7 libros románticos que no volveríamos a leer en San Valentín y otros 7 con los que ocupar su lugar

Llega San Valentín, una de las fechas que peores hábitos y principios lleva asociada. Entre ellos, la nociva persecución del mito del amor romántico que tantas veces ha reproducido la cultura popular. Películas, cuentos infantiles o literatura erótica que se sustenta sobre pilares como los celos, la posesión y la exclusividad y que cada 14 de febrero llegan a nuestras pantallas en forma de Pretty Woman y a las librerías encarnados en la novela rosa.

La literatura juvenil es especialmente tendente a este esquema del amor romántico. Esas ideas crean confusiones y frustraciones que luego los adolescentes trasladan a la vida real a través de relaciones tóxicas o con una marcada violencia machista. Por eso, hemos querido contraprogramar a los catálogos de televisión y de las librerías con algunas historias que nos vendieron como el idilio heterosexual perfecto y ofrecer una lista alternativa con títulos que abrazaron otras formas sanas y diversas de amar.

Para ello, consultamos a siete escritoras y escritores jóvenes que acaban de publicar y que crecieron con Crepúsculo, 50 sombras de Grey y Memorias de Idhún como la literatura romántica juvenil de referencia. Ellas y ellos tienen en sus manos la oportunidad de ofrecer otro tipo de relatos a las nuevas generaciones. Estos son sus dos libros elegidos: el que evitarían en San Valentín y su alternativa. ¡No os olvidéis de participar en los comentarios con vuestros títulos!

Lucía Baskaran (Zarautz, 1988) compró un billete de ida a Madrid a los 17 años para estudiar interpretación y se llevó el gran golpe. Con su primera novela, Partir (2016), fue finalista del premio Herralde dando voz a las ansias de descubrir y a los sueños rotos de la generación de las oportunidades -aunque no le guste generalizar-, y ahora prepara Cuerpos Malditos, que verá la luz en 2019 de la mano de Temas de Hoy.

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TÓXICO“De pequeña me encantaban dos colecciones de cuentos ilustrados que mis padres me leían y que después empecé a leer por mi cuenta, como los de Charles Perrault o de los hermanos Grimm. Para mí, el pero es Federico y Catalina, de estos últimos.

Muchos de estos cuentos fueron convertidos en películas de animación de Disney y marcaron a toda una generación de niñas y niños que nos tragamos que el amor dolía, que las mujeres teníamos que obedecer y someternos a un hombre para ser felices, que el amor (hacia un hombre, por supuesto) todo lo puede, que sin pareja no seríamos felices, que el destino que les esperaba a las mujeres solteras era cruel, etcétera. La mayoría de estos cuentos eran verdaderamente terroríficos“.

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RECOMENDADO“Ya de adulta, aprendí gracias a Monique Wittig que la heterosexualidad no es una práctica sexual, sino un régimen político, un modo de entender y organizar el mundo que es intrínsecamente violenta y que se ceba especialmente con las mujeres. Un libro que me parece importantísimo y que además está maravillosamente escrito, es Pensamiento monógamo, terror poliamoroso, de Brigitte Vasallo.

Es una investigación histórica sobre la centralidad de la monogamia y sus mecanismos de imposición además de una conceptualización del pensamiento monógamo y su influencia en las formas de organización colectiva, desde la pareja hasta el Estado. Es un libro que ayuda a sanarnos de los desgarros que el pensamiento monógamo y binario nos provoca. Se lo estoy recomendando a todo el mundo“.

Carmen Pacheco (Almería, 1980) ha publicado varios libros juveniles (y otros que no lo son tanto) y novelas gráficas ilustradas por su hermana, Laura. La última, Divas de diván (Astiberri), es una recopilación de anteriores tiras cómicas sobre la femineidad de la belle époque desde la mirada y el humor feminista del s. XXI.

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TÓXICO“El guardián entre el centeno fue mi libro preferido durante toda mi adolescencia. No es una historia de amor, no creo que sea un libro tóxico en sí mismo y nunca dejaría de recomendar su lectura, pero sí es sorprendente la cantidad de chicas que, en su día, nos enamoramos de esta idea del adolescente hipersensible, complicado e incluso arisco.

Creo que muchas asimilamos que si alguien tan inteligente y brillante se dignaba a estar con nosotras era normal que a veces nos tratase mal o que la relación girara en torno a sus cambios de humor. El personaje de Holden Caulfield ha inspirado innumerables protagonistas de historias de amor en las que los personajes femeninos no son más que una meta, un ideal o un accesorio sin ninguna profundidad“.

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RECOMENDADO“La campana de cristal de Sylvia Plath es un libro inspirado principalmente y, según la propia autora, por El guardián entre el centeno. Esther Greenwood es una especie de versión femenina de Holden Caulfield. Cuando lo leí a los veintipocos, me di cuenta de que me sentía mucho más identificada con este libro.

Esta sí era la historia que me habría gustado leer en mi adolescencia porque entonces habría entendido que la protagonista de mi vida podía ser yo, que mis problemas eran igual de importantes que los de Holden Caulfield (diferentes, porque de mí, como mujer, se esperaban cosas distintas), y que mi papel no tenía que ser el de encontrar a un chico brillante que me hiciera un hueco mínimo en su historia“.

