Los grandes parecidos entre 'Patria' de Aramburu y la biografía del exetarra Iñaki Rekarte

Francesc Miró

15 de septiembre de 2020 22:37 h

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Premio nacional de narrativa, Premio de la crítica, Premio Euskadi de literatura, Premio Francisco Umbral, más de un millón de lectores, 34 ediciones y pronto una serie de HBO: Patria es uno de los fenómenos editoriales más importantes e incontestables de nuestro país en lo que llevamos de siglo. 

También es, probablemente, la novela sobre el conflicto vasco más leída de la historia. No son pocos los escritores y escritoras que se han acercado al tema, pero todos, con mayor o menor suerte, tenían como frontera natural el habla hispana. En cambio, la novela de Aramburu ha sido traducida a 12 idiomas y es un éxito en ferias literarias de todo el mundo.

Entre muchas obras sobre el tema, en mayo de 2015 se publicó en nuestro país Lo difícil es perdonarse a uno mismo, biografía de Iñaki Rekarte escrita por el periodista Mikel Urretabizkaia y publicada por Ediciones Península. Un año antes de la llegada del 'boom' de Aramburu, aquel libro contaba la historia de uno de los miembros de ETA que consiguió la libertad tras aplicársele la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos que derogaba la retroactividad de la doctrina Parot. Lo cierto es que su historia guarda no pocas semejanzas con la de Patria. Hasta el punto de que existen pasajes del libro de Aramburu con un parecido más que razonable con el de Urretabizkaia. elDiario.es se ha puesto en contacto con la editorial Tusquets y ha intentado hacerlo a través de ella con el autor. La compañía no ha querido hacer ningún tipo de declaración al respecto.

Mikel Urretabizkaia, autor de Lo difícil es perdonarse a uno mismo, cuenta a elDiario.es: “Veía cosas que me sonaban mucho y claro, me llamó la atención la primera vez que leí Patria. El etarra Joxe Mari me parecía muy conocido, y cuando hice una lectura más reposada y con más frialdad, ya me resultó bastante llamativo. Porque el porcentaje de etarras que se han arrepentido es mínimo, y el de etarras que entran en la cárcel sin una ideología clara y después allí se forman una, también”.

Afirma que esa segunda lectura no la realizó hasta estar confinado por el coronavirus. “Antes no le di importancia. Pero estas similitudes son lo que son: hablamos de dos libros que están a la venta, y cualquiera puede cogerlos y comparar”.

De Iñaki a Joxe Mari

Rekarte fue condenado a 203 años de cárcel por haber colocado un coche bomba en Santander en 1992. El atentado acabó con la vida de tres personas, un hombre en la treintena y un matrimonio de unos cuarenta años. También dejó una veintena de heridos. En mayo de 2015, cuando se publicó Lo difícil es perdonarse a uno mismo, el exmiembro de ETA fue entrevistado por Jordi Évole en Salvados. Fue uno de los episodios más vistos de la historia del programa. Había entrado en ETA a los 19 años. Pasó dos décadas en prisión. 

A lo largo de las casi 700 páginas de Patria, Fernando Aramburu repasa 30 años de historia del conflicto vasco a través de dos familias: la de Txato y Bittori, y la de Joxian y Miren. El primer matrimonio tuvo dos hijos antes de que Txato muriese asesinado por ETA: Xabier y Nerea. Joxian y Miren, por su parte, tuvieron a Arantxa, Gorka y Joxe Mari. Cada uno con su desarrollo dramático, su propio recorrido en el mapa de personajes extenso y ambicioso de Patria, cuya profundidad fue una de las razones aducidas por el jurado del Premio Nacional de Narrativa 2017 para otorgarle el reconocimiento

Los puentes que parecen establecerse entre la biografía de Rekarte y Patria se centran en el devenir de Joxe Mari. Un personaje que gana entidad pasada la mitad de la novela y cuyo destino es muy semejante al del exmiembro de ETA. Ambos entran a formar parte de ETA motivados por una rebeldía y un hastío generacional alejado de las ortodoxias ideológicas que se les presupone a los miembros de la banda terrorista. El poso ideológico lo cultivan por sí mismos en la cárcel, no antes.

En su detención y en la cárcel, ambos sufren torturas, descritas de forma similar como veremos. Y tras ser detenidos ambos son trasladados a Madrid, viven hechos traumáticos en la Dirección General de la Guardia Civil y posteriormente en el juicio de la Audiencia Nacional. 

