España, un país con una larga tradición de golfos, timadores y ladrones

Policías, bandidos, pícaros, espadistas, pistoleros, agentes dobles, golfos, matones, bohemios… Todos ellos, y muchos más, son los protagonistas absolutos de Fuera de la ley. Hampa, anarquistas, bandoleros y apaches. Los bajos fondos en España (1900-1923), el nuevo libro publicado por La Felguera. Un volumen de más de 500 páginas que recoge decenas de textos alrededor de la golfería y la criminalidad de ese primer cuarto de siglo.

Servando Rocha ha sido el encargado de editar este trabajo, que muestra una España desconocida y poco estudiada. Una época donde conviven espiritistas, grupos terroristas de extrema derecha y apaches (forajidos tatuados huidos de Francia) junto a un nuevo periodismo que recorre España y se introduce en las barriadas más degradadas.

A través de documentos de todo tipo, fichas policiales, artículos de prensa o reportajes fotográficos, Rocha nos descubre una historia que nos pertenece pero que ha permanecido oculta hasta hoy.

He leído que la idea de realizar el libro surge tras leer La busca de Baroja. ¿Qué otros libros o autores le han inspirado?La busca

Nace de todo el imaginario que crea la serie La lucha por la vida de Baroja, pero, al mismo tiempo, de preguntas que yo tenía sin resolver. Luego hay una serie de autores de cabecera que la gente conoce: Bernaldo de Quirós u otros criminólogos de la época. La referencia inicial que teníamos era un libro que se llamaba Fuera de la ley, publicado en Francia. En origen no estaba tan pensado en los bajos fondos, pensaba en figuras más heroicas. Ha sido una investigación de Biblioteca Nacional pura y dura. He tardado año y medio en recopilar todo.

¿Por qué ese primer cuarto de siglo?

Porque el país que se muestra es un país totalmente irreconocible. Todo el mundo sabe qué pasa a partir de Primo de Rivera, que es cuando comienza la contemporaneidad en España. Pero en las dos primeras décadas del siglo pasado, que en Francia están vinculadas al arte y a la música, aquí conviven la quema de iglesias en la semana trágica de Barcelona con célebres bandoleros como Pasos Largos, del que ofrecemos una entrevista de 1934.

El libro no solo se compone de noticias o artículos, sino que ha querido ir un poco más allá ofreciendo documentos singulares de aquellos años. Una de las joyas es el cuaderno de fichas policiales. ¿Cómo llegó hasta él?

La digitalización en España es muy mejorable. Hasta hace poco la hemeroteca digital online era lamentable. El interés es que son fichas policiales anteriores a la huella dactilar. Antes de que la huella se utilizase para identificar, se identificaba por los tatuajes pintados a mano alzada, los seudónimos y referencias como “malo anarquista”, “muy anarquista” o “gitano y, como todos los gitanos, hombre de poco fiar” y cosas de ese tipo.

En este caso, son principios de siglo, se retira el jefe de la cárcel de Bilbao y los funcionarios le regalan como final de su vida laboral cerca de mil fichas policiales encuadernadas. Son como ocho tomos que están en la Biblioteca Nacional.

¿Y qué me dice de las fotografías de las infraviviendas que había en el Manzanares? Esas barriadas tienen su propia literatura.

Las fotografías de las infraviviendas son un poco mas conocidas, se trata de un informe de 1914 de la vivienda insalubre en Madrid. El documento es infumable, es un informe de estadísticas, pero incluye un reportaje fotográfico. Esas imágenes son de las pocas que documentan todo el imaginario de Baroja, todo lo que eran las barriadas de las Injurias y las Cambroneras, lo que ahora es la glorieta de Pirámides.

A mano izquierda estaban las Injurias, a mano derecha las Cambroneras, un poco más allá las montañas de Príncipe Pío, donde estaban los trogloditas, otra historia alucinante. La mayoría de estos lugares no habían sido fotografiados y gracias al reportaje podemos hacernos una idea de como eran.

Otro de los documentos que merece la pena destacar es el diccionario criminológico. Lo explica muy bien en la introducción, comentando que existen muchos diccionarios de términos, pero ninguno refleja nuestro habla como este.

