso su voz en varios documentales sobre temas como el sufragio femenino o la Brigada Abraham Lincoln. Otro monólogo, sobre su vida y sus canciones, Ronnie Gilbert: A Radical Life in Song, se convirtió en el origen de su autobiografía que será publicada en otoño con el mismo título.
Cuando Ronnie Gilbert cantaba, su voz era uno de los sonidos más bellos que el oído humano ha podido captar. Ella se consideraba a sí misma una simple cantante con conciencia social, pero durante toda su larga su vida puso el maravilloso don que la naturaleza le había dado al servicio de la gente y de su lucha por un mundo mejor.