La 73 Feria del Libro de Madrid, que comienza el próximo viernes 30 de mayo y durará hasta el 15 de junio, tendrá más expositores que en años anteriores. Hasta 508, un 16,3% más que hace dos años. Por el contrario, el aumento de casetas es nimio, 364, sólo ocho más, un 2,19%. El incremento de los expositores se debe casi en su totalidad al mayor número de editores presentes, puesto que de los 272 de 2012 se ha pasado a 352 en esta edición.
Estas cifras sirven para reflejar varias realidades del panorama editorial actual. La primera, los nuevos sellos aparecidos en los últimos años. La segunda, la pequeña estructura, económica y de personal, de estas editoriales que les obliga en muchos casos a compartir la caseta por los propios estatutos de la feria y para aunar gastos. Y la tercera, pese a todo, hay que estar allí por visibilidad, por entrar en contacto con los lectores y aumentar ventas.
Pero estar en la alfombra de libros que cada año dispone el parque de El Retiro para los lectores no sale gratis. La Feria está organizada por el Gremio de Libreros de Madrid, la Asociación de Editores de Madrid y la Federación de Distribuidores. Para obtener una caseta es necesario tener al menos 121 títulos vivos en el mercado, es decir, que no estén descatalogados. Además, el stand tiene un coste de 1500 euros más IVA (durante las tres semanas), un dinero que se retribuye al Gremio de Libreros, y que sin ser una cantidad excesiva, sí supone una buena inversión para muchos de estos sellos.
“Lo hacemos así porque no se le puede dar espacio a todos. Nosotros recomendamos que se agrupen porque es una forma de poder estar. Y sí, es evidente que últimamente han aparecido muchos sellos pequeños. Está claro que montar una editorial es más fácil que una librería”, explica el director de la feria, Teodoro Sacristán.
“La concentración en las casetas tiene dos factores. Por un lado, es verdad que hay muchas editoriales que no pueden acudir de forma independiente y tienen la necesidad de trabajar en equipo. Y sí, esto es un reflejo de cómo está el panorama del sector editorial. Por otro lado, está nuestro caso, que lo hacemos porque empezamos así y nos gusta trabajar juntos”, admite Diego Moreno, de la editorial Nórdica, que este año volverá a compartir caseta con el resto de sellos de Contexto (Impedimenta, Libros del Asteroide, Periférica y Sexto Piso), y quien, por otra parte, no cree que este modelo sea negativo: “Ahora mismo, todo lo que sea asociarse es la única manera de salir adelante. No queda más remedio que ceder parte de la soberanía y del ego”, añade.
Cuanto más grande, mejor
Precisamente, otra editorial que compartirá espacio será Errata Naturae, que lo hará junto a Libros del KO, como ya hiciera el año pasado. Según comenta su editor, Rubén Hernández, su decisión viene marcada porque no alcanzan el número de títulos necesario. “Nos hemos quedado en 98”, admite. No obstante, aunque no tiene ningún problema con sus socios de stand, él no cree que sea bueno el criterio que imponga la feria para compartir sea el económico “y que se subdivida el espacio, porque eso llevaría a que todo el mundo entrara en un mismo número de metros. Hay que tener en cuenta que al final, el espacio que tienes es directamente proporcional al beneficio final”. Es decir, cuanto más grande, mejor. Y desde Errata ya están pensando en acudir solos el año que viene.
Mientras tanto, para muchos es la única solución. Y ni siquiera para todos. También hay sellos que se quedarán fuera, como Los Libros del Lince, a cuyo frente está Enrique Murillo. “No, no vamos porque ahora estoy yo solo en la editorial y durante los dos últimos años hemos estado económicamente mal. Además, hace dos años ya estuve y no me gustó cómo fue. No porque fuera mucha inversión, sino porque siempre hemos sido muy poca gente y es mover mucha estructura”, admite este editor.
Una Feria para salvar los muebles
Sin embargo, el creciente número de expositores también refleja que en la Feria hay que estar. Por varios motivos. Uno es el económico: aumentan las ventas. De hecho, para Errata Naturae el año pasado supuso un 15% más que en 2012. También es rentable para los libreros, aunque en este caso sólo pueden participar los de Madrid que pagan su cuota trimestral al Gremio, cercana a los 70 euros al trimestre, y cuya caseta cuesta en torno a los 1400 euros (aunque el coste va por tramos según el número de trabajadores).