En las vidas de ambos aparece el tiroteo de Morlans, un episodio de la lucha antiterrorista como muchos otros, pero mencionado de forma muy semejante. Y tanto en Patria como en Lo difícil, se nos cuentan los periodos de aislamiento de los presos. Incluso hubo una huelga de hambre similar en Iñaki Rekarte y en Joxe Mari: 38 días uno y 41 el otro, con una pérdida de 20 kilos uno y 19 el otro. Llegando los parecidos hasta detalles curiosos: ambos beben mucha agua y como consecuencia se les satura el hígado. 

Joxe Mari llega a pasar su mayor periodo de encarcelamiento exactamente en el mismo sitio: Puerto I módulo 3. Pero tras unos años de dogmatismo férreo entre rejas, ambos dejan paso a posturas menos ortodoxas, motivados por una novia: Joxe Mari conoce a Aintzane como Iñaki Rekarte conoció a otra chica gracias a unos paneles en las 'txoznas' o bares de ferias que montaban las comisiones de apoyo a los presos de ETA. 

Rekarte rompió con la disciplina de la organización terrorista y se acogió a la llamada Vía Nanclares. Y fue expulsado del colectivo de presos terroristas por condenar la lucha armada y tratar de reconciliarse con las víctimas. En los últimos compases de Patria, Joxe Mari escribe una carta de arrepentimiento a Bittori, viuda de Txato. Pero ahí no terminan los parecidos.

De conocer a Pakito a cruzar la frontera

Joxe Mari se marcha de su pueblo convencido de formar parte de la lucha armada acompañado del hijo de unos vecinos llamado Jokin. Inseparables, pasan un tiempo juntos. Rekarte cuenta en su biografía que dejó su hogar con su amigo Juanra, con el cual se integró en ETA. En ambos casos, terminan separados por decisión de la organización terrorista. Pero antes, viven juntos una etapa de juventud que luego recordarán con nostalgia. 

“A veces daban paseos por el campo con las bicicletas de los dueños de la casa”, escribe Aramburu, en la página 378 de Patria, y añade que “en cierta ocasión se fueron a las fiestas de un pueblo próximo, donde bebieron una clase de sidra, por llamarla de algún modo, que según Joxe Mari, sabía a pixa”. “En el fondo no éramos más que dos adolescentes de 19 años llenos de ganas de vivir la vida y disfrutar de momentos de alegría y no de la soledad clandestina [...]  La dueña de la vivienda en la que estuvimos alojados, tenía varias bicicletas aparcadas en el jardín. Ella solía irse por la mañana a trabajar, tiempo que aprovechábamos para agarrar las bicis y largarnos por ahí”, escribe Urretabizkaia en la página 119 de la biografía de Rekarte. “Fuimos en una ocasión a la Fiesta de la Castaña, un festejo que se celebraba en un un lugar cercano y donde se bebía sidra vieja, que me pareció horrible”. 

En los dos libros, Joxe Mari y Rekarte realizan sendos adiestramientos que tienen lugar en Burdeos. De hecho, llegan allí desde Bretaña y la mecánica de los entrenamientos es sumamente parecida para ambos.  

Tanto Joxe Mari como Rekarte conocen más tarde a Pakito, alias de Francisco Mujika Garmendia, dirigente de la banda entre 1987 y 1992. En la larga historia de ETA son muchos los etarras que han encabezado la organización. De hecho, Pakito formaba parte de una troika llamada Artapalo, que completaban José Luis Álvarez Santacristina alias Txelis y Joseba Arregi Erostarbe, alias Fiti. Sin embargo, quien les da la bienvenida oficial a la banda terrorista, y con un gesto muy parecido, es Pakito en ambos casos. 

“A mí una palmada en la espalda, era la bendición, el ingreso definitivo en ETA”, describe Aramburu en la página 383 de Patria. “Ponía su mano sobre tu hombro, y con ese gesto en cierta forma te daba el visto bueno para iniciar tu vida de miembro operativo de un  comando”, hace lo propio Urretabizkaia en la página 129 de Lo difícil es perdonarse a uno mismo. 

De hecho, los parecidos son aún mayores si se amplía la búsqueda: los terroristas reciben clandestinamente al máximo jefe de ETA en Burdeos en los dos libros, cuando por entonces había un movimiento constante de los dirigentes por razones de seguridad. Es más, acto seguido Pakito les hace entrega de unas armas y les da determinadas indicaciones imprecisas, en una escena muy similar en ambos libros. 

Y tras probar las armas que les ha dado Pakito —también con una escena similar en la página 385 de Patria y en la 138 de Lo difícil—, Joxe Mari y Rekarte cruzan la frontera con los mugalaris. Entonces los personajes hacen señales similares: en la novela de Aramburu silban como una cabra, y en la biografía de Rekarte como una oveja.