El escritor, fotógrafo y activista Roy Galán (Santiago de Compostela, 1980) rompe a diario los prejuicios hacia una generación tachada de “mimada” e “irresponsable” con textos que son compartidos por sus cientos de miles de seguidores. Además, ha publicado los libros Irrepetible (2016), La ternura (2017) y, el último, Nadie dentro de ti con la editorial Black Birds, una “canción de cuna para los que luchan por la igualdad”.

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TÓXICO“Un libro que asumí como una historia de amor preciosa y romántica fue El amor en los tiempos del cólera de Gabriel García Márquez. Nadie puede negar que es un libro que está escrito maravillosamente bien, pero si ahora lo reviso es todo lo contrario a lo que considero un amor sano:

Sufrimiento, obsesión durante décadas, promesas de virginidad absurdas, sacrificios o la figura de la mujer como objeto entre dos hombres, todo tan tóxico que creo que hacer pensar a alguien que eso es el amor verdadero es bastante más perjudicial y enfermizo que el propio cólera“.

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RECOMENDADO“Un libro que me cambió completamente la perspectiva sobre el amor fue Las mujeres que aman demasiado de Robin Norwood, porque hasta ese momento nunca me había planteado que se pudiera amar demasiado ya que nos enseñan que cuanto más amor, mejor.

Es increíble que nadie nos enseñe desde pronto que el amor no puede con todo, que no hay que salvar a nadie, que entregarnos y darnos sin ningún tipo de límite es contraproducente o que las personas no cambian con la magia de nuestro amor. Después de leer este libro comprendí que lo había estado haciendo todo mal y empecé a querer desde otro lugar mejor“.

Tras haber publicado seis poemarios antes de los 28 años, Luna Miguel (Alcalá de Henares, 1990) se lanza a la prosa con su primera novela, El funeral de Lolita, de la mano de Lumen. La literatura es la línea de puntos que une la trayectoria de esta madrileña, que también trabaja como cazatalentos y editora en el sello Caballo de Troya, y periodista freelance, terreno desde el que, entre otras cosas, ha realizado reportajes sobre el mundo editorial y el de la poesía.

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TÓXICO“En mi infancia consumí todo tipo de historias de princesas y amor romántico. Creo que uno de mis libros preferidos se llamaba Rimas de Luna y era un poemario sobre una dama que se llamaba Luna y que se enamoraba de un caballero.

No es una historia terrible, tampoco hay violencia, sólo la idea de que las mujeres tienen sí o sí que enamorarse de esos caballeros que las conquistan “con una mirada, con unas palabras”. Todavía me sé los primeros versos de memoria: “la Luna canta, la Luna llora, la Luna crece y se enamora”. Son tristes, ¿verdad?

Y no es un libro, pero sí mi película favorita de la infancia: Toy Story, por ejemplo, tiene partes muy homófobas en su tercera entrega. Mi papel como madre será el de explicarle a mi hijo que el hecho de que Ken vista de rosa o le guste la ropa no es motivo de burla. Aunque estoy segura de que esta nueva generación no tardará en detectar las faltas de respeto que asumíamos como normales en “nuestros tiempos”“.

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RECOMENDADO“Creo que en mis años de infancia no descubrí absolutamente ninguna lectura que me mostrara otro tipo de amor. Sería más adelante, en la adolescencia, cuando al leer literatura más ”para adultos“ descubriera sobre todo a escritoras mujeres que me mostraron esa manera de entenderme a mí misma y la libertad que necesitaba.

Si acaso, por decir un nombre, creo que lo único que me liberó del amor romántico fue Mafalda en sus constantes recriminaciones a las historias de princesas que quería reproducir su amiga Susanita. Supongo que ese será el mejor y único ejemplo.

El caso es que con Ulises, mi hijo, estoy disfrutando muchísimo más otro tipo de libros que los que yo consumía, libros sobre animales, sobre curiosidades, libros llenos de cosas que descubrir y que no son necesariamente historias que lleven al niño a pensar que crecer es sinónimo de llorar y enamorarse. Nos reímos mucho con Todos hacemos caca, que está en Blackie Books, y aprecio en general la mayoría de las publicaciones de la editorial Patio“.

El periodista cultural Víctor Parkas (Llobregat, 1990) acaba de lanzarse al mundo literario con Game Boy, una recopilación de lo que la editorial Caballo de Troya define como sangrantes columnas de opinión, relatos endiabladamente pop y una novela sobre el ocaso de las masculinidades tóxicas.

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TÓXICO“El amor dura tres años, de Frédéric Beigbeder, parecía una pértiga con la que saltar del instituto a la universidad convalidando una certeza para la que la selectividad no te preparaba: el amor romántico tiene fecha de extinción. Y la tiene.

