Noticia servida automáticamente por la Agencia EFE

Un Jesús que mata, una Virgen que arde y otros relatos apócrifos que la Iglesia rechazó

Madrid —

0

Marina Estévez Torreblanca

Madrid, 16 nov (EFE).- Catherine Nixey, de formación católica, se sorprendió al conocer textos de los primeros siglos del cristianismo en los que un niño Jesús mataba gente o una Virgen María ardía, relatos que la Iglesia consideró apócrifos -es decir, falsos- y que la historiadora y periodista británica analiza en el libro 'Herejía'.

Todo empezó cuando leyó en la Biblioteca Británica escritos satíricos sobre Jesús y otros profetas contemporáneos del filósofo griego del siglo II Celso. “Tuve que resistir la tentación de dar un codazo a la persona que tenía al lado y decirle: ¡Mira! ¿Sabías esto?”, explica Nixey a EFE en Madrid, donde ha viajado para promocionar la traducción al castellano de su obra, editada por Taurus.

La autora lo vivió como “una revelación” que le empujó a profundizar en los relatos paralelos a los ortodoxos y las vidas de profetas más o menos contemporáneos a Jesús que compartían rasgos similares.

Es el caso de Apolonio de Tiana, al que la Iglesia tachó de “anticristo”, y que, según los escritos sobre su vida, hizo milagros como resucitar a una joven, tuvo discípulos, y una madre que había recibido la revelación del origen divino de su futuro hijo durante el embarazo.

Nixey también empezó a analizar textos alternativos sobre el propio Jesús. “Leer sobre un Jesús que mata te hace ver las cosas en la Biblia de manera diferente. Hay un momento en el evangelio de Mateo en que dice 'No he venido a traer paz, sino espada', lo que resulta realmente desconcertante cuando lo escuchas en la Iglesia”, remarca.

El relato de un niño Jesús que lanza maldiciones letales a otros que le molestan se incluye en el evangelio apócrifo “De la infancia de Tomás”, que data de una fecha anterior al siglo V.

Algo parecido ocurre con el 'Pseudoevangelio de Mateo', del siglo VI, en el que una mujer intenta confirmar la virginidad de María después de dar a luz introduciendo la mano en su vagina, que de inmediato empieza a arder, quemando a la incrédula. De este texto provienen también las tradicionales figuras del burro y el buey en el Belén, que Benedicto XVI ya ordenó evitar en Navidad.

Otro elemento popular que tampoco aparece en la Biblia oficial es el del infierno, una idea a la que durante siglos no se ha querido renunciar.

Pero ¿por qué triunfaron unos relatos frente a otros? Según Nixey -que es hija de un fraile y una monja que abandonaron sus órdenes religiosas- al margen de cuestiones de creencias, en las que no entra su libro, el principal motivo es su antigüedad, “fueron populares desde el principio”.

Pero también señala razones como que durante siglos los historiadores cristianos no dedicaron tiempo ni esfuerzo a conservar y difundir ningún tipo de relatos no ortodoxos. “Muchas de las historias de este libro fueron enterradas, en algunos casos literalmente, cuando el cristianismo accedió al poder en el siglo IV”.

El primer emperador cristiano fue el romano Constantino, pero “¿qué habría pasado si hubiera sido egipcio y hubiera sido criado como gnóstico en lugar de proto ortodoxo? La historia hubiera sido otra”, reflexiona Nixey.

En todo caso, a su juicio, las versiones después consideradas heréticas persistieron durante más tiempo del que a la Iglesia le hubiera gustado y “es una historia definitivamente más complicada” que la que se quiere contar.

El libro en el que Nixey trata todas estas cuestiones se ha titulado “Herejía”, una palabra que procede del verbo griego 'hairéo', que significa 'escoger'. La autora ha querido remarcar esta idea, ya que a su juicio, entre los relatos del cristianismo, “se escogió hasta conseguir una especie de homogeneización”, y después, el mero hecho de elegir, la 'herejía', se convirtió en un veneno a eliminar.