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“No me voy a poner a hacer poesía con el 11M”

Confiesa que le cuesta cambiar los papeles y convertirse en entrevistado. El periodista Manuel Jabois estuvo un año detrás de Gabriel Montoya Vidal, 'El Gitanillo', único menor de edad implicado en el 11M, concretamente en la trama asturiana encargada de proporcionar explosivos a los terroristas. Quería contar su historia. Y un día, desconoce exactamente por qué (“por hablar de probabilidad, quizá porque salió de Avilés, ese querer alejarte de todo; o quizá pensar que contarlo podría cambiar algo”), le dijo que sí.

Después vinieron muchos encuentros y todavía más llamadas telefónicas. “Esto es una historia”, incide una y otra vez. “Un reportaje de domingo que se ha ido a las 200 páginas”.

¿Y cómo se te fue así de las manos?

Porque me impliqué, me empecé a interesar mucho. Al principio, cuando comencé a hablar con Gabriel, no sabía si realmente se podía convertir en un libro. Era una vida bastante vulgar, en el buen sentido. Como puede ser la mía. Un kinki de barrio, como explico en el prólogo, como pudo haber sido cualquiera de mi entorno o yo mismo si no hubiese estudiado (entre comillas). Estaba en la calle, no tenía nada que hacer, se aburría.

A medida que hablábamos y llegábamos al meollo de la cuestión y a la relación con los terroristas me di cuenta de que había cierta coherencia, un proceso lógico que a su vez era un espanto verdadero. En tres meses pasó de estar en la calle con los colegas viendo la vida pasar y fumando petas a hacer de chófer de los terroristas del 11M. Y esto sin vivir una alteración, sin un proceso traumático. Y sin llegar a saber lo que hacía. Aunque dice que seguramente de saberlo lo hubiese hecho igual.

¿Le llegaste a entender?

No, ni hice ningún esfuerzo por entenderle. No he querido. No aspiro nunca a entender a mis entrevistados. No es mi trabajo. Yo no me implico de ese modo. Yo quería escuchar su historia, que me aportase la mayor cantidad de detalles posibles para escribir una historia real. Que el lector conociese hasta los detalles más nimios. Han pasado 12 años y eso me causó algún problema, evidentemente, yo quería saber hasta qué gorra llevaba, si vestía de manga larga o de manga corta. Son cosas que a mí como lector me gusta que me las ofrezcan y que yo he intentado plasmarlas, a veces con éxito y otras sin éxito. Pero no quería entenderlo.

Da la impresión de que has cambiado tu estilo ¿lo has hecho para distanciarte?

¿Sabes qué pasa? Cuando tengo una buena historia, un testimonio potente, de una persona que ha estado ahí, yo no tengo que tener ningún protagonismo, no tengo que aparecer por ninguna parte. Yo tengo una información valiosa y tengo que tratarla de la manera más austera y transparente posible. Tuve la tentación a veces de hacer una aportación cómica, regodearme, meter una subordinada. Pero fueron débiles, porque este libro no va de eso, y en ningún momento pensé en ponerme a escribir bien, entre comillas... Porque la mejor forma de escribir es la forma más sencilla posible. El otro estilo es para cuando escribo opinión, o sobre un partido que han visto 16 millones de personas y qué voy a contar si no es con una perspectiva o un estilo nuevo. Cuando veas una cosa escrita por mí y consideres que es (abro comilllas de nuevo) bonita, es que probablemente no tenga mucho que decir. Escribo mucho, a veces pasa. Adornarla en este caso sería estropearla, enturbiarla. No me voy a poner a hacer poesía con el 11M, es lo último que se me ocurriría hacer.

¿Puede ofender a alguien este libro?

Todo el mundo se ofende cuando alguien escribe. Hace dos días escribií sobre refugiados y también he tenido críticas. Pero hablando en serio, sí, puede que haya sensibilidades afectadas. Quizá el tono aséptico confunda, quizás el hecho de que yo no juzgue ni absuelva confunda, quizá haya quien exija un texto más tendencioso, duro, lleno de justicia. Pero he hecho el trabajo periodístico más limpio posible. A veces crees en lo que escribes pero quien lee lee otra cosa diferente, también en base a prejuicios, a mí me ha ocurrido con muchísimos artículos. Las interpretaciones son siempre muchísimas y muy subjetivas, y ahí no puedo entrar, solo puedo decirme a mí mismo cómo escribir. Que la gente lea en libertad y saque sus conclusiones si quiere, espero que por lo menos los que me importan, que son las víctimas del terrorismo, no se ofendan. Intento trabajar con la verdad, con los hechos que ocurrieron.

Al final del libro, Gabriel te dice que no se arrepiente de lo que hizo, pero sí de lo que pasó. ¿Eso lo entendiste?

Sí, eso sí que lo entendí. Creo que está mal expresada, y así se lo dije cuando hablé con él. Pero la entendí porque me puso un ejemplo, que luego no incluí en el libro: yo puedo vender una pistola a un señor porque necesito dinero, y luego ese señor mata a 10 personas. Me arrepiento de lo que ocurrió después de venderla, no de venderla. Claro, es un silogismo completamente disparatado, no se venden 150 kilos de dinamita de forma inocente nunca, aunque pienses que es para reventar joyerías. Así que la entiendo, pero me parece un error. Te tienes que arrepentir de lo que has hecho, evidentemente. Si no hubieses vendido esa pistola seguramente se la hubiese vendido otro. Pero se la vendiste tú.

¿Conservas relación con él?

