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Ninguno de los informes de 2006 se opuso al viaje de la Dama de Elche

Peio H. Riaño

14 de febrero de 2022 22:47 h

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La petición del Ayuntamiento de Elche para mostrar en la primavera de 2006 el icono íbero a la población del lugar donde fue hallada propició una cadena de estudios que venían a descubrir un hecho mucho más alarmante que su salida temporal del Museo Arqueológico Nacional (MAN): jamás se había investigado la pieza desde su llegada a España, en 1940, tras su paso por el Museo del Louvre. Aquel acontecimiento reveló que la arqueología y el patrimonio no son ajenos a la bronca política y, lo más importante, puso en marcha hasta tres investigaciones oficiales que analizaron el estado de conservación de la piedra caliza y de la policromía de la Dama de Elche.

Unos años antes, coincidiendo con sus cien años desenterrada, se apuntaron algunas intenciones para su futuro estudio. Corría el año 2000 y se tomaban “micromuestras” de la piedra con la intención de descubrir el estado real de la escultura de más de 26 siglos de antigüedad. Aquel primer intento de análisis se quedó a la espera de que la voluntad política que lo pusiera en marcha. Ocurrió cinco años más tarde, ante la petición de traslado a la ciudad alicantina. En 2005 se constituyó una comisión con varios equipos para determinar la viabilidad del traslado.

Incidieron en perspectivas diferentes, pero todos coincidían en un mismo aspecto: temían más a una limpieza de la piedra que al viaje a Elche. Este periódico ha acudido a consultar el archivo del Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE), donde se conservan dichos informes disponibles al público. El último de todos está firmado por los geólogos del IPHE, José Navarro Gascón y Pedro Pérez García, en abril de 2006. En esa fecha el viaje ya estaba aprobado (el convenio se firmó un mes antes) y preparado para que sucediera unos días después. Este estudio no fue determinante en la decisión porque llegó tarde y porque los expertos no desaconsejaron su traslado a Elche.

Extremar las precauciones

“Por su carácter altamente higroscópico y elevada solubilidad (360 gr/l a 20ºC) el cloruro sódico presenta una movilidad muy elevada, razón por la que deben extremarse las precauciones para evitar oscilaciones en las condiciones higrométricas de exposición, almacenamiento o transporte de la obra con objeto de evitar el desarrollo de ciclos de disolución-cristalización que generarían daños en la roca”. Como puede leerse en sus observaciones, los geólogos no se oponen al viaje, pero piden que se “extremen las precauciones” en el mismo.

Los geólogos coinciden con el resto de informes desarrollados un año antes que el suyo en que la limpieza de los cristales de sal no ofrece garantías de recuperar la superficie original, porque están “enraizados”. Otro dato importante: advierten que les es “difícil” evaluar el estado general de salificación que presenta el busto porque la información obtenida en laboratorio procede de micromuestras.

Un año antes, en 2005, el Departamento de Bienes Muebles del Instituto del Patrimonio Histórico Español (IPHE) entrega el primer informe relativo al traslado. Conclusión: no se oponen al traslado, sino a la limpieza. “No creemos que el futuro traslado temporal de la Dama de Elche deba de estar ligada necesariamente a una intervención previa de restauración y que lo que procede es la elaboración de un plan de conservación preventiva que garantice la idoneidad de las condiciones ambientales en las que se debe mantener la obra, tanto durante los traslados como durante su estancia en la sala en que vaya a ser expuesta en Elche, asegurando así su estabilidad e integridad”, dicen.

Dama “estable”

El estudio más amplio, sin duda, se entrega un año antes del traslado, en mayo de 2005, y lleva la firma del IPHE. El “Anteproyecto de estudio del estado de conservación de la Dama de Elche” es un informe de una veintena de páginas en las que se reclama, sobre todo, la elaboración expresa de un Plan de Conservación Preventiva para la escultura. Los especialistas llaman la atención sobre dos aspectos: la carencia de estudios técnicos sobre la estructura caliza que garantizasen su perfecta conservación y el rotundo rechazo a cualquier tipo de limpieza de la pieza por los daños que podría causar.

El IPHE no ofreció dudas sobre el estado de conservación en el que se encontraba la escultura (y se supone que se encuentra porque no hay constancia de nuevos estudios): “Estable”. Estable “incluso en las zonas aparentemente más dañadas”. El escrito técnico aclara que las sales incluidas en el sistema poroso de la roca no daban ningún signo de actividad “a pesar de haber estado expuesta a condiciones ambientales muy diversas (Elche, Museo del Louvre, Museo del Prado, Museo Arqueológico)”. Por eso, rechazaron cualquier intento de desalación (limpieza) porque no ofrecía garantías y suponía un alto riesgo. Y terminaban con un matiz clave: “Dado que va a estar siempre sujeta a condiciones ambientales controladas en museo, no existe justificación técnica para asumir los riesgos que suponen la aplicación de este tipo de productos” para su limpieza.