La propia presidenta del Gremio de Libreros de Madrid, Pilar Gallego, sostiene que el año pasado marcó un punto de inflexión después de varios meses de caída en ventas –hasta un 15%. “El dato de este primer trimestre, según Nielsen, es que han caído un 7%, que no es tanto, pero es una caída sobre otra caída. Este año tenemos una esperanza de ventas aceptable. La feria no va a hacer que superemos la crisis, pero estimula”, mantiene, eso sí, siempre con una mirada hacia la climatología. Un análisis del que también se hace partícipe Diego Moreno: “Los años de crisis muestran que son buenos años de feria. Si la gente se ha reservado para comprar libros, ahora aprovecha”.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que este año el catálogo de los expositores será menor porque se han editado muchos menos libros, situación que se observa desde hace dos años. De hecho, los títulos publicados cayeron un 16,3% de 2012 a 2013. “Es un ajuste que ha hecho la crisis, pero que es positivo, porque ha demostrado que la superproducción de títulos era un engaño, porque el número de las devoluciones también era creciente. No se puede editar tanto si no se va a”, insiste Gallego.
César Rendueles, en la jornada inaugural
Bajo el eslogan Deletrear el mundo, la edición de este año cuenta con un presupuesto de 1.028.000 euros y un nuevo patrocinador estatal, La Casa de la Moneda y Timbre, que aporta más de 45.000 euros, cantidad que ha dispuesto el Banco Sabadell. Bankia volverá a estar presente, pero sin ningún apoyo económico, solamente con el cajero automático móvil.
Entre las nuevas actividades destaca el homenaje que se le brindará al escritor Gabriel García Márquez, recientemente fallecido, y el micro de la feria, rescatado de los años treinta, y por el que pasarán hasta 16 personajes del mundo editorial, desde editores a libreros, escritores y periodistas para recitar pasajes de libros. También se han abierto como nuevos pabellones la Biblioteca Eugenio Trías y la Casa de Vacas, donde habrá representaciones teatrales. Además, la conferencia inaugural, que tratará sobre El gobierno de los libreros. Un elogio anticapitalista del mercado, será impartida por el profesor y autor del libro Sociofobia, César Rendueles, lo que puede sonar a un soplo de aire fresco. Sin embargo, el modelo principal se mantiene. Según el programa, este año tampoco habrá un país invitado –la presencia de escritores internacionales es muy escasa- ni tampoco hay una estructura de presentación de libros muy llamativa, más allá de los volúmenes sobre la I Guerra Mundial ya editados.
“Es cierto que algún cambio más necesita en breve, pero también es verdad que el público demanda este modelo de firmas que ahora tenemos”, manifiesta Teodoro Sacristán. ¿Incluso los personajes mediáticos? “Nosotros no podemos censurarlos. Son personajes además creados por los propios medios”, añade.
El libro electrónico, inexistente
Aparte del pabellón de Samsung –también es patrocinador-, que aprovechará para mostrar sus tabletas, este año el libro electrónico tampoco tendrá presencia en la feria. Las grandes multinacionales electrónicas –ni las pequeñas editoriales y librerías digitales- no pasarán por El Retiro. Desde el Gremio de Libreros manifiestan que, en primer lugar, tiendas como Amazon, no están asociados, “y aunque nos han pedido estar, para tener una librería física hay que someterse a unas reglas”, asegura Pilar Gallego. “No ha tenido la implantación en España que ellos esperaban. Ellos creían que aquí iban a estar de otra forma, pero hay unas reglas”, reconoce a su vez Sacristán. De momento, además, prosigue la demanda que los libreros interpusieron contra el imperio de Jeff Bezos por los descuentos en sus libros.
Este viernes empieza la feria y, de momento, el ambiente es positivo. “Sale rentable. No te cambia el año, pero siempre es buena”, confirma la editora Ofelia Grande, de Siruela. Dentro de tres semanas, los resultados.