Sin embargo, que la temporalidad propuesta por El amor dura tres años coincida con la de nuestros contratos de alquiler –36 meses– constata hasta qué punto la cultura florecida en realidades neoliberales se ha asegurado de impedirnos proyectar nuestros afectos hacia un futuro mínimamente estable. La prosa glucosada de Beigbeder no impide, por lo menos hoy, ver el bosque: incluso con sus múltiples hallazgos, este ensayo sirve de cobertura ideológica para ejecutar una ruptura que obvie los cuidados“.

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RECOMENDADO“Julie Doucet es para mí lo que Amy Hempel para Chuck Palahniuk: ”lo único que uno puede hacer es tumbarse en el suelo boca abajo y elogiarla“. Su novela gráfica, Diario de Nueva York, es una estupenda radiografía sobre los vietnams sentimentales en entornos liberales precarizados; sobre discusiones de pareja en pisos con olor a cerrado y tamaño colmena.

El periplo neoyorquino de esta ilustradora canadiense estuvo marcado, herradura al rojo vivo, por una relación tóxica de las peores: aquéllas cuyas micro-violencias, de tan miniaturizadas, parecen inocuas en tiempo presente. Pese al hartazgo, Doucet rehuye el melodrama y apuesta por ir al cuello contra su victimario, un artista macho de orgullo herido y llanto fácil“.

Haciendo un guiño a la primera novela de Ana María Matute, Los Abel, Enrique Llamas (Zamora, 1989) publicó siete décadas más tarde Los Caín bajo el sello Alianza de Novelas. A través de la cruenta historia de Sumino, un pueblo perdido en mitad de Castilla en las postimetrías del franquismo, Llamas se sumó al aplaudido género del country noir.

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TÓXICO“Cumbres Borrascosas, de Emily Bronte. Más que sobre el amor romántico esta historia trata, entre muchas otras cosas, de una historia de dependencia emocional. Precisamente por eso, y porque pocas veces he estado más enamorado de una novela, recomiendo con entusiasmo su lectura.

Ahora bien, como en todo clásico, sólo sirve una lectura activa, atenta. El título de la novela no es sólo el nombre de una granja: esta borrasca es una historia de amor donde la obsesión roza lo obsceno y la cordura penetra en los terrenos de la servidumbre. Pero es aquí, en esta claudicación, donde la comunidad lectora tiene que comprender la necesidad de los límites y encontrar en sí mismo la arrogancia necesaria para mantener esa parcela propia de la dignidad. Un título recomendable a todos aquellos que sepan ver cuáles son las verdaderas cumbres borrascosas de las que hablaba Bronte“.

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RECOMENDADO“Feliz Final de Isaac Rosa no nos cuenta nada nuevo. Es más, muy probablemente no cuente nada que no hayamos vivido, nada que no hayamos percibido sobre esta época. Sin embargo, su particular manera de afrontar el tema (desde el final y hasta el principio) nos hace contemplar el amor desde ese espejo curvo que, en su deformidad, nos muestra tal y como somos.

Desde el desengaño a la ilusión, desde el dolor para llegar al placer, al sexo o al reconocimiento mutuo, esta novela nos enseña cómo podemos acabar enterrando el amor si no lo cuidamos, si no arrancamos de él la broza y el esparto. Pero sobre todo si no somos capaces de ver en él la escala de grises que nos define y narra, la misma escala de colores pardos que acabamos proyectando en una pareja y que también acabamos reflejando.

Una novela que parte de la ruptura para desembocar en aquella primera caída de ojos. Los mismos que sólo mirarán hacia dentro, y al otro, cuando ya sea demasiado tarde. Toda una reflexión sobre el amor y la incapacidad para hablar sobre él en estos tiempos donde reina lo material“.

Hasta la fecha, Laura Ferrero (Barcelona, 1984) ha sacado tres libros: los dos primeros con Alfaguara y el último con la editorial Bridge. El primero, Piscinas vacías (2016), es un conjunto de veintiséis relatos; el segundo es la novela Qué vas a hacer con el resto de tu vida (2017) y por último, El amor después del amor (2018), un libro sobre cómo las rupturas, el despecho o el deseo pueden convertirse en obras de arte, junto al ilustrador Marc Pallarés.

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TÓXICO“Pensando en libros que hablen de amor tóxico, hay uno que me marcó mucho y que leí hace cuatro o cinco años. Se llama Oscuridad total, de Renata Adler y cuenta la relación completamente desigual entre un hombre casado y una chica joven. Me pareció poético en su momento: el desgarro, la imposibilidad, la angustia.

Ahora mismo, a pesar de que sigo pensando en la belleza del libro y de la prosa de Adler, siento una tremenda lástima por esa chica joven. Y no, no me parece amor, me parece todo lo contrario: una humillación“.

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RECOMENDADO“Con respecto al amor-bueno se me viene a la cabeza una de mis memorias favoritas: Éramos unos niños, de Patti Smith. Es la biografía de Patti Smith, desde que conoce a Robert Mapplethorpe hasta que este muere de SIDA.

Una historia de amor que se va transformando y que se mantiene hasta el final: fueron compañeros, amigos, amantes, pareja, expareja. Pero se hicieron una promesa, seguir justos hasta el final. Y ésta es para mí la mayor de las muestras de amor“.