Los locos titulares de los 60: arqueólogos de la prensa hortera española antes del 'clickbait'

De vez en cuando, aparecen en las redes sociales imágenes de noticias antiguas publicadas en medios españoles que se hacen virales. Son recortes digitalizados de artículos y breves con titulares que rozan lo delirante y que hoy en día podrían parecer fake news, pero que fueron reales por muy chocantes que parezcan.

Uno de los responsables de la difusión de estos documentos es Javier Ochagavía, un logroñés que atesora un archivo que, de haberlo, podría ganar el concurso a la mejor hemeroteca de la cultura pop en la prensa española. Algunos sorprenden por desvelar facetas poco conocidas del protagonista y otros por ser un homenaje al absurdo involuntario, pero todos provocan como poco una sonrisa cuando no hilaridad.

Ochagavía no recuerda exactamente el momento en el que se convirtió en coleccionista de “revistas, carteles y demás afiches producidos en la España de los años 60 y 70, que es la época que más me fascina, el momento en que las diversas manifestaciones de la cultura pop irrumpen en pleno paisaje y paisanaje franquista: ovnis, discotheques, ye-yés, psicodelia, hippies, drogas, etc.”.

Su cuenta de Twitter tiene 10.200 seguidores, ganados a través de más de 4.000 publicaciones. Para compartir todo lo que tiene almacenado necesitaría años, aunque no tiene contabilizados los números que posee en formato físico, porque, como explica, se niega “a saber cuál es el grado de mi enfermedad coleccionista”. Sí afirma que ha tenido que llevarse periódicos al trastero por razones de “espacio y salubridad. Las revistas y libros desbordan ya las estanterías de mi hogar”. No almacena ejemplares recientes gracias a la posibilidad de consultarlos por internet.

La periodista Valeria Vegas, autora de la famosa biografía Ni puta ni santa. Las memorias de La Veneno, comparte desde su perfil de Instagram fotografías de los protagonistas de la prensa rosa nacional desde los años 60. Otro arsenal de cultura que, con la distancia que otorga el tiempo, ahora se ve con una mirada aligerada de prejuicios.

Lo que en un momento pudo parecer cutre, hortera o chabacano es ahora un tesoro. En los años 90, cuando Chiquito de la Calzada convirtió 'fistro' en una palabra habitual, pocos se imaginaron que la Casa Real acabaría lamentando su muerte en las redes sociales por ser un gran artista de su tiempo. Pues lo mismo podría ocurrir con cualquiera de los protagonistas del timeline de Valeria.

“Todos los domingos acompañaba a mi madre al rastro, y ahí es donde descubrí toda esa prensa de antaño. Me hacía gracia ver el aspecto que tenían actrices o cantantes en décadas anteriores, en ese tipo de fotos tan camp. Hablo del año 97, cuando yo tenía doce años y aquellas imágenes no estaban fácilmente al alcance”, dice la periodista por corre electrónico. Añade que empezó “comprando revistas donde aparecían artistas que me gustaban. A lo mejor un día compraba tres, otros días ninguna, y otras veces el vendedor de turno me hacía un precio especial para quitarse toda esa montaña de papel”.

Su material sale de la prensa del corazón, de revistas como Diez Minutos, Pronto, Lecturas, Semana, abarcando sólo hasta el año 2000. También la revista Interviú y confiesa, “a modo de placer culpable, los periódicos de El Caso”. Lo tiene en su hogar, como Javier, donde ha habilitado una habitación en especial para su almacenamiento: “Hay revistas por toda la casa, pero no llego al Diógenes porque está todo muy ordenado. Solo de Interviú tengo unas 2.000 revistas. De el periódico El Caso, toda la década de los ochenta. Y sumando eso con las revistas del corazón… puede haber 5.000 revistas perfectamente, si no más”.

