Antonio Escohotado ha fallecido este domingo a los 80 años en Ibiza, según informa el diario El País, que cita fuentes cercanas. El filósofo, ensayista y profesor universitario nació en Madrid en 1941 y se hizo conocido por sus investigaciones y divulgación sobre drogas, cuestión que afrontó desde una perspectiva antiprohibicionista.
También fue autor de obras como La conciencia infeliz (1972), De physis a polis (1975), El espíritu de la comedia (1992), Retrato del libertino (1998), Caos y orden (1999) o Sesenta semanas en el trópico (2003), aunque una de sus publicaciones principales es Historia General de las Drogas (Espasa), que escribió en la década de los 80, cuando estuvo durante un año en el penal de Cuenca.
Durante su vida, el filósofo se manifestó a favor de derogar la prohibición de las drogas. “No hace falta legalizar”, defendía en una entrevista con elDiario.es hace dos años. De hecho, argumentaba, la razón para decidir tomar o no una droga no es “nunca” el síndrome de abstinencia. “La heroína ha sido de venta libre, sin receta, en todo el planeta durante 50 años, y no produjo un solo yonki. El primero fue Burroughs, cuando había pena capital para quien la vendiese a menores”, sostenía.
Además de sobre las drogas, Escohotado opinó también sobre el aborto. Apostaba por una “legislación sensata” sobre ello. En la citada entrevista, aseguraba que nunca había conocido a una mujer a la que “no le duela” abortar “entre mucho y muchísimo”. También se mostraba favorable a hacerlo si el feto proviene “de una violación, si padece malformaciones o si pone en peligro a la madre”. En el caso contrario, si la relación fue consentida y está sano, el filósofo incidía en que sería una “canallada punible” hacerlo, habiendo, además, anticonceptivos “refinados” y píldora del día después.
Escohotado, fundador de la discoteca Amnesia, en Ibiza, siempre se consideró “de izquierdas”. Confesaba a esta redacción que era por el “rechazo” que le producían “los fachas”, que tuvo que “padecer” cuando volvió de Brasil. “La calle estaba llena de curas vestidos de curas y de militares vestidos de militares, y de grises [policía antidisturbios]. Todo aquello me levantaba ampollas”. El filósofo confesó que había militado “en la extrema izquierda” y que llegó a ser comunista, hasta “que se fue filtrando” lo que pasaba en la Unión Soviética o se “decepcionó” con Cuba: “Me di cuenta de que aquello no funcionaba, que en realidad no funcionó nunca”, declaraba entonces.