De prisiones y torturas 

Cuando se produce la detención de ambos en los libros, la Guardia Civil lleva a Joxe Mari de Patria al cuartel de Intxaurrondo, en San Sebastián. A Rekarte los GAR (Grupos Antiterroristas Rurales) se lo llevaron al cuartel de la Salve en Bilbao. Pero las coincidencias entre los procesos carcelarios y las torturas que sufren son muchas y de diversa índole.

Inmediatamente tras ser detenidos, ambos reciben una bofetada de un miembro de la Guardia Civil que les exige que no les dirijan la mirada. Y en los interrogatorios a los que son sometidos, los cuerpos de seguridad siguen exactamente la misma estrategia: aturden al interrogado con un aluvión de preguntas y luego les someten a brutales torturas. 

“De repente le llovieron seis, siete, ocho golpes seguidos en la cabeza...Todo gritado. Y amenazas. Y más golpes. Se cayó, ¿lo derribaron?, de la silla. Tumbado en el suelo le arrearon, asesino de mierda, una tanda de patadas por todas partes, sin que él, las manos a la espalda, se pudiera proteger”, escribe Aramburu en la página 506 de Patria. “Me cogieron de los pelos y me arrastraron por el suelo. Mientras iba por allí como un trapo, recibía patadas en todas las partes de mi cuerpo”, describe Urretabizkaia sobre Rekarte en la página 214 de su libro.

También ambos deciden revelar a las autoridades un zulo después de someterse a las mencionadas torturas. “A Joxe Mari le ardía la cara bajo el pasamontañas… Decidió declarar su localización. Dijo: las armas están en tal sitio... Le quitaron el pasamontañas. Y al tiempo que una mano le arreaba un brutal tirón de pelo para bajarle la cabeza, le prohibieron que mirase a las caras. Le acercaron un mapa de la provincia. Y en el instante de indicar un punto con la yema del dedo, advirtió que el sitio del zulo había sido marcado con una equis”, reza la misma página de Patria.

“Tras varias horas de palizas, pensé que quizá era el momento de darles información sobre el armamento y librarme así del sufrimiento que me estaban infligiendo. La cara me dolía horrores...Trajeron un mapa y me levantaron un poco la capucha...Era un mapa topográfico a escala 1:25.000 de gran precisión...”, se puede leer en la página 216 del libro de Urretabizkaia. 

Y más tarde son trasladados a Madrid. En los dos viajes a los presos les impiden dormir, alargando la tortura, y llegan al mismo sitio: la Dirección General de la Guardia Civil, en la calle Guzmán el Bueno, descrita en términos muy parecidos en ambos textos. Las torturas allí no cesan para ninguno de los dos y ambos son reconocidos por forenses que obvian sus comentarios.

“Lo llevaron al forense, el cuerpo punteado de corros rojizos, pequeñas quemaduras y alguna que otra herida sangrante. El médico se las cubrió con una pomada”, se lee en la página 509 del libro de Aramburu. “El forense, al que me llevaban a menudo, no hacía más que aplicarme crema en las zonas del cuerpo que tenía enrojecidas y sangrantes”, reza la página 226 del libro de Rekarte.

En una entrevista concedida a El Mundo en 2016, preguntado por el episodio de torturas policiales que narra en el libro, Aramburu señalaba que “la información [relativa a la existencia de torturas] es pública y es antigua. Hay condenas, hay relatos. Ahora me viene a la cabeza el libro confesional de Iñaki Rekarte, ahí cuenta con minucia los interrogatorios”. Sin embargo, el escritor no explica hasta qué grado se había basado en ese relato para confeccionar el personaje de Joxe Mari: su entrada en ETA, sus primeros pasos como terrorista, su contacto con la dirección de la banda, las torturas tras la detención o la entrada en prisión.

En otra conversación con el mismo periódico meses después, Aramburu afirmaba que Patria es un libro que “está hecho con historias que me quemaban, que necesitaba expresar” y añadía que “la historia es una invención mía hecha como un todo, no es un collage”. Citaba su anterior libro como punto de partida: “Veo Años lentos como un acercamiento que hace posible Patria. No es un hermano menor. Más bien es una rama del árbol. Patria es el tronco”. En otra entrevista, esta concedida a El País, sostenía: “Yo no me acerco a mis novelas a partir de un estímulo temático ni de ninguna historia porque sé que las historias están dentro de mí. Lo que hago es favorecer los aspectos mecánicos de la novela”.