Itziar Castro presentó en la Berlinale la película Pieles, un alegato sobre la aceptación de lo diferente y las bellezas castigadas por la sociedad. La actriz posó en la alfombra roja y, como el resto del reparto, subió sus fotos a las redes sociales. Pero ningún otro tuvo que soportar insultos como “mole” ni comentarios desproporcionados hacia su físico. Castro no fue la única. También Anabel Alonso en los Goya y Lady Gaga en la Superbowl han sido víctimas de un estigma muy específico: la gordofobia.
Más allá del escrutinio constante sobre cada centímetro de su piel, muchas artistas sufren el fat shaming, o el escarnio del gordo. Las plataformas que lo denuncian insisten en diferenciar esta discriminación por su alcance global y las consecuencias psicológicas que provoca. Defienden que los cánones de belleza impuestos castigan la talla sobre cualquier otro rasgo físico y deshumanizan a quienes no los cumplen, en especial a las mujeres.
En Estados Unidos, este movimiento forma parte del debate feminista desde los años 70, pero en España todavía es un discurso desconocido, como reseñan en Yorokobu. “Todo responde a un cánon estético, fruto de una sociedad machista que no quiere a mujeres libres”, dice Beatriz Romero, integrante de We Lover Size. Esta web fue el primer medio español que heredó la filosofía body positive de otros países y puso sobre la mesa el término “gordofobia”.
Ellas se han convertido en la voz crítica de una generación vapuleada por una lista interminable de estereotipos. Empezaron dando consejos de moda y belleza a mujeres con tallas grandes, y hoy son lugar de peregrinación para una gran comunidad española en Internet. Sus simpáticos artículos abarcan temas tan dispares como la vida sexual o ideas de decoración, pero sin olvidar que el foco principal es empoderar a las mujeres en su propio cuerpo.
“Todas sufrimos discriminaciones por nuestro físico, pero no se puede obviar que unas son más extremas que otras”, recuerda la periodista. Desde We Lover Size dan prioridad al activismo curvy, como ellas lo llaman, y a alertar sobre las tendencias gordofóbicas que se dan en los medios o en la cultura. Cada vez que una artista es juzgada por su peso en lugar de por su profesionalidad, en We Lover Size saltan las alarmas.
“Hablamos de las famosas por pura visibilidad y porque las reacciones que reciben son muy representativas del imaginario en el que jugamos”, aclara Romero. Pero los correos desgarradores que reciben a diario son situaciones cotidianas que no distan mucho del escarnio público de las celebrities.
El argumento de la salud
Algunos acusan a We Lover Size de promover la obesidad y unos hábitos de vida poco saludables. Lo mismo ocurre cuando la actriz Rebel Wilson se muestra orgullosa de sus kilos o Kim Kardashian viste sin necesidad de cubrir los complejos que le impone la sociedad. “Nos machacan con el tema de la salud, pero ese argumento es falso en muchas ocasiones y deja de lado una parte muy importante, ¿qué ocurre con la salud psicológica?”, se lamenta Beatriz.
En 2015, un estudio de la Universidad de Londres puso de manifiesto que el 40% de los daños psicológicos derivados de la obesidad están causados por el escarnio social. Romero, además, lo relaciona con el concepto de privilegio, la invisibilización en los medios y una discriminación a nivel laboral y personal.
“Los cuerpos gordos han sido oprimidos e invisibilizados en el contexto audiovisual y textil, generando una gordofobia estructural de la que surge un nuevo sistema de privilegios que sitúa a los cuerpos delgados y esbeltos como lo deseable y superior”, escribe la periodista en We Lover Size. Los más agresivos ante esta diversidad corporal son solo la punta del iceberg de una sociedad “enferma”, como la describe Romero.
El mensaje queda claro en cada una de sus columnas. Sin embargo, Romero insiste en diferenciar su web de otras plataformas como Stop Gordofobia, que se dedican a un activismo a nivel político. We Lover Size sería así como un foro especializado que, con los años, se ha extendido hacia otros frentes. “Empezamos centrándonos en el activismo gordo, pero terminamos empatizando con otros tipos de discriminación”, confiesa.
Incorporar la gordofobia al feminismo
Hace tiempo que muchas actrices y personalidades famosas se han plantado ante el escrutinio de sus cuerpos. Sin pelos en la lengua, visibilizan el trato desigual de los medios hacia sus homólogos masculinos y trasladan el discurso body positive fuera de los focos. “Estoy empoderada para mostrarle al mundo mis defectos y espero que eso pueda animar a empoderar a miles de niñas y mujeres en todo el mundo”, escribía Kim Kardashian hace unos meses.
En We Lover Size piensan que ese sano compromiso debería sumar también la visibilización de las tallas grandes. “Desde luego, Lady Gaga o Scarlett Johansson no forman parte de este colectivo, aunque los trolls se ensañen con ellas”. Algunas grandes embajadoras de la causa son Rebel Wilson o Melissa McCarthy, pero desde su plataforma animan a que se incorpore al discurso feminista de cualquier mujer.
“Hay quienes no toleran que Jennifer Lawrence sea una cara visible del movimiento, porque está delgada. Pero yo creo que lo importante es que estemos unidas en esto”, dice Romero. Aunque la periodista también entiende que este colectivo quiera liderar su lucha tras años invisibilizados, como ya se reivindicó en el activismo antirracista o en el propio feminismo.
Saben que es un camino largo pero constante, y que paso a paso se eliminan esos clichés tan dañinos para la sociedad real. “Hace unos años no hubiese existido una Rebel Wilson, aunque siempre interprete a la típica amiga gorda, graciosa y con los complejos justos. Parece que nos tenemos que contentar con eso”, resume Beatriz. Mientras, en We Lover Size darán voz a todas aquellas que quieren verse representadas de una vez por todas en las películas, las revistas o las pasarelas. “Lo principal es empoderar a las mujeres y alimentar este caldo de cultivo revolucionario”.