Hay artistas que perduran en la memoria colectiva, primero como iconos, luego como leyendas. John Lydon (Londres, Reino Unido, 1956), más conocido como Johnny Rotten, fue el vocalista del grupo de punk Sex Pistols desde su creación hasta su disolución tras durar solo tres años como banda, así como en las repetidas reuniones. Con los Pistols creó un legado punk que permanece en la historia de la música como una de las corrientes más influyentes de su época. Compuso el famoso éxito God Save The Queen, una burla y crítica social directa a la corona británica y que, además, parodia desde 1977 su propio himno nacional.
Tras el fin de la banda y motivado por las discrepancias que tuvo con las grandes distribuidoras, la fama y su imagen, creó Public Image Limited en 1978, ya historia del post punk con la que acaba de sacar su onceavo álbum y el primero en ocho años: End Of World. Este viernes 20 de octubre toca en la sala Shoko de Madrid.
En estos párrafos podrían ir descritos todos los galardones que el cantante punkie ha recibido, pero él reniega de la mayoría. Ha rechazado, junto a Sex Pistols, aparecer en el Hall de la fama del Rock and Roll. “No soy ningún icono”, defiende. Lydon atiende a elDiario.es por videollamada desde su casa en California. Se muestra sonriente y hace bromas constantemente. Asegura que le gusta despertarse pronto y ver el amanecer. Contesta rápido a las preguntas que se le plantean y sin tapujos, aunque no siempre parece reflexionar todo lo que dice. En 2020 dijo apoyar a Donald Trump y en esta entrevista reconoce que la extrema derecha le parece igual que la extrema izquierda. Pero todo lo dice entre risas.
Con sus letras crudas y satíricas, Lydon siempre se ha cuestionado el sistema educativo, la monarquía, el poder o la acumulación de dinero en unos pocos. Reivindica que para crear música, “lo fundamental es hacerlo con amigos”. Antes de comenzar la entrevista, bebe té de su taza de ‘California Republic’. “¡Viva la República!”, dice riendo al señalársela.
Este es su primer álbum desde hace años, pero no deja de ser el número 11 con Public Image Limited. ¿Qué se puede esperar?
Sí, ha pasado mucho tiempo, pero durante una época, unos 18 años, estuvimos sacando mucha música. Las discográficas me mantuvieron endeudado y, hasta que no recuperé ese dinero, no se me permitió practicar mi oficio. Es decir, actuar en directo o grabar. En ese tiempo gané suficiente dinero para hacer exactamente lo que quería. Me compré a mí mismo fuera de esas etiquetas y nos reiniciamos con nuestro propio sello, PiL Official Ltd. Y ahora no somos responsables ante nadie más que nosotros mismos. Hemos grabado tres álbumes con la misma gente. Es una situación que nunca se dio en mis primeros tiempos porque las compañías discográficas interfieren constantemente. Ahora estamos solos, pero mejor.
Su mujer falleció hace unos meses... ¿Cómo ha sido el proceso?
No podía abandonarla. Tenía que dedicar lo que quedaba de su vida con todo lo que tenía. Y es lo que hice. Y cuando supe que estaba un poco mejor el año pasado, me las arreglé para llevar el trabajo musical a un estudio en Inglaterra. Grabamos un álbum muy rápido y manteniéndonos en contacto. Todos los días en el iPad como si estuviéramos aquí. Le encantaba que le leyera las letras antes de ponerle la música porque le gustaba reírse de ellas. Ella piensa que todo lo que hago es gracioso y por eso la echo mucho de menos. Tenemos que superar las cosas de la vida. Y ahora nos vamos de gira. Y sí, vamos a estar por España.
En Being Stupid Again [Ser estúpido otra vez] critica, como de costumbre, el sistema de educación y el dinero que se invierte en él. ¿Por qué?
No estoy criticando, estoy haciendo una crítica al respecto. Me parece espantoso que salgan mentes jóvenes no educadas, influenciadas por creencias políticas que simplemente no entienden. Y son muy volátiles. Así que estoy aguantando y diciendo chicos y chicas, escuché todo esto en los sesenta con la banda The Bombs Save the Whale. ¿Y por qué eso no fue a ninguna parte? Solo seamos amigos entre nosotros. Todos podemos discrepar. Pero si nos enemistamos tan fácilmente, es como un comportamiento violento. Hablemos de los problemas.
Si aceptas ciegamente reglas y normas de filosofías, sobre todo si son políticas, puedes hacer el ridículo y te conviertes en un arma muy peligrosa
En el álbum habla del 'status quo' y el 'establishment'. ¿Aún se sigue cuestionando el sistema?