Para los técnicos del IPHE, la Dama no corría peligro si se controlaban las condiciones ambientales “en museo”. No determinaron cuál, simplemente lo condicionaron a que fuera una institución capaz de regular la humedad y la temperatura. La estabilidad es la clave de la conservación y, a pesar de su buen estado de conservación, reclaman al MAN “mejorar la vitrina” donde se expone... De hecho, el Ayuntamiento de Elche creó el Museo Arqueológico y de Historia de Elche (MAHE), en el Palacio de Altamira, para recibir en las condiciones necesarias a la figura.

Estudio pormenorizado

Los técnicos aclaraban que la limpieza era el auténtico peligro que podía dañar los restos de la escasa policromía que se conserva en la superficie de la Dama. Y para el caso de la manipulación y el transporte sugirieron un estudio pormenorizado de las condiciones que asegurase las mínimas consecuencias en la conservación de la escultura: “Todo ello sin dejar de constatar que estas intervenciones no son recomendables por lo que suponen de modificación de los parámetros de equilibrio de los que actualmente goza la Dama”. Y el Ministerio organizó un equipo, con Víctor Cageao al frente, cuya misión fue revisar que el espacio reuniera las condiciones arquitectónicas para recibir la Dama. “Viajé hasta en dos ocasiones y el espacio que proponían para la exposición reunía las condiciones adecuadas”, cuenta a este periódico.

Con este informe sobre la mesa, la comisión permanente del Patronato del Museo Arqueológico Nacional decidió que el préstamo sería posible. Se impusieron unas condiciones estrictas similares a las que suceden habitualmente en los préstamos entre instituciones. Todo apunta a que este informe de los técnicos del IPHE de 2005 haya sido el empleado por el Ministerio de Cultura ahora para denegar el viaje en 2022 a Elche. Este periódico reclamó el informe al Ministerio de Cultura, pero la institución indicó que no disponía de él para su comunicación a la prensa.

A finales de enero, la Dirección General de Bellas Artes aseguraba al alcalde Carlos González (PSOE) que “el estado actual de la pieza desaconseja cualquier movimiento”. Aunque ya hemos visto que el informe contradice este punto, porque la situación de la estatua es “estable”. También añadían en su negativa que “la pieza se encuentra en un delicado equilibrio y que cualquier traslado, vibración o cambio en las condiciones medioambientales puede desencadenar procesos de degradación irreversibles”.

Una decisión política

En aquella comisión estaban representados la dirección del MAN, la Subdirección General de Museos Estatales, la Dirección General de Bellas Artes y la Subdirección General del Instituto de Patrimonio Histórico Español (antiguo IPCE). Álvaro Martínez Novillo era el responsable del IPHE entonces y tuvo un papel decisivo en las actuaciones y decisiones que se adoptaron. Reconoce a elDiario.es que el traslado tuvo “una carga política fuera de lo normal”, que no recuerda con exactitud lo que decían los informes pero que los técnicos del MAN no eran partidarios de que el icono del museo lo abandonara. “[Los del IPHE] pensábamos que no había tantos riesgos”, añade.

Tiene claro que “había un compromiso desde el Ministerio de Cultura [cuya responsable era Carmen Calvo] de cumplir con las autoridades de Elche”, advierte el historiador, único superviviente de las negociaciones que lograron traer El Guernica a España, en 1981. Martínez Novillo reconoce que una decisión así siempre es “muy discutible” y que “el criterio científico no suele resolver estas polémicas”. “La postura del Ministerio de Cultura era favorable al traslado, pero se pusieron muchísimas condiciones para el viaje, por ejemplo, un camino circulando a 40 para evitar vibraciones. No pasó nada porque el plan estuvo muy bien diseñado y se limitaron todos los riesgos. Se pusieron todas las condiciones y eso fue ejemplar, pero son riesgos extraordinarios. Y generó estudios que no existían. Es sorprendente que una pieza como esta no tuviera estudios a fondo. Hicimos un esfuerzo especial”, recuerda Martínez Novillo.

Así que el responsable del IPHE explica por teléfono a este diario que en el viaje de medio año se respetaron las condiciones ambientales de la Dama al máximo y que se preservó su estabilidad. En seis meses pasaron más de 380.000 personas por el museo recién inaugurado en Elche. Aquel año visitaron el MAN casi 220.000 personas. El récord de visitas quedó registrado el año de la reapertura tras la reforma del edificio, en 2014, con casi 770.000. ¿Es partidario del nuevo traslado a Elche? “No, no soy partidario”, responde Novillo.

El alcalde Carlos González quiere un año la Dama de Elche en el MAHE para celebrar el 125 aniversario de su hallazgo este agosto y llegar al millón de visitantes. Tiene reservados 1,2 millones de euros para volver a reformar las salas donde iría ubicada la pieza. González no da por perdido el traslado porque, en un inesperado giro de los acontecimientos políticos, el Ministerio de Cultura ha anunciado que creará una nueva comisión constituida por las mismas instituciones (IPCE y MAN) que dieron su visto bueno en 2006 para analizar el estado de conservación de la pieza “apoyándose en los últimos avances tecnológicos”. Revisarán los informes y valorarán la posibilidad de la salida y este martes el alcalde se reunirá con Isaac Sastre, el director general de Bellas Artes que sustituye a Dolores Jiménez-Blanco, que decidió abandonar el Ministerio por el devenir político de este caso.