Fernandisco: “Sufrí cuando entrevisté a Kurt Cobain porque solo emitía monosílabos y era el tío más triste del mundo”
Su disco favorito de 2024 es Ask That God de Empire Of The Sun, cuyo single se titula, precisamente Music On The Radio. Viene al caso porque Fernando Martínez ha regresado, veinte años después, a la emisora donde ganó su popularidad e hizo célebre su apodo, Fernandisco.
El locutor radiofónico nacido en Badalona en 1959 salió de Los 40 en 2004 para dirigir Europa FM. Estuvo al frente tan solo unos meses y a partir de ahí pasó por otras emisoras como COPE, Punto Radio o Radio4G, fundada por su compañero de emisora José Antonio Abellán.
Esta emisora se transformó en BOM Radio, propiedad del grupo de medios Squirrel Media, el cual canceló toda su producción propia –incluyendo el programa de Fernandisco– el pasado 1 de diciembre. A la vez, se conocía el fichaje de este locutor por el grupo PRISA, como presentador en la franja de mañana de Los40 Classic, un retorno por todo lo alto.
Pero su verdadero regreso no ha empezado ahora, su ligazón a los eventos remember como Live the 90’s o Discoteca de los 80, o su participación en la serie de RTVE Megamix Brutal ya aventuraban que podría surfear dignamente la ola de la nostalgia y aterrizar suavemente en la arena.
Cuando comenzó a hacer radio, ¿cómo se planteó encontrar una identidad propia, una voz que dijera este soy yo, este es mi personaje?
Todos los profesionales buscan un sonido, al igual que un equipo de fútbol busca la manera de jugar para marcar el terreno. Aunque cuando me ficharon para venir a Madrid desde Radio Barcelona yo ya tenía bastantes mimbres de speaker, tirando hacia el estilo americano. Me paré a contemplar qué crestas de sonido tengo que tener, dónde tengo que ir y así encuentro mi identidad al completo.
¿Su identidad combina los referentes de la radio española con los locutores de radiofórmula estadounidenses?
Hay mucha gente que no quiere tener un estilo propio sino que se quiere parecer a los que ha escuchado siempre. Yo venía de unos maestros buenísimos como Constantino Romero y Joaquín Prat, Rafael Turia o José María Pallardó, de Radio Juventud en Barcelona, pero trabajo mucho para ser diferente. Gente como Broadway Bill Lee, el creador del American Top 40 Casey Kasem o Shadoe Stevens me han marcado muchísimo. Cogí eso, lo mezclé y coloqué el último engranaje para sonar a mi manera. Así creé a Fernandisco.
¿Qué es eso de la cresta de la voz?
Intentar encontrar el tono que tú crees más perfecto para que le llegue a la gente, que la forma de animar la radio y la voz caminen juntas.
¿Cómo es la suya?
En mi caso la cresta es la voz grave mezclada con el ritmo. Y que llegue arriba. No ser excesivamente gritón, que no distorsione, contar cosas y que sea agradable. Es una voz que suena muy divertida, muy joven, aunque con el paso del tiempo se ha hecho grave pero aún así que sea más querida, más reconocida, más bonita.
¿Cuál es la historia detrás de su nombre artístico?
En la vida, lo digo muy en serio, todo son casualidades. Cuando estaba empezando a hacer pinitos en la radio, salí con unos amigos por Barcelona y corriendo entre Plaça Catalunya y Portaferrissa un amigo gritó: “¡Dame un mordisco, Fernandisco!”. Yo me giré y dije: “¿Qué coño me has dicho? ¿Qué es esto?”. Había tanta energía en lo que me habían dicho que dije esto lo hago mío, y me quedé obsesionado con eso. Las cosas no nacen por casualidad. Hay un ritmo cósmico que no sabría decirte exactamente de dónde viene, pero que coloca las cosas en su sitio. La vida es un proceso kármico. He estado toda la vida currando y después de muchos años vuelvo a mi casa. Hostia, qué bonito eso. No es por casualidad. La casualidad no existe.
¿Usted estaba esperando esto, volver a Los 40?
Voy a contar una cosa que no suelo contar. A lo largo de mi vida profesional he hecho un montón de cosas pero la gente me decía “Fernandisco, el de los 40 Principales”. El fuego ha caminado conmigo siempre. Nunca he estado disociado de la marca. Llego aquí para cerrar el círculo y me doy cuenta de que nunca me fui, el fantasma mío ha circulado por estos pasillos. Voy a acabar mi carrera aquí, no se puede pedir más.
¿Por qué salió de PRISA y de Los 40 Principales?
