Los cineastas Clara López Rubio y Juan Pancorbo han seguido con sus cámaras durante más de tres años la lucha jurídica del exjuez español Baltasar Garzón para defender al “hacker” Julian Assange, una pelea que aún no ha concluido y de cuyo resultado “va a depender la libertad de expresión en el mundo”.
Con esta máxima, que dice Garzón en la cinta, se ha grabado “Garzón/Assange, el juez y el rebelde”, según han explicado los directores en una presentación a la prensa de este documental, que se emitirá el lunes 29 de mayo en el canal de televisión Historia, disponible en varias plataformas de pago.
El documental cuenta varios años de la vida del creador de WikiLeaks desde el momento en que pide asilo político en la embajada de Ecuador en Londres y contrata a Baltasar Garzón para que dirija el equipo procesal que elaborará la estrategia internacional que le evite la deportación a EEUU.
“Sabíamos que detrás de la colaboración del juez Garzón reconvertido en abogado del hacker más famoso del mundo había una historia por contar”, ha explicado Pancorbo, mientras López Rubio ha añadido que sentían “curiosidad” por averiguar “por qué abogados internacionales de prestigio, como el propio Garzón, quisieron trabajar para Assange, y sin cobrar”.
“Estando con ellos vimos que lo que les movía era la idea de la libertad de expresión. Ninguno de ellos estaba allí solo para defender a Assange de unos presuntos delitos sexuales cometidos en Suecia. Hablaban de libertad de prensa, del derecho a la información, de transparencia, y esa es la visión que hemos querido mostrar”, explica López Rubio.
Este punto de vista desde los abogados y una cierta “imagen cordial” de Assange, que reconocen mostrar, se explica en parte por la cláusula firmada con WikiLeaks de no publicar nada que pudiera comprometer o perjudicarle, y también, añade Pancorbo, porque no tuvieron tanto acceso al personaje como para hacer un retrato.
“La película no toma posición respecto a Assange, sino que le muestra como él se vende”, abunda el productor español de la cinta, Juan Úbeda, que defiende que el espectador tiene que posicionarse sobre el hecho de que “haya una persona, sea Assange o no, que lleva siete años pendiente de un proceso sin acusación”.
“Va de los abogados, no analiza a Assange -insiste el productor-. No resolveremos nunca quién es Assange, es demasiado complejo, pero queda claro que está atrapado en un sistema kafkiano”.
Reconocen los cineastas su frustración cuando dieron por terminado el rodaje, en el verano de 2016, “y seguían pasando cosas, como las filtraciones sobre Hillary Clinton, pero no podíamos hacer nada más, salvo una segunda película”, señala López Rubio.
Aún así, el “bandazo” de Assange está contado en la cinta, desde “lo que percibimos, porque no pudimos hablar con ellos”, explica Pancorbo.
“Es cierto -añade- que notamos un cambio radical en la percepción del personaje cuando los sectores demócratas y liberales le dieron la espalda. Volvía a ser antipático para la gente. Nosotros mismos estamos muy enfadados con él -precisa-, ese giro que dio nos dejó a todos un poco descolocados; pero creo que nunca pensó que ganara Trump”.
Pancorbo concluye que, en su opinión, lo fundamental “está” y no cambiará mientras “no haya una acusación por parte de Suecia o se confirme que es un tipo que trabaja para Putin. Pero es evidente que pasarán más cosas, y sería bueno contarlo”.
A la realizadora, que, como su compañero, se estrena en la dirección de cine, le gustaría que el documental “aportara la idea de la motivación de los abogados, el tesón que les lleva a seguir trabajando años y años por defender la libertad de expresión y de información”.
Además de documentos inéditos del caso, el documental ha contado con material facilitado por WikiLeaks y ofrece fragmentos de una entrevista exclusiva con Assange.