Joder, totalmente. Creo que debes cuestionarlo todo. De lo contrario tu vida es venenosa. Si aceptas ciegamente reglas y normas de filosofías, sobre todo si son políticas, puedes hacer el ridículo y te conviertes en un arma muy peligrosa. Analiza todo antes de actuar.
Como ha comentado, usted ha creado su propio sello musical. ¿Cómo de importante es escapar de las grandes compañías para hacer lo que realmente quiere?
Es esencial. Las grandes corporaciones toman decisiones por ti sin que estés incluido en las reuniones. Llamo a esas reuniones “muerte por comité” porque, después de celebrarlas, te envían un manifiesto que se espera que estés obligado a seguir. Yo nunca lo hice, y eso me valió el título de “difícil” para trabajar, del que estoy muy orgulloso. En PiL todos sabemos que tomamos nuestras propias decisiones. Ya no hay dictados de arriba. Uno puede seguir con la forma corporativa que te odia y te ve como nada más que dinero, hay a gente que le funciona y es lo que quiere, pero se puede llegar a hacer diferente.
Y eso representa el Do It Yourself [Hazlo tú mismo], clásico del ideal punk, ¿no?
Siempre ha sido Do It Yourself. Siempre. Es la mejor manera. Y lo más brillante de PIL ha estado ahí. Pero ahora improvisamos. Si el estudio no funciona, lo incorporamos a la mezcla. Es una forma intrépida de hacer las cosas. Un mal obrero culpa a sus herramientas y el buen trabajador hará que sus herramientas rotas funcionen. Bingo.
En los 80 decía que PiL es más una compañía que una banda. Entonces, ¿qué es ahora?
Son mis amigos por encima de todo. No me importa la musicalidad, lo primero es la amistad, porque significa que puedes confiar en la gente con la que trabajas y conoces sus defectos y los altibajos de su personalidad. Pero si estás trabajando con músicos de sesión totalmente entrenados, lo que he hecho en el pasado, es sin vida, sin sentido. Y eso que podría funcionar, pero no lo recomendaría.
Ya, claro.
Me refiero al álbum llamado 'Álbum'. Mi banda no era lo bastante competente para enfrentarse al estudio de grabación. Bill Laswell dijo que conocía algunos nombres. Yo no sabía lo que quería decir con eso, pero cuando Ginger Baker [baterista] entró por la puerta insistió. Y ha sido una de las personas con más talento que he conocido en toda mi vida, pero no lo recomendaría a diario.
¿Por qué?
¡Porque está loco! [ríe].
Ha hablado de la importancia de los conciertos y la música en directo. Pero también de que no debería haber barreras entre público y artista. ¿Sigue pensando igual?
Sí. Necesitas un poco de barrera por razones de seguridad, pero como banda no estaremos a 12 metros de ti. Es muy importante establecer contacto visual con el público porque así es como sé si están entendiendo la canción o no, o si realmente les está afectando como debería. Y eso es maravilloso. Y eso significa que sólo con sus energías, con la forma en que me miran, me están diciendo lo que hay en sus corazones. Podemos improvisar en el escenario e incorporar esa emoción.
En los macrofestivales de hoy en día son habituales las prácticas de los ‘front stage’, que separan a los artistas del público. ¿Qué piensa de ellas?
No me gustan demasiado los festivales modernos. Es como que quieres escuchar a varias bandas que tocan a la vez a 3.000 millas entre ellas y al final no llegas a ver nada como te gustaría. Cuando era joven, solía ir a todos los festivales de música. He visto bandas increíbles gracias a eso, y lo que me encantaba del Festival de Glastonbury. Uno tras otro y lo compartían todo entre ellos. Ahora se ha convertido en un sucio y horrible negocio. Pero de vez en cuando, si también viene a lo de hacer un festival, lo haremos.
Rechazó en su momento entrar al Museo del Rock. Dijo que no quería ser un icono británico. ¿No le gustan los reconocimientos?
Para algunas personas podría ser algo bueno. En mi caso, sé que no es mi ambición, no es mi deseo, simplemente no me he puesto por encima de nadie. Trabajo en igualdad de condiciones y no exijo adoración. No soy la típica estrella del pop. En todo caso, soy lo contrario.
Los Sex Pistols son una referencia histórica del punk. En un contexto de agitación política, también sirvieron de concienciación social. ¿Cree que la música puede tener aún esa utilidad?