Cosas de la vida. Hay momentos en los cuales uno va dando pasos y a lo mejor los pasos que das no son en la dirección que tú querías. Me hubiera gustado continuar en televisión, en Canal+, pero al final acabé fuera, pero no por ninguna situación especial, no fue por ningún mal rollo. De hecho, a las pruebas me remito: ¿no vuelvo a mi casa otra vez? No había ninguna razón en especial, sino que hay un momento que decides ir por otro camino. Pero al final han sido caminos paralelos y nos hemos vuelto a encontrar.
¿No recuerda de manera amarga la experiencia de irse a dirigir Europa FM (la radio musical de Onda Cero)? Fueron unos pocos meses los que estuvo allí y tuvo una salida que no sé si nunca ha estado realmente bien explicada.
Aquello realmente fue… Te vas a un lugar donde no tienen muchas cosas que decirte y tú tampoco. Fue corto. Yo me lo pasé muy bien y al final creo que ellos acabaron por su sitio y yo por el mío, pero nada más. No había ninguna razón especial. No sintonizamos las frecuencias. Soy un tío muy positivo y recuerdo aquella época como de aprendizaje. He aprendido lo que no tengo que volver a hacer.
Su salida de Los 40 sucedió a finales de los 2000. Un momento que coincide con el comienzo del fin de la radiofórmula, un lugar del que usted ha sido un exponente evidente. Comienza a diluirse una manera de hacer radio a la vez que la fortaleza de la industria de la música empieza a desvanecerse. Todo eso se empieza a desmontar y da lugar a otras cosas, a un paradigma musical diferente que es el que vivimos hoy. ¿Siente que viene de una escuela de radio que también se ha ido destruyendo o desestructurando o difuminándose a la vez que la industria de la música en general?
Todo ha ido mutando, ha ido cambiando muchísimo. La gente dice que la radio musical se muere. Llevan diciendo esto años y años, como escuché en un momento dado que la tele se muere. Ni la tele se ha muerto ni la radio musical se ha muerto, sino que se ha adaptado, como es el caso de Los40 Classic.
Pero el poder que tiene hoy Los40 Classic no es el que tenía Los 40 Principales como prescriptor, como voz acompañante ni como audiencia.
Tú hablas de un tiempo glorioso, absolutamente maravilloso, donde existía El Gran Musical y otros programas que acompañaban a la radiofórmula. Pero con Los40 Classic la gente tiene una banda sonora que había perdido. Gente que tiene ya una cierta edad y que vivió esos 40 principales. Les estás devolviendo la juventud.
Esos sentimientos que dice que provoca Los40 Classic, aunque llegue de una manera muy potente, llega a mucha menos gente de la que llegaba antes. Como hubo unos años gloriosos y ya no lo son, ¿a usted le preocupa que su profesión esté también en vías de desaparición?
Pues mira, sigo diciéndote lo mismo. Yo creo que los afluentes al final llegan a los ríos. Quizás a lo mejor ha habido momentos de gloria y nos queremos circunscribir a los momentos de gloria y pensar que la radio ha ido decayendo pero yo no lo creo. La radio ha ido mutando. Se ha ido diversificando porque los gustos de la gente de ahora ya no se parecen en nada a mis gustos y quizás tampoco a los tuyos. ¿Y el podcast? No pensábamos que fuera una fórmula radiofónica posible hacer un podcast pero están teniendo un éxito bestial. ¿Por qué? Porque yo creo que la radio ha buscado colarse por otros sitios y lo ha conseguido al final. La radio musical para mí tiene futuro.
Usted sale en la serie de RTVE Megamix brutal sobre la discográfica Max Mix que hacía discos de mezclas…
Todo lo que se cuenta ahí es cierto. No murió nadie de milagro. Pero había pistolas y sicarios. Se ha quedado en el aire que en algunos momentos en la serie te quiere decir que había narcotráfico, no entendido como lo que ahora es, que es una exageración, sino que podía haber conexiones de gente que se había ido a Miami a ver si… de hecho hay gente desaparecida que ya no se sabe ni dónde está, que aparecen en Megamix brutal. Los mixes vendieron miles y miles de copias. Yo hice varios: un Spaghetti Mix, un Matrícula Mix, un Megatron. Se vendían como churros, fue un fenómeno incontrolado. Se vendía tanto que muchos gerifaltes que estaban detrás dijeron “aquí hay un mercado que no quiero que me lo quiten”. Y esto es lo que se cuenta en la serie: tú me lo quitas, yo me lo pongo, pero si te cruzas en mi camino, te pego un leñazo que te vas a acordar. Al disc jockey realizador de megamixes José María Castells le confundieron con el jefe de la compañía discográfica y estuvo a punto de que se lo cargaran.
¿Hacen falta documentales sobre la historia de la música? ¿Que se hagan más trabajos de periodismo narrativo musical, más documentales, más programas?
