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Germán Díez novela a los héroes anónimos del 2 de Mayo que inmortalizó Goya

EFE

Valladolid —

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Francisco de Goya, con sus pinceles, legó para la historia el ejemplo de los héroes anónimos que el 2 de mayo (Carga de los Mamelucos) y el 3 de mayo de 1808 (Fusilamientos de Príncipe Pío), protagonizaron dos momentos claves de la historia contemporánea que han inspirado a Germán Díez para armar un relato.

El resultado es una novela, “¡Los reyes nos han vendido!” (M.A.R.) en la que Germán Díez Barrio (Buenavista de Valdavia, Palencia, 1952) se pregunta: “¿quién hace la historia? ¿Los que aparecen en grandes letras con títulos y honores o los héroes anónimos que hicieron posible ese brillo con su sacrificio?”.

Este escritor, profesor de instituto jubilado y con una amplia trayectoria dedicada a la literatura infantil y juvenil, ha respondido a esas preguntas en forma de novela con un personaje central, el 'hombre de la camisa blanca', que destaca en el lienzo de Goya con su indumentaria, el rostro oscurecido y los brazos en cruz antes de recibir la descarga de fusilería del invasor francés.

“Los héroes tienen que ser los que no tienen nombre, eso es lo que realmente me interesa, en este caso los que se levantaron en Madrid contra Napoleón”, algunos de los cuales han roto el anonimato con nombres como el de la adolescente costurera Manuela Malasaña, ha explicado el autor en una entrevista con la Agencia Efe.

Al igual que hizo Galdós en sus Episodios Nacionales con la figura de Gabriel de Araceli, Germán Díez se ha servido del 'hombre de la camisa blanca' y del 'cojo de la Puerta del Sol' para recrear los sucesos previos al inicio de la Guerra de la Independencia (1808-1812), derivada de la actitud de Carlos IV y Fernando VII, “de lo más negado que ha tenido la historia de España”, ha subrayado.

“Fueron unos inútiles totales y por culpa de ellos Madrid vivió el 2 y 3 de mayo de 1808 los días más aciagos”, ha insistido este escritor que ha centrado buena parte de su imaginario literario en el Siglo de Oro, “de una grandeza literaria y social”.

A la manera cervantina, Díez Barrio también desliza buena parte de su mensaje a través de las conversaciones mantenidas entre el cojo y el de la camisa blanca, “unos diálogos cargados de ironía y humor dentro de la tristeza y desolación del momento”, como expresión del momento que atravesaba el país.

“¡Qué tristeza para un país no tener a nadie en quien creer! ¡Era tanta la necesidad de tener un rey estable!”, se lamenta el hombre de la camisa y pantalón amarillo horas antes de ser prendido tras atacar con una navaja a un soldado francés y de rendir su vida en el promontorio de Príncipe Pío.

Los restos de los fusilados descansan en el mismo lugar donde pasaron a la historia, en el denominado Cementerio de los Patriotas, sin señalizar y promocionar apenas, junto a una ermita cerca de las gemelas de San Antonio de la Florida, cerca del río Manzanares y de la Quinta del Sordo desde la que Goya vio o se imaginó ese cuadro.

Díez, especializado también en gastronomía y tradiciones populares, ha reivindicado a estos innominados “que representan al pueblo como protagonista verdadero de la historia”, en este caso con su levantamiento contra el tirano de Europa, similar al que después se propagó en diversos lugares de España durante una guerra que ha dejado batallas de renombre (Moclín, Bailén, Arapiles y Vitoria, entre otras).

“Me gusta mucho la historia, disfruto con ella especialmente la del Siglo de Oro, que no tiene fondo, aunque me cuesta el doble de esfuerzo por la documentación y la búsqueda de una forma diferente de contarla, de otra manera, no lineal”, ha resumido este escritor.