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Manuel Ayllón elude la “tesis oficial” al novelar la muerte de García Lorca

EFE

Sevilla —

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El escritor y arquitecto Manuel Ayllón (Madrid, 1952) ha eludido lo que denomina “la tesis oficial” al novelar las últimas horas del poeta Federico García Lorca en su novela “Granada 1936” (Stella Maris), en la que atribuye a una rama de la propia familia del poeta la responsabilidad de su asesinato.

“Granada era un caldero de odios que se cocieron en sí mismos” durante los primeros días de la Guerra Civil, según ha dicho Ayllón a Efe, al recordar que a la inquina que le tenían al poeta por “La casa de Bernarda Alba”, drama en el que retrata a su propia familia sin cambiar los nombres de los personajes, se añadía la envidia que sufrían por su padre, Federico García Rodríguez, “un cacique bueno”, por sus éxitos económicos y políticos.

En las 800 páginas de su novela, que llegará el martes a las librerías, Ayllón describe la muerte del poeta como “un crimen familiar y doméstico”, como una iniciativa guiada por el odio y la envidia fraguada entre las cuatro familias propietarias de la Vega granadina, los Roldán, los Benavides, los Alba -apellido del drama “La casa de Bernarda Alba”- y los García, la del propio poeta.

“Lorca no era un problema político, pudo ser extravagante, molesto e insidioso, pero nunca un peligro para nadie; políticamente no era objetivo de nadie, era inofensivo y contra él no hubo orden de detención”, insiste Ayllón, según el cual la protección de la familia Rosales, adscrita a Falange, hubiera sido suficiente para salvarlo si no fuese porque los parientes del poeta, los Roldán y los Benavides, eran de la CEDA.

En “Granada 1936” existe la amistad de García Lorca y el fundador de la Falange, José Antonio Primo de Rivera -asunto que desarrolla el escritor sevillano Jesús Cotta en su reciente “Rosas de plomo”-, si bien Ayllón ha asegurado que el poeta granadino, en asuntos políticos, fue siempre “frívolo” y eludió cualquier compromiso.

Según Ayllón, con “La Casa de Bernarda Alba”, Lorca se ganó la animadversión de sus parientes de la Vega granadina, ya que Bernarda Alba no era otra que Francisca Alba, pariente de su padre, y sus hijas eran primas segundas del poeta, mientras que el personaje de Pepe el Romano en el mundo real se llamó Pepe y le apodaron el Romano por haber nacido en Romilla, o sea José Benavides Peña.

José Benavides Peña, familiar también de Antonio Benavides Benavides, el guardia de asalto que intervino directamente en el fusilamiento de Lorca la madrugada del 17 de agosto y que asimismo era pariente del poeta.

“Doña Rosita la soltera” era su prima Clotilde García, y el personaje de “la zapatera” de “La zapatera prodigiosa” era Agustina González, con quien, según Ayllón, Lorca mantuvo un noviazgo adolescente que él mismo cortó con una carta insultante, reproducida en las páginas de la novela.

En “Granada 1936” -como en otras obras anteriores sobre el asesinato de Lorca, como el libro de Eduardo Molina Fajardo-, en los días previos a su asesinato, sus propios primos agredieron físicamente a Lorca en su propia casa, lo que le llevó a pedir asilo en casa de la familia Rosales, no tanto, matiza Ayllón, porque el poeta y los Rosales fuesen amigos como porque lo eran los padres y las madres de ambos.

La novela concluye con el poema que, según Ayllón, escribieron pocos días antes del crimen entre Luis Rosales y García Lorca, como segundo himno de Falange, unos versos en los que se ha rechazado que interviniera la mano de Lorca pero de los que, ha asegurado Ayllón, el propio Luis Rosales afirmó que habían sido compuestos entre ambos, además de que Lorca también ideó la música.

Ayllón ha asegurado estar escribiendo ya la continuación de “Granada 1936”, una obra en la que señalará el lugar en el que descansan los restos mortales del poeta y que, según el autor, no es junto al barranco de Víznar, donde se le asesinó y donde han sido buscados, con la oposición de su familia.