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Las razones por las que Madonna lleva 35 años siendo la reina del pop

Madonna no es cantante, no es bailarina, no es actriz, no es escritora. Es todo eso a la vez y más: una de las claves de su éxito es la renovación, así que nunca se sabe cuál será su siguiente paso. El libro Bitch She Is Madonna. La reina del pop en la cultura contemporánea (editorial Dos Bigotes, 2018) analiza, desde un plano académico, las múltiples facetas de la “reina del pop”. Su publicación coincide además con el 35 aniversario del lanzamiento de su primer disco y de su 60 cumpleaños. Ahí es nada.

El origen de la obra es un curso que se impartió en el Aula de Pop Rock de la Universidad de Oviedo en el 2015. Eduardo Viñuela fue uno de los profesores y ha sido el encargado de la edición del libro. El volumen se compone de ensayos breves firmados por personas que impartieron clase: “Hay músicos como Igor Paskual o Mar Álvarez y Laura González, docentes como Jimena Suarez o yo y especialistas en sexología o la gestión cultural como Borja Ibaseta”, dice por teléfono.

Cada autor analiza la figura de la artista desde diferentes perspectivas. Igor Paskual escribe sobre la creatividad y las referencias de su música; Lara González sobre sus espectáculos en directo; Viñuela sobre los roles, discursos y narrativas de sus videoclips y Jimena Escudero sobre el trono ético y estético en el que se sienta la monarca del pop.

Por su parte, Cande Sánchez-Olmos analiza su importancia en el mundo de la publicidad; Marta Álvarez y Laura Viñuela reflexionan sobre la relación de las mujeres con la figura de Madonna y Borja Ibaseta trata el compromiso y la importancia de su figura para la comunidad LGTB. El libro se cierra con la mirada desde la sexología de Iván Rotella y Ana Fernández Alonso.

“Yo hice una tesis doctoral en 2008 sobre el videoclip en España y llevo desde hace 15 años dedicado a investigar no solo el formato sino también su adaptación a la cantidad de fenómenos relacionados con él como YouTube y demás”, comenta Viñuela acerca de su capítulo. “Cuando surgió la oportunidad de hacer este libro enseguida me fui a revisar todo lo que había recopilado”, ya que, como reconoce, “en los años 80 hubo una fiebre por el estudio del videoclip en el mundo académico y Madonna, con Like A Virgin o Material Girl, era una figura que siempre aparecía en los análisis”.

Además de la constante renovación mencionada anteriormente, otra de las claves del éxito de la artista es la insurrección a través del escándalo y la incorrección con su trabajo y su propia persona.

Meros ejemplos son sus obras Sex o Erotica, los corsés cónicos de Jean Paul Gaultier, el disco de protesta en contra de la guerra de Irak American Life (2003) o su discurso en la marcha de las mujeres en enero de 2017, después de la victoria electoral de Donald Trump: “Que les jodan (...) Sí, estoy enojada. Sí, estoy indignada. Sí, he pensado muchísimo en hacer volar la Casa Blanca, pero sé que esto no cambiará nada (...)”.

Jimena Escudero cita en su capítulo Trono ético y estético: del misticismo al bondage, pasando por la política y la reconciliación con el establishment popular a la musicóloga Katarina Mitic, quien explica que Madonna siempre ha mantenido una “estrategia (post)modernista de shock”. La sorpresa por bandera. “En el libro describimos cómo está buscando nuevos discursos, nuevos estilos, nuevas formas de crear música continuamente”, explica Viñuelas.

Y añade que, en ese sentido, “ha tenido momentos muy punteros en los que ha sido referencia de la vanguardia musical como a finales de los 90, cuando mezcló el pop con la electrónica. En la actualidad sigue en la línea de renovar: convirtiéndose en su propia marca se vincula mucho a lo que es la dinámica actual del mercado”.

Feminismo y sororidad

Quizá su lucha más encarnizada y exitosa hasta el momento ha sido en contra del heteropatriarcado (encajada dentro del mainstream, claro). Es una idea transversal en el libro y que se desarrolla detenidamente en el apartado firmado por Mar Álvarez y Laura Viñuela, What It Feels Like For a Girl: Madonna y las otras mujeres.

“A la pregunta de si el trabajo de Madonna es feminista, nosotras contestamos rotundamente que sí. Con su juego con los estereotipos femeninos nos muestra su existencia y nos enseña cómo se construyen. También nos da alternativas y nos invita a mezclar estos estereotipos y hacerlos chocar unos contra otros para que veamos qué genera su alquimia. La subversión de Madonna reside en dar vueltas una y otra vez al discurso de género”, afirman en sus páginas.

El activismo feminista de la artista tiene diversas vertientes. La primera es la de la mujer hecha a sí misma que ha alcanzado el éxito en su carrera: “Madonna carece de Pigmalión. Madonna es una empresa, tiene muy claro que está en un negocio y, como tal, funciona. En su factoría es ella quien traza las líneas estratégicas y quien elige a las personas que van a estar en cada parte del producto final: la música y la imagen que luego ella ha de defender frente al público”, escriben también Álvarez y Viñuela.

La segunda es la de la estrella que se resiste y rechaza la costumbre heteropatriarcal de enfrentar a las mujeres en una competición. Eduardo Viñuela arguye que: “Continuamente se le está buscando una sucesora, cosa que no suele pasar cuando hablamos de hombres: ¿Quién es la siguiente reina del pop?”.

Una de las cosas interesantes de Madonna es que no sólo no ha perdido su estatus de reina sino que lo ha conseguido sin rivalizar con otras artistas. Se ve en el videoclip de Bitch! I’m Madonna -que es con la canción con la que jugamos en el título- donde salen artistas más recientes como Miley Cyrus, Beyoncé, o en su aparición en los MTV Awards de 2003 cuando le da el beso a Britney Spears y Christina Aguilera que, en ese momento, se postulaban como posibles sucesoras.

Siempre ha sostenido una relación no sólo cordial sino de sororidad, de establecer un vínculo y romper con esa constante rivalidad entre mujeres que ha instaurado el patriarcado dentro de la lógica del mercado musical“.

Y la tercera: con ese videoclip rodeada de jóvenes (salen incluso sus hijos Rocco y David) o en sus selfies en Instagram en los que no duda en aparecer como le da la gana -pecho fuera incluido- por muchas críticas que le lluevan. Con esa actitud Madonna lanza un mensaje bien claro: “Me retiraré cuando me dé la gana y no cuando el sistema decida que soy 'demasiado vieja para'”.

La predicción de Eduardo Viñuelas es que aún le queda mucha mecha por quemar. “Por lo que cuentan las redes sociales y por lo que se comenta, no va a acabar el año sin sacar un nuevo disco. Revisando biografías, estudios y artículos de prensa de los años 80 y 90 ya muchos se preguntaban si sería flor de un día, a ver cuánto iba a durar… y estamos en 2018 y todavía sigue ahí. Creo que tiene cuerda para rato”. Larga vida a la reina.