“El rap feminista es necesario porque el feminismo es necesario”

“El rap no es para bailar, es para mover la cabeza y escuchar”. Es una frase de Solo Los Solo, un grupo de rap catalán que tuvo su auge a mediados de los 2000. El enunciado es sencillo: como otros estilos musicales, el rap no entiende de sexos y precisamente por eso, Klitosoviet está en esto. Fue casi por casualidad, pero su primer tema, Golpe de coño, acumula ya cerca de 125.000 visitas en YouTube.

Judith (Alicante), Inés (Albacete), Silvia (Galicia) y Cristina (Alicante) rapearon su primer tema frente al público por no tener alternativa. Este verano todo ha pasado muy rápido, desde la composición del grupo hasta las amenazas de muerte. Las cuatro jóvenes, de 18 a 23 años, militaban en la Unión de Juventudes Comunistas donde se conocieron, y han sido compañeras de clase y camaradas en la organización.

“Estábamos montando unos conciertos y no había ningún tipo de paridad en el cartel. Al final quedó un lineup hipermasculinizado, como todos”, lamenta Judith en declaraciones a eldiario.es. Klitosoviet nació al amparo de un festival con overbooking de hombres que al principio iba a ser una batalla de gallos, pero que al final se convirtió en una jam de rap feminista. “Pensamos primero en leer un manifiesto de temática feminista, pero para entonces ya estaría todo el mundo borracho. Así que dijimos: '¿Y si rapeamos?'”, explica la alicantina.

Patrick Geddes, biólogo y activista británico del siglo XX, habló de pensar globalmente y actuar localmente. Klitosoviet, a su manera, cundió con el ejemplo. “La función de Klitosoviet es utilizar el rap como un altavoz para transmitir una ideología de clase, comunista y feminista”, dice Inés, otra de las integrantes. Poner patas arriba la sociedad patriarcal solo lleva un rato.

'Golpe de coño' a los acosadores

Golpe de coño fue subida a YouTube el 28 de julio. Unas horas después ya se acumulaban los comentarios machistas y homófobos. “Se empezó a difundir entre grupos de extrema derecha. Lo colgó en su Twitter un chaval que es fascista que tiene muchos seguidores y a raíz de ahí empezaron a acosarnos”, explica Silvia. Las insultaron y amenazaron de muerte. También las calificaron como feminazis, lesbianas y heterófobas. Incluso, “nos dijeron que necesitábamos 'violaciones correctivas'”, interviene Silvia al otro lado del teléfono.

Recopilaron todos los ataques y los publicaron desde sus cuentas personales, a las que se sumaron más ataques. “No solo nos amenazaron a nosotras, también lo sufrieron muchas compañeras y camaradas y gente que se puso de nuestro lado”, dice Inés. Al final denunciaron, pero no ha pasado nada: “Este tipo de denuncias se desactivan a las 72 horas”, dice la albaceteña.

Poco tiempo pasó entre el primer episodio y el segundo. “Íbamos a dar un concierto en Villena y la Policía nos recomendó que tuviésemos seguridad. Así que entre varias mujeres organizaron una brigada morada”, dice Judith. Después, alguien se coló en su show, abrió un hilo en un foro de Internet y alentó a la gente a preguntarle sobre lo que estaba viendo. “Hablaba sobre el rap que hacíamos, pero no porque lo hiciéramos mal. Hablaba sobre lo ”feminazi“ que éramos mientras lo retransmitía en directo. La gente le hacía preguntas y comentarios como '¿Por qué no las coges y les das una paliza?', a lo que él contestaba 'No les doy una paliza porque hay un montón de tías con un brazalete morado'”, explica Judith.

El hombre ya había subido más vídeos previamente de ellas, donde se les criticaba por su aspecto físico. “Al final se nos critica por nuestro género o nuestro aspecto y no por la manera en la que rapeamos ni por la manera en la que nos expresamos”, sentencia la alicantina.

El machismo es cosa de todos

¿Es el rap un género propiamente machista? “No. El machismo está presente en todos los estilos musicales”, dice Cristina, que incluso rompe una lanza en favor del reggaeton: “Uno también puede irse al rock español y ver que hay canciones machistas”.

Ni el rap es machista ni el reggaeton es lo que pensamos que es. Depende del cristal con el que se mire y de la sociedad en la que se habite. “Vivimos en una sociedad patriarcal, en un sistema que sustenta cualquier acción que hagamos en su contra. Y la música, sea del género que sea, o apoya de una manera directa (con el amor romántico o las relaciones tóxicas por ejemplo) toda esa simbología o tiene un mensaje contrahegemónico. Caemos en el clasismo al decir que el rap es machista o que el reggaeton es machista”, concluye Cristina.

Las Klitosoviet no tienen intención de parar. Además, advierten: “No somos raperas. Somos mujeres de clase trabajadora, estudiantes, obreras, feministas y comunistas que reivindican mediante el rap ese mensaje”. ¿Por qué necesitamos escuchar rap feminista entonces? “Porque es tan necesario como el feminismo”, sentencian.