La relación con él ahora mismo es mínima, me he desvinculado incluso del libro. Hablamos muy de vez en cuando, todavía ni lo ha leído. Yo no soy un ángel guardián, no reconduzco a nadie, no soy sacerdote. Soy periodista y cuento una historia. Me interesa saber si tiene empleo, pero no hay una vinculación afectiva.

¿Te crees, como también te dijo, que dejó la violencia para siempre?

No puedo poner la mano en el fuego. Las veces que he hablado con él parecía una persona completamente reisentarda y rehabilitada. Pero claro, no vivo con él. Creo que no, pero siempre puedes verte en algún momento de tu vida especialmente angustiado o el cuerpo pedirte mambo.

¿Hemos madurado como país desde el 11 de marzo de 2014?

No, qué va. Infelizmente no. Cada 11M se sigue reproduciendo la batalla de siempre. Es el 11M o el Barça-Madrid o que Carmena quiere cambiar las aceras. Y si un día llueve en Madrid también será culpa de alguien. Si con 192 muertos no se puso nadie de acuerdo en este país, imagínate con otra cosa. Ni hemos aprendido ni mejorado en nada. Bueno, a nivel seguridad, muchísimo, evidentemente, con un atentado así se activan las alarmas y se exageran las vigilancias en torno a los autores, los caldos de cultivo. Pero como sociedad y a nivel político, nada se ha arreglado, se ha demostrado que no tiene remedio. Esto no se soluciona ni con un atentado de estas características.

Tú trabajabas en El Mundo, y ya conocemos su tratamiento de la versión oficial del 11M.

Yo creo en la investigación y en el trabajo de sentencia de los tribunales de justicia españoles. No la pongo en duda, después de documentarme. Hay cabos sueltos, evidentemente, es un macroproceso sin autor intelectual, hay sombras como en cualquier otra sentencia, pero no hasta el punto de pensar que esto no fue de autoría islamista, que hubo una confabulación de poderes. Yo me fío de la justicia, respeto mucho a periodistas que han trabajado sobre ese material y que investigan, pero entre un periodista y la justicia española, en un caso especialmente sensible que se ramifica internacionalmente, me fío de las fuerzas de seguridad y de la justicia. Este libro no va de eso, si no tomase la base de los tribunales sería una parida inmensa.

La publicación de tu libro coincide con el despido de Ignacio Escolar de la Cadena Ser, donde tú también trabajas. ¿Qué sensaciones te ha dejado?el despido de Ignacio Escolar de la Cadena Ser

Nacho era uno de los tertulianos que yo escuchaba con interés cuando estaba en Cadena SER, una voz que a mi juicio daba información y sobre todo opinión relevante. En las tertulias, con varios puntos de vista, siempre el suyo me parece interesante. Así que me parece una mala noticia que no esté y no me parece bien la decisión. ¿Qué te voy a decir? ¿Que me parece bien que se prescinda de un colega en una tertulia? No me parece bien.

También estos días la profesión se ha echado encima de Pablo Iglesias para defender a un compañero.la profesión se ha echado encima de Pablo Iglesias para defender a un compañero

Se habla del acto de Pablo Iglesias en la Complutense y se dice que atacó al periodismo y demás y que todos hemos respondido en bloque, y yo ya conté en la Cadena SER que a mí me parecía muy bien que criticase a cierta prensa que efectivamente estaba agitando la información para perjudicar a Podemos. Que eso pasa lo ve un ciego. No critico eso, critico que personalizase en un redactor, que se hubiese burlado de él en público, que se convirtiese en un pequeño circo. Lo critiqué, lo critico y lo criticaré siempre. Él mismo pidió disculpas, no le debió de parecer bien ese acto en concreto. Pero también prefiero las críticas que sean en público de Pablo Iglesias a periodistas que que un miembro del gobierno descuelgue el teléfono y pida alguna cabeza. Y eso ha ocurrido durante esta legislatura.

Una última polémica con pregunta trampa. Otro cronista, Gay Talese decía el otro día que no sabía mencionar autoras que le hubiesen influido. ¿Tú tienes referencias femeninas? Gay Talese decía el otro día que no sabía mencionar autoras que le hubiesen influido

Joder, claro. Sí que he leído mujeres y me gusta muchísimo cómo escribe ahora mismo por ejemplo, Ana María Ortiz, Olga Rodríguez, Patricia Ortega, Natalia Junquera, Silvia R. Pontevedra. No te creas que miro la firma, en absoluto. Es verdad que yo, por ejemplo, cuando cito libros y autores me salen automáticamente y sin querer un 80% de hombres, lo cual es totalmente injusto pero es que en eso tienen que ver los escaparates, la industria editorial, muchísimos factores que se hacen invisibles a muchísima gente y que hay que visibilizar con urgencia. Por eso cualquier pelea y lucha en eses sentido me parece poca. La gente que critica la paridad... Pues es que es necesaria si cuando se selecciona por méritos te encuentras con un 90% de hombres, cuando es imposible que haya esa proporción de validez.

Yo no estoy en contra de que Gay Talese haya leído sólo a hombres si así ha sido. Por la época en la que trabajó y vivió pues, desgraciadamente, porque es una verdadera desgracia en términos de sueldos y de visibilidad, igual de verdad no ha leído. A mí, por ejemplo, me dices cronistas de los años 30-40 y ya tengo más dificultades; Sofía Casanova se me viene a la cabeza y sus crónicas extraordinarias. Pero ahí ya me bloqueo más que con lo contemporáneo, porque ahora afortunadamente comienza a cambiar, mucho más despacio de lo que debería. Si Gay Talese tuviese 30 años estaría enamorado de cómo escriben muchas tías.