“Me iba a dormir temprano. Luego me despertaba y volvía a hacer lo que me ordenaban. Así un día tras otro. Y otro día. Como si viviera en el día de la marmota, durante 13 años”. Este es solo uno de los demoledores testimonios que Britney Spears ha recogido en sus memorias, La mujer que soy (Plaza y Janés), que han llegado este jueves a las librerías de todo el mundo. 274 páginas en las que la cantante se ha arrancado la mordaza que la ha mantenido controlada, infantilizada y en algunos momentos hasta tutelada durante sus 41 años de vida.
La 'princesa del pop' se ha abierto en canal para contar en primera persona episodios como el doloroso aborto al que se sometió sin acudir al hospital tras quedarse embarazada de Justin Timberlake, el día en el que se rapó la cabeza al cero y cómo se gestó su beso con Madonna durante su actuación en los MTV Music Awards en 2003.
Spears revela que durante su infancia sus padres se peleaban constantemente, en gran parte por el alcoholismo de él. “Lo normal es que me sintiera asustada en casa”, reconoce en el inicio de la autobiografía en el que explica que fue una asistenta la que despertó su amor por la música tras escucharla cantar góspel. La disciplina en forma de clases de danza estuvo muy pronto presente en su rutina. Con tan solo cuatro años, protagonizó su primer solo en una función de Navidad del colegio y con cinco años ganó su primer concurso de baile. Tenía 15 años cuando firmó su primer contrato discográfico.
La artista lamenta que no pudiera tener una infancia “normal”, ya que con ocho años se presentó al casting de El club de Mickey Mouse, algo que consiguió un año después junto a Christina Aguilera, compartiendo elenco con Keri Russell, Ryan Gosling y una de las figuras peor paradas de la narración, el cantante Justin Timberlake. Su relación con él comenzó años después, en 1999, tras compartir gira con la banda de la que él formaba parte, NSYNC.
“No podía evitar darme cuenta de que las preguntas que le hacían a él en los programas eran muy diferentes a las que me hacían a mi. Todos hacían comentarios sobre mis pechos, querían saber si me había sometido a alguna operación de cirugía plástica”, recuerda sobre la hostilidad, intromisión y sexualización a la que estuvo sometida en los platós de televisión desde el inicio de su carrera. También fue juzgada por su vestuario, coreografías y puesta en escena (en la misma línea que las que recibió Aitana en el inicio de su gira a principios de este mes).
Las críticas se acrecentaron tras la gala de los MTV Video Music Awards del año 2000. En un programa televisivo posterior, la grabaron mientras le ponían su actuación: “Decían que me había vestido demasiado sexy y que estaba dando mal ejemplo a los niños. La presentadora me preguntó qué opinaba sobre las afirmaciones de que estaba corrompiendo a la juventud de Estados Unidos”. Otros tantos se ocuparon de afearle que no era auténtica: “¿Por qué todo el mundo me trataba como si fuera peligrosa? Era como si pensaran que por ser sexy tenía que ser estúpida, que por tener un buen cuerpo era inconcebible que tuviera talento”. Entre medias debutó en el cine en la película Crossroads: Hasta el final, experiencia que no disfrutó demasiado, y quedó finalista junto a Rachel McAdams del casting de El diario de Noa.
Spears se fue a vivir con Timberlake a Orlando y, durante su romance, explica que supo que se acostaba con otras mujeres: “Era evidente que iba de flor en flor. Era una de esas cosas que sabes, pero te callas”. La cantante se quedó embarazada y, aunque ella estaba dispuesta a tener el bebé, accedió a no tenerlo porque él no quería ser padre.
“No acudimos a ningún médico ni hospital para que me practicaran el aborto. Era de vital importancia que nadie se enterara, así que la única solución fue hacerlo todo en casa”, afirma. No se lo contó a su familia, se tomó unas pastillas y, tras notar unos calambres “insoportables”, se metió en el baño y se quedó durante horas tumbada en el suelo, sollozando y gritando. “Quería algún tipo de anestesia. Fue una de las experiencias más agonizantes de mi vida. Aun así, no me llevaron al hospital”. La pareja estuvo junta desde 1999 hasta 2002, pero no especifica en qué año ocurrió.
Tras su ruptura –luz de gas por parte del actor mediante–, el álbum que él lanzó incluyó la canción Cry Me A River, en cuyo videoclip aparecía una chica muy parecida a Britney que le ponía los cuernos. “Los medios me describieron como una ramera que había roto el corazón al chico favorito de Estados Unidos. Él no se dio cuenta del poder que tenía para demonizarme. Creo que todavía a día de hoy no lo ha entendido”, comenta. El tema convirtió los abucheos en una constante dentro de la vida de Spears, que recibió insultos hasta en un partido de los Lakers.
