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Polémica por el 'bestseller' sobre una judía que ayudó a la Gestapo en el Holocausto

Aldo Mas

Berlín —

Takis Würger, escritor y periodista del semanario alemán Der Spiegel, es el autor del último superventas que ha generado una agria polémica en el mercado literario germano. Se titula Stella, nombre de la principal protagonista de la novela. Stella Goldschlag fue una judía alemana que estuvo al servicio del III Reich para denunciar y capturar a judíos alemanes que fueron enviados a los campos de exterminio. 

A Stella se la ha considerado destacada dentro del grupo de “informadores judíos de la Gestapo”, la policía política nazi. Se estima que entregó a unos 300 judíos alemanes. Los nazis hicieron de Stella una colaboradora a base de, entre otras cosas, palizas, torturas, amenazas de muerte y coacciones. En último término, sus padres fueron apresados por los nazis y aseguraron a Stella que, a cambio de su colaboración, no terminarían en Auschwitz. Una promesa que no cumplieron. Sus padres fueron enviados a morir en aquel campo de exterminio en febrero de 1944. Antes, acabaron con igual destino su primer marido, el músico judío Manfred Kübler, y sus suegros. 

Pese a la muerte de sus padres, Stella siguió trabajando para el III Reich. Acabada la Segunda Guerra Mundial, tuvo que enfrentarse a tres procesos judiciales. En uno de ellos, un tribunal militar soviético la condenó en 1946 a diez años de cárcel y trabajos forzados. Después, se convertiría al cristianismo y al antisemitismo. En 1994, con 72 años, se quitó la vida. Saltó por la ventana de su apartamento de Friburgo (suroeste alemán). 

Se ha dicho que la suya es una de las historias “más grotescas” de la Alemania nazi. Esa historia es, precisamente, la que ha servido a Würger para escribir su novela. En realidad, la vida de Stella ya quedó relatada en los años noventa a cargo del periodista alemán Peter Wyden, un judío berlinés que fue en su día compañero de instituto.

Wyden y su familia tuvieron suerte suficiente como para poder gozar de un visado que les llevó a Estados Unidos antes de que comenzara el Holocausto. El periodista acabaría entrevistando y narrando la historia de su ex compañera de instituto en el libro Stella (Ed. Simon & Schuster, 1992). Tras ello, Wyden escribiría: “Me sentí sucio por sus palabras (…). Haber compartido la misma clase con Stella se convirtió en algo embarazoso, como haber tenido una cena alegre con un violador”.

Takis Würger reconoce en ese volumen una “fantástica fuente” de información e inspiración para su Stella. Otra cosa es que su libro genere opiniones tan favorables como la que él expresa por el trabajo de Wyden. Desde que apareció su novela el pasado mes de enero, buena parte de la critica literaria se ha lanzado contra Würger. Su libro puede estar entre los que mejor se venden estos días en las librerías alemanas. Pero en su caso el éxito comercial está muy peleado con la crítica. 

Entre otras cosas, los críticos no perdonan a Würger recurrir al personaje que traslada la historia al lector. Se trata de Friedrich, un joven suizo que elige en 1942 Berlín como destino para viajar y vivir. Ese personaje es quien conduce el relato. Él se enamorará de Stella y hará amistades entre los SS de Berlín. La fortuna de la familia del joven permite a Friedrich vivir despreocupadamente pese a las estrecheces impuestas por de la Segunda Guerra Mundial.

“Yo no quería que mi amigo Tristan estuviera en las SS. No quería que Kristin [otro nombre que se atribuye a Stella, ndlr.] trabajara para un ministerio. Yo quería que los tres siguiéramos bailando”, se lee a través del narrador del libro. En vista de la relación que desarrollan esos tres protagonistas de Stella, hay quien acusa a Würger de haber querido montar en pleno contexto de la Segunda Guerra Mundial y uno de los peores regímenes políticos que ha conocido Europa una relación de personajes a lo Jules, Jim y Catherine en la película Jules et Jim de François Truffaut.

“Una abominación, un ultraje, un insulto”

Jan Süselbeck, profesor de estudios alemanes en la Universidad de Calgary, en Canadá, escribía en el semanario Die Zeit una demoledora crítica según la cual Würger había escrito “una abominación” con “estilo de literatura infantil”. En las páginas del Süddeutsche Zeitung, un artículo sobre Stella del critico literario Fabian Wolff llevaba por título: “Un ultraje, un insulto y una ofensa real”. 

Julika Griem, directora del Instituto para Humanidades de Essen (oeste), llegaba a decir en la radio pública Deutschlandfunk que el volumen de Würger era “deprimentemente malo”.

Se le reprocha también haber caído en una representación kitsch del nazismo. No en vano, la edición dominical del Frankfurter Allgemeine Zeitung se preguntaba hace unos días a cuenta de Stella: “¿Qué es esta historia nazi para tontos?”

El libro aspira, según su editor, a “contar lo incontable”. Eso, cuando a estas alturas se cumplen casi tres décadas de la aparición del volumen de Wyden. A su publicación en 1992 siguió la publicación de numerosos reportajes sobre Stella Goldschlag en prensa, además de un documental y hasta un espectáculo musical con el nombre de la famosa colaboradora judía del nazismo. 

En base también a la grandilocuente promesa del último libro sobre Stella, el diario izquierdista berlinés Tageszeitung se refería al de Würger como “un timo literario” en un artículo del autor Carsten Otte. Él lamentaba que el ruido generado por el libro haya desencadenado un debate que anime aún más las ventas de la novela. “Este libro tan flojo en tantos aspectos no ofrece una base adecuada para algo así”, asegura. Pero esa, ni ninguna otra crítica, ha impedido que Stella siga entre los libros superventas de Alemania.