Los Sex Pistols llegaron en un momento determinado de la historia. No fue organizado ni planeado. Era eso lo que quería la Madre Naturaleza. Y estábamos más que felices de cumplir ese papel. Así que no hay ningún pensamiento deliberado en mi mente en particular porque yo escribí las malditas canciones. Si hay problemas en la vida, enfrentarse a ellos y que no sean un problema nunca más. Y eso es lo que sigo haciendo. Por eso el nombre de Public Image Limited significa exactamente eso. Limitamos nuestra imagen pública porque me parece corrupta.
Le han hecho una serie a los Sex Pistols dirigida por Danny Boyle, ¿le ha gustado?
Los Pistols se dejan llevar por la decisión de Walt Disney Productions de llamarme para sacar un asqueroso falso documental. Yo, como la mayoría de los seres humanos, me opuse porque sospechábamos que iba a ser una mierda. Y lo fue.
Soy parte de lo que llamamos librepensadores
Hablando de los Pistols, Jamie Reid, diseñador de la portada de God Save The Queen, falleció el pasado mes de agosto. ¿Qué piensa de su trabajo y su constante relación con el activismo político?
Él no hizo el artwork. Yo tuve una gran contribución en eso. Tuvimos debates sanos y discusiones sobre lo que iba a ser al final. Pero bueno, que Dios lo tenga en su gloria. Ha sido un buen hombre. Jamie era un marxista en toda regla, pero curiosamente un marxista que exigía un alto sueldo por su trabajo. Me parece que los socialistas de champán todavía abrazan los beneficios del socialismo, siempre y cuando estén viviendo en sus grandes castillos ricos en la colina. Y lo siento yo y mi gente, la clase trabajadora, no queremos ser solo sus basureros. Queremos ser capaces de mejorar nuestras vidas y todos los manifiestos comunistas matan la creatividad.
¿Sigue considerándose anarquista?
Sí. Este no es lugar para mí. Soy parte de lo que llamamos librepensadores. Todos los trabajadores de la fábrica quieren hacer algo mejor para sí mismos. Eso los convierte en librepensadores, no en enemigos del Estado. Pero, la libertad necesita dos alas para volar, una a la derecha y otra a la izquierda. Es sólo mi punto de vista.
La mejor política pública que he visto en toda mi vida es en Italia, donde nada tiene sentido. Votan a gente sin ninguna buena razón, ya sean strippers o lo que sea. Y, cuando esas personas intentan hacer algún tipo de cambio en la sociedad italiana, son inmediatamente reemplazadas. Me encanta que Italia sea una película de Fellini y absolutamente capaz de brillantes creaciones artísticas, ya sean barcos, muebles o coches de motor Ferrari. Pero hacen todo esto bien demostrando su élite. Son muy inteligentes.
Bueno, pero los italianos destacan por tener integrada a la mafia en el poder político y han sufrido a corruptos en cargos públicos.
Sí, pero es parte de su sistema, ¿no? Eso les gusta y parece que saben lo que hacen [ríe].
Entonces, ¿qué piensa del Gobierno de extrema derecha con Meloni?
Es una locura. Es maravilloso y refrescante como siempre, nunca se sabe lo que va a venir después en Italia, pero sea lo que sea, no cambiará el estilo de vida de Nápoles. Les gusta mucho tener almuerzos de tres horas. ¡Por eso luego se forman esos atascos!
Pero para mí, la extrema izquierda o extrema derecha es exactamente el mismo problema: estar en una dictadura
Vale… Pero, ¿qué opina de lo que está pasando en tantos países diferentes con la extrema derecha?
Justo lo que acabo de decir de las horas de almuerzo en Italia. Bueno… Hola, España. Usted está fuera a medianoche para tomar la mejor comida. Son grupos de personas inteligentes. Deje que la gente sea feliz y que resuelvan su propia vida. Y sí, soy consciente de que en España existen problemas políticos.
Insisto, ¿no le asustan los problemas que trae la extrema derecha, como la xenofobia, el racismo o el odio a grupos minoritarios?
Dios mío, se ha ido tan a la extrema izquierda... Qué esperar si el péndulo oscila demasiado hacia ese lado, volverá con algunas nubes y será igual de dañino hacia el otro. Pero para mí, la extrema izquierda o extrema derecha es exactamente el mismo problema; estar en una dictadura. Estemos en el medio, ¿se acuerda? Necesitamos dos alas para volar.
La reina Isabel II de Inglaterra murió hace poco más de un año. ¿Aún piensa que la monarquía es una institución corrupta?
Nunca he sido un gran admirador de la monarquía. Los veo como parasitarios. Se aprovechan de la gente. No hacen nada excepto como atracción turística. Pero eso no significa que odie a la Reina como ser humano. Todo lo contrario.