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El Festival de Cine de Gijón apuesta por “un cine que genere pensamiento crítico”

Oviedo —

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Juan González.

Gijón, 14 nov (EFE).- El director del Festival Internacional de Cine de Gijón (FICX), Alejandro Díaz Castaño, (Bimenes, Asturias, 1979) quiere mantener el estilo “rompedor y de vanguardia” característico del certamen que se realiza cada año desde hace más seis décadas porque considera que el glamour y la alfombra roja son prescindibles y apuesta por programar películas “que generen pensamiento crítico”.

“El glamour y la alfombra roja no nos interesan, son algo accesorio, lo que pretendemos es que el festival genere debate con películas que nos enriquezcan a todos porque generan pensamiento crítico”, ha dicho Díaz Castaño en una entrevista con EFE antes del inicio, mañana, de la 62ª edición del certamen.

Díaz Castaño, al frente del festival desde 2017, ha considerado que el cine comercial “no necesita de los festivales” y aunque puntualmente se pueda incorporar alguna obra de algún género “liviano” en la programación de Gijón, esa no es la norma porque hay que “apoyar al cine comprometido”.

En ese sentido, se ha pronunciado por un “cine más arriesgado, más provocador y políticamente comprometido, que haga tomar conciencia del mundo y que habitualmente no se exhibe en las salas comerciales”.

Díaz Castaño ha valorado que muchas películas que no eran tenidas en cuenta por las distribuidoras consiguieran llegar al circuito de salas después de haber sido programadas en el festival de Gijón.

Una programación “redonda y equilibrada”

La 62ª edición, en la que participarán dos centenares de cineastas, productores y profesionales del sector audiovisual y se proyectarán unos 170 títulos, comenzará con algunas películas que han agotado las entradas una semana antes de la inauguración.

Díaz Castaño ha destacado que la programación de este año está “muy bien abrochada, redonda y equilibrada” y que no la cambiaría por ninguna otra de las ediciones anteriores.

El director ha apuntado que cinco sesiones de cinco películas con temáticas distintas han agotado las entradas desde la semana anterior, entre ellas 'Algo viejo, algo nuevo, algo prestado', una historia mitad ficción y mitad realidad sobre el ambiente mafioso de las apuestas clandestinas, del director argentino Hernán Roseelli, que compite en la sección oficial.

Otro de los largometrajes que conseguirá llenar la sala de proyecciones al haber vendido todas las localidades es 'Misericordia', un thriller rural minimalista del francés Alain Guiraudie, galardonada con el premio a la Mejor Película en la Seminci.

“Me ha sorprendido el interés del público por estas películas, habiendo en la programación otras que fueron nominadas a los Premios Óscar”, ha dicho el director del FICX, que se ha mostrado optimista respecto a la posibilidad de acabar el festival con la mayoría de las proyecciones con la sala llena.

“Las expectativas son buenas y el ambiente que se palpa en las calles y en las redes sociales demuestran que hay interés”, ha asegurado Díaz Castaño, quien ha recordado que fue la pasada edición cuando se recuperaron las cifras de público previas a la pandemia.

Algunos cambios

Este año se han introducido algunos cambios en la programación y se ha creado la sección Premier, se ha ampliado la sección oficial Albar y se ha eliminado la sección que agrupaba las producciones asturianas que ahora estarán distribuidas de manera transversal en todas las secciones.

También se han elevado los premios que eran los más bajos comparándolos con otros festivales, incluso de menor tamaño, con una dotación de 40.000 euros a la ganadora del Premio Principado de Asturias a la Mejor Película, y otras cantidades menores en una “especie de pedrea” a largometrajes, cortos, directores, actores y actrices, ha indicado.

El director ha apuntado además que la organización ha apostado por incluir en las secciones competitivas películas “cortas” de alrededor de 60 minutos, que habitualmente no forman parte de la programación de los festivales.

“Hemos asumido el riesgo de proyectar películas cortas en la sección oficial, convencidos de que lo que importa es la calidad y no el metraje”, ha afirmado.

Para Díaz Castaño, la mayor diferencia del festival de Gijón con otros es la “cercanía” de los cineastas invitados con el público porque se intenta “juntarlos lo más posible en espacios de convivencia diurnos y nocturnos”.

Otro de los elementos que el director ha destacado es la apuesta por el cine de directores residentes en Asturias o de rodajes en la comunidad, ya que considera que estas producciones deben ser apoyadas para crear y fortalecer la industria audiovisual local.