El hecho de haber hecho Megamix brutal como un true crime creo que es un éxito para la televisión. La televisión necesita que la música se ficcione, también. Estoy convencido de que la música da para eso y más. La vida de los Gallagher, la de Kurt Cobain… Yo me engancharía. Cuando entrevisté a Kurt Cobain sufrí como un bruto cuando lo tuve delante. Era una melena rubia que solo contestaba monosílabos y era el tío más triste del mundo, a punto de desfallecer. Con una ficción la gente le entendería mejor. Cuando ves un documental como el de Whitney Houston, se te cae el alma a los pies. Cuando la tuve delante en 1992 era Whitney. Era una belleza, una tía con un talento fuera de este mundo, la mejor cantante del mundo en música negra, tenía un ego muy medido y mira en lo que se convirtió, acabó completamente torcida fuera de la circulación. Casi todos los músicos acaban igual. Tengo la sensación de que su brillo los mata. Como Michael Jackson, como Elvis, como Prince.
¿A quién ha conocido que lo haya visto de esa manera?
A George Michael, por ejemplo. Cuando estuvo aquí conmigo iba de capa caída. Con el talento que tiene este tío y qué pura tristeza. Cuando Liam y Noel Gallagher de Oasis vinieron aquí, traían una chufa encima de mucho cuidado. Pero me han regalado su tiempo y me da igual que se hayan metido 40 cervezas. Si han bebido cerveza toda la vida no van a dejar de beberla porque están contigo aquí.
Precisamente Oasis es una gente que no respeta a los periodistas.
¿Pero tú crees que se respetan a ellos mismos? Yo creo que no.
Ellos son familia pero el problema es hacia afuera. Esto es un trabajo.
Al final, esa percepción de que son chicos malotes a veces no te viene mal. En la música eso tiene un cierto atractivo. También se aprende de tener a descerebrados delante de ti haciendo el mono. Cuando entrevistó a Martin Gore de Depeche Mode yo pensaba que iba a entrevistar a aquel niño que hizo el Just Can’t Get Enough y que dejó a todo el mundo con la boca abierta. Pero vino un señor que no tenía ganas de hablar conmigo y que constantemente me pedía una guitarra acústica para tocar. Yo le pedía que me hablara del disco pero él solo me pedía una guitarra. Al final dices: es igual, me regalaron su tiempo, me quedo con eso.
¿Qué necesita la industria musical de hoy para mejorar?
Las redes y las plataformas se han convertido en las nuevas compañías discográficas, todo funciona más rápido. Habría que tener tiempo para que todo funcione un poquito más natural, no tener tanta pasión por las redes sociales. También volver a hacer discos enteros. Ahora se escuchan canciones que duran minuto y medio. Yo soy de otra dimensión y no entiendo nada de lo que se está haciendo. Por ejemplo, hay canciones tan cortas que no sabes al final si te molestan o no te molestan. Yo que vengo de la época del Dark Side of the Moon, de Pink Floyd, del Tubular Bells de Mike Oldfield, de Yes o Led Zeppelin, discos que eran conceptuales y que los escuchabas enteros, mirabas las fotos. También el respeto por los cedés, que se fabrican muy pocos.
Cuando yo tenía 15 años, estaba deseando volver del instituto para escuchar discos de Supertramp, Michael Jackson, de James Brown o de Aerosmith. Más respeto a la música significaría que la gente se escuchara los discos y volviera a sumergirse en ellos. Es de risa, pero hay gente que se compra vinilos y paga un pastón y no tienen tocadiscos.
Ahora vivimos en la cultura del hitazo.
Es la música del tiempo que le ha tocado vivir a la gente joven de ahora. Aunque creo que Rosalía es quien está más cerca del disco como concepto, de un álbum que tiene principio y tiene fin. Creo que es la nueva Madonna. Aunque creo que como Madonna, no va a haber nunca ninguna mujer en la música pop. Yo la entrevisté y solo le faltó escupirme.
Cuénteme eso.
Cometí un error. Entre comillas lo del error. Le pregunté por Mark Kamins, que fue el novio que la encumbró cuando era dj en Dancetería de Nueva York. Ella bailaba en ese club. Luego tuvo a John Jellybean Benitez como novio. Luego tuvo al productor Stephen Bray y al compositor y productor Shep Pettibone. Creo que le dije “¿cómo te los comes con patatas tan rápido?” o algo así. La tía se me quedó mirando y me dijo: “A mí los hombres no me sirven para nada. Figuran en mi camino cuando me encuentro con uno que me interesa y cuando no, pues adiós. ¿Qué esperabas escuchar de mí?”. Le dije que era un poco cruel lo que estaba diciendo y me dijo: “Hasta que no he llegado yo al mundo de la música aquí no había empoderamiento femenino”. Al final le pedí que se hiciera una foto conmigo y me dijo que no. Pero está bien, he estado con Madonna, me ha regalado su tiempo.
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