Burdeos (Francia), 10 mar (EFE).- Fermín Muguruza lleva más de una década como cineasta, pero el antiguo líder de Kortatu o Negu Gorriak, que se encuentra inmerso en la producción de su segundo largometraje de animación, “Black is Beltza II: Ainhoa”, se sigue considerando a sí mismo como “un músico que hace cine”.
“Aunque llevo ya 15 años y cada vez hago menos directos, incluso concibo el cine como si fuera una partitura”, cuenta a EFE el también productor, que este jueves presenta un adelanto de esa cinta en el Cartoon Movie de Burdeos, el principal foro de coproducción para la industria europea de animación.
Muguruza (Irún, 1963) retoma la historia de “Black is Beltza”, estrenada en 2018. Esta vez el protagonista no es Manex Unanue, sino Ainhoa, la hija que este tuvo con la revolucionaria cubana Amanda Tamayo.
“Ahora es ella la que hereda ese espíritu de viajar, de intentar comprender qué está pasando en distintas partes del mundo, y a la vez de participar en los eventos de los que es testigo”, dice el músico vasco.
En la primera cinta, el viaje vital de Unanue acercaba al espectador al movimiento de las Panteras Negras contra la brutalidad policial que sufría la comunidad afroamericana en Estados Unidos, la revolución cubana, la dictadura franquista y las figuras de Malcolm X o Mohamed Ali, y esta segunda parte está ambientada en el final de los ochenta.
El desencadenante de la película que inició la saga fue el veto que hubo en Nueva York en 1965 a que los gigantes negros de la comparsa de Pamplona desfilaran por la Quinta Avenida y este es el viaje que Ainhoa, criada en Cuba, hace para conocer la tierra de su padre
La joven viajará después por un mundo que tiene como telón de fondo la revolución sandinista, en el que empieza a perfilarse el fin de grandes guerras, como la de Irán e Irak, y en el que se avecinaban las negociaciones en Argelia entre el Gobierno español y ETA.
Pero este filme tiene también un fuerte componente autobiográfico, ya que ella irá con sus amigos en 1988 al concierto que marcó la disolución de Kortatu. “Sirve de homenaje a mi hermano”, dice Muguruza sobre Íñigo, miembro también de ese grupo y fallecido en 2019.
REPARTO CONOCIDO
Es una película con un fuerte trasfondo político, en la que la banda sonora, en la que suenan también The Pogues o Soapkills, tiene su propio protagonismo, y que cuenta con un elenco destacado para dar voz a sus protagonistas.
“La gente quiere estar ahí. Sabe que es muy artesanal y quieren apoyarla porque quieren que se cuenten ese tipo de historias”, señala el director de intérpretes como Antonio de la Torre, Ariadna Gil o Itziar Ituño.
Muguruza anticipa que este largometraje, que se estrenará en España el 30 de septiembre, puede despertar sentimientos encontrados: “Estoy acostumbrado a que siempre esté en el punto de mira de lo que es esa batalla por la libertad de expresión y estoy convencido de que en este trabajo vamos a tener que seguir peleando”.
Al Cartoon Movie llega para presentarlo en el mercado y con la voluntad de encontrar apoyo que facilite su proyección internacional. El primero fue incluido en el catálogo de Netflix y para este el director sigue abierto a explorar distintas ventanas de distribución.
“Simplemente el que se vea que estamos presentes tiene una repercusión muy importante. Creo que (el Cartoon) es en ese sentido el mercado más importante, en Europa pero incluso me atrevería a decir que a nivel mundial”, señala de este foro francés, inaugurado el martes y que se clausura este jueves.
Como en la primera película, esta segunda parte irá acompañada de la publicación paralela de un cómic e incluso del lanzamiento de una cerveza. Y el cineasta no se atreve a afirmar de forma categórica que la historia tenga con ella un punto y final: “Nunca digas nunca jamás”, apunta.
“Black is Beltza II: Ainhoa” es uno de los ocho proyectos españoles de esta 24 edición del Cartoon Movie, que en total ha seleccionado a 57. Esto coloca a España en el segundo lugar, por detrás de Francia (15), en una edición marcada por una vuelta a la normalidad tras su celebración virtual el año pasado.
Marta Garde