Valeria comparte imágenes de famosos de otras décadas como las hermanas Hurtado, de la juventud de artistas como Marta Sánchez o de actrices como Julieta Serrano (son algunas de las más recientes). En muchas ocasiones acompaña las fotografías con un texto sobre la persona, ubicándola en el tiempo y poniendo el foco sobre la importancia de su aportación a la cultura popular. Además, también crea series como Amigas de hoy en día, Señoras y caniches o Señoras al aparato (en formato hashtag para agruparlas) que son auténticas joyas.

La biógrafa empezó a distribuir este material porque le parecía “más divertido que compartir un plato de comida, ya que a fin de cuentas, comer, comemos todos, pero cualquier imagen insólita de Massiel, Bárbara Rey, Alaska o Lina Morgan merece ser rescatada. Y procuro subir siempre fotos que sean inéditas en Internet, que no se encuentren de ningún otro modo más que en la propia revista de turno”.

Javier empezó con un objetivo parecido: “Creo interesante y divertido difundir la cochambre que voy desenterrando; y a su vez crear una especie de retroalimentación con aquellas personas que me hacen llegar sus propios descubrimientos” [hay cuentas de Twitter como las de @Tyrexito, @absence o el @ArchivoRTVE donde también aparecen joyas]. No esperaba el éxito que ha acabado teniendo, pero le parece “genial ver que hay tanta gente que comparte esta aberrante inquietud por nuestro disparatado pasado”.

Cuando empezó en las redes, en 2013, Valeria tampoco pensó que su cuenta fuese a interesarle a demasiadas personas más allá de a sus amigas (ahora tiene 14.000 seguidores). “Jugué a inventarme secciones según las imágenes que iba desgranando de las revistas. Todas tenían su ocasión pertinente, desde las Fallas y la Semana Santa, hasta los posados veraniegos o navideños”, reconoce. Porque, en definitiva, su cuenta “es un tributo a los artistas”, y por eso tiende que la empiecen a seguir “actores muy conocidos” o incluso “algunas de las vedettes que por ahí aparecen”.

Cuánto hemos cambiado (o no)

Hace 40 años no existía el clickbait, pero sí la necesidad de llamar la atención del lector, que siempre ha estado ahí. Los protagonistas no eran gatitos que tocan el piano, pero sí melenudos y minifalderas que montaban sindicatos o personajes como Carlos Jesús con declaraciones tan impactantes como: “Se me ha presentado el espíritu de Lola Flores”. 

El lenguaje ha cambiado y la temática de las noticias también. Las revistas del corazón dan prioridad a los dramas familiares hiperbolizados y a los armarios de las mujeres de las coronas europeas. En los periódicos mayoritarios, el papel se ha quedado para “lo serio” y el digital, donde hay más variedad temática, se busca tanto lo exagerado que muchas veces el absurdo que vive en la cotidianidad queda eclipsado (la prensa regional sigue manteniendo algo de ese espíritu y cada cierto tiempo se publican maravillas).

A Javier le gustaba el estilo de los periodistas de las décadas ye-yés, pese a las frases engoladas y al enfoque “carca” que son precisamente los elementos que ahora hace que sean tan divertidos. En cuanto al periodismo de hoy, cree que “el problema es que ahora que pueden abordarse temas políticos, científicos y filosóficos con mayor libertad (al menos, en teoría) y amplitud de miras, siguen presentes las obsesiones y prejuicios heredados del franquismo. Y por tanto, a veces cuesta diferenciar qué titular es de 1965 o de 2019”.

Para Valeria, “antes se hacía una prensa más arriesgada. También los personajes se implicaban de manera distinta, porque hay que tener en cuenta que hasta el 89 no había más que un canal de televisión o uno y medio, dependiendo de la emisión partida de la 2, y por lo tanto la prensa era la vía que los artistas utilizaban para su propia promoción”.

Era un momento en el que se esforzaban en dar titulares y en sacarse fotos surrealistas, algo que, según la periodista, se ha perdido por “toda la oleada de lo políticamente correcto, que condiciona por igual a editoriales que a entrevistados”. Debido a ello, la Valeria adopta una postura con los ejemplares actuales: “Solo los compro si intuyo que dentro de quince años puede ser un revulsivo atemporal”.