A todo esto se la ha llamado germania, que es el lenguaje de los criminales. Uno de los diccionarios más conocidos es el de Bernaldo de Quirós, pero si tú comienzas a leerlo no hay ni una palabra que se utilice hoy en día. Sin embargo, lees el que nosotros hemos incluido, escrito por un guardia civil en los años 20, y muchas palabras se siguen usando todavía.

Veo que hay muchos recortes de periódicos y revistas. ¿Ha encontrado alguno realmente de interés?

Hay un periódico que es un filón, que cualquier editor que lea esto debería de publicarlo. Se llama Museo Criminal y es el auténtico antecesor de El Caso. Era la antigua revista de la Guardia Civil, incluía siempre el retrato de un anarquista y relatos de bandoleros. No era nada sensacionalista, ellos tenían acceso a las fichas policiales, a las historias que pasaban.

Por otro lado, llama la atención lo bien escritos que están muchos de los textos y descripciones que se recogen. Se aprecia un interés por contar historias de una forma diferente. ¿Hay alguno que destacaría?

En busca de los apaches, este artículo es una pasada. Dos periodistas recorriendo los sitios por donde han cruzado los apaches, preguntando a las señoras y recogiendo lo que estas les decían sobre los tatuados. Era nuevo periodismo español. Hay otros muchos reportajes donde los periodistas salen de noche y hacen investigaciones sobre el tráfico de la novocaína o el opio y los cabarets.

Fuera de la ley también descubre una serie de personajes completamente estrambóticos, pero que son reales y existieron en aquellos años: Pasos Largos, el último bandolero, Ramón Fernández, el Sherlock Holmes español, o Eduardo Arcos, un ladrón que tenía como modelo a Fantomas.Fuera de la ley

Aquí hay mucho de reencantar nuestro propio pasado y muchas veces tiene que ver con el pop. Entre contar la verdad o la leyenda, elegimos la leyenda. Y está bien que sea así.

A la mayoría de personajes que aparecen no los conocía. El falso barón Koenig, por ejemplo, era un individuo que se había dedicado a estafar. En Argentina se había montado unos matrimonios por conveniencia, se había hecho pasar por el propietario del Casino de Montecarlo y cuando lo trincaron huye. Viene a España, sigue cometiendo estafas en el norte y llega a Barcelona justo en el momento de la I Guerra Mundial, donde empieza a ofrecer sus servicios a la autoridad para acabar con los anarquistas.

El anarquismo tiene un papel importante en el libro. ¿Qué quería explicar?

Cuando se habla del anarquismo hay que hablar de la violencia, eso no se puede omitir. Pero a raíz de descubrir La Banda Negra, que es algo que poca gente conoce, te das cuenta de que toda la violencia anarquista de Durruti y compañía fue defensiva. Existían cuerpos parapoliciales de la patronal que iban matando anarquistas, entonces los anarquistas llegado un momento deben armarse. Luego ya todo se confunde y no se sabe quien ataca primero, pero ese terrorismo tiene un origen y es un terrorismo que ha sido de derechas, igual que ha existido en Italia o Alemania.

Otro asunto importante es el de la actualidad, que los textos sean elementos vivos que pueda traer al presente. Un ejemplo son los recorridos que hacen por la ciudad a partir de rutas y personajes que aparecen en los libros.

La idea de que en una taberna o en un café cantante se pudieran encontrar matones pertenecientes a La Banda Negra, junto a pistoleros, apaches y tatuados parece un poco de novela, pero eso existió.

Hasta ahora todo esto había estado un poco mutilado, era meramente historia, costumbrismo. Son textos que los han convertido en fósiles del pasado. Para mi lo importante de la historia es traerla al presente.

Cuando alguien descubre a Baroja, las descripciones del golfillo y luego del golfo, su mirada ya no es la misma. Pasas por las mismas calles que se describen y sabes que ahí ha ocurrido algo. Nada desaparece. Absolutamente nada desaparece. Ocurre que las huellas se van camuflando, pero siempre están ahí. Que los muertos del pasado se paseen por el presente de los vivos, que el pasado tenga una rabiosa actualidad.