El beso con Madonna y su corte radical de pelo
Madonna fue un apoyo muy importante para Spears en uno de los momentos más críticos de sus principios, en los que estuvo sumida en una depresión que le llevó a aislarse en su piso en Nueva York. “La industria musical está creada para los hombres. Si eres una 'niña buena' como yo, te pueden destrozar completamente. Madonna se dio cuenta de que lo que quería era agradar”, asegura la artista sobre el que acabó siendo el germen de su histórica actuación en los MTV VMA en la que ambas artistas se besaron, junto a Christina Aguilera, que también besó a Madonna. Un gesto que habían fingido previamente en cada uno de sus ensayos. “Se armó la gorda”, expresa sobre el momento que le valió para rebelarse.
Más adelante se casó con el bailarín Kevin Federline, con quien tuvo dos hijos: Sean Preston y Jayden. A partir de entonces, el cuestionamiento sobre si era una buena o mala madre fue voraz en cada entrevista y artículo que se publicaba sobre ella. La relación no terminó bien y, durante su divorcio, Paris Hilton la ayudó. Con ella empezó a salir de fiesta. “No fue tan salvaje como se pintó”, defiende antes de hacer referencia a la noche que pasó con ella y Lindsay Lohan, que dejó para la posteridad una famosa instantánea de las tres juntas en París. ¿Qué hicimos esa supuesta noche loca de la que todo el mundo armó tanto revuelo? Nos emborrachamos. Eso fue todo“, zanja.
Federline quiso convencer de que la cantante estaba “descontrolada” para que no pudiera quedarse con sus hijos. Un día le prohibió verlos después de una semana. Se presentó en su casa, pero aun así le prohibió entrar. Tenían cinco y 17 meses, y su reacción motivó uno de los momentos más controvertidos de su trayectoria: “Me entraron ganas de derribar la puerta con todo un ariete para alcanzarlos. Ya no sabía qué hacer. Los paparazzi fueron testigos de todo. No describir la sensación que sentí, me tenían acorralada. Como siempre, era la presa de esos hombres pendientes de que hiciera algo que pudieran fotografiar. Y esa noche les di material de primera”.
“Entré en una peluquería, agarré la maquinilla de afeitar y me rapé al cero. A todo el mundo le pareció divertidísimo. ''¡Mirad lo loca que está! Hasta mis padres se avergonzaron de mí. Con la cabeza rapada, todo el mundo se asustaba de mí, incluso mi madre. Nadie quería hablar conmigo porque estaba muy fea”, describe sobre lo que significó aquella acción.
“Fue una manera de decirle al mundo: 'Que os den'. ¿Queréis que esté guapa para vosotros? Que os den. ¿Queréis que sea buena para vosotros? Que os den. ¿Queréis que sea la chica de vuestros sueños? Que os den. Llevaba años siendo la niña buena. Sonreía educadamente en los programas de televisión mientras los presentadores me miraban los pechos lascivamente, mientras los padres estadounidenses afirmaban que estaba destrozando la vida de sus hijas por llevar un top ombliguero, mientras los ejecutivos me daban palmaditas condescendientes en la mano y se replanteaban mis opciones profesionales aunque hubiera vendido millones de discos, mientras mi familia se comportaba como si fuera una mala persona... Y estaba harta de todo eso”, escribe.
13 años de tutela/cárcel
Pero lo peor estaba aún por llegar. Pese a que indica que no tenía problemas con las drogas, decidió ingresar en una clínica de desintoxicación porque le aconsejaron que le ayudaría a recuperar la custodia de sus hijos. Su padre le recibió allí diciéndole que era “una deshonra”. Ingresó en el hospital en otra ocasión antes de que su familia orquestara el engranaje que derivó en que viviera tutelada durante 13 años: “La curatela fue solicitada porque supuestamente yo era incapaz de hacer cualquier cosa: alimentarme, gastar mi propio dinero, ser madre... cualquier cosa. Así que, ¿por qué me llevaron unas semanas tarde a grabar un episodio de Cómo conocí a vuestra madre y luego me lanzaron a una extensa gira mundial?”.
En el libro afirma que estuvo años sin poder ir al baño en privado, su padre llegó a ocultar micrófonos en su casa, estaba totalmente atrapada sin poder controlar ningún aspecto ya no solo de su carrera, sino de su vida, incluida su fertilidad. La cantante publica que su padre no le dejó pedir cita para el médico cuando quiso dejar de usar el DIU. Cuando en 2018 se negó a repetir el espectáculo Residency Show que había protagonizado un año antes en Las Vegas, su familia le hizo desaparecer y la encerraron durante tres meses y medio en un hospital donde la medicalizaron con litio.
Al mismo tiempo, en las calles surgió el movimiento global #FreeBritney, que pidió la “liberación” de la artista de la tutela médica y jurídica que le impedía vivir y decidir como cualquier persona adulta. Una enfermera del centro le enseñó imágenes de lo que estaba sucediendo fuera. Aquello le dio mucha fuerza. Logró volver a casa pero no fue hasta el 22 de junio de 2021 cuando llamó al teléfono de emergencias para avisar de que su padre había “abusado de la curatela”. La Justicia terminó dándole la razón y ordenando el fin de la tutela legal en noviembre de ese mismo año. Y ahora, dos años después, ha podido adueñarse por primera vez de su propio relato en sus recién publicadas memorias.