El fenómeno musical de Bizarrap lleva ya un par de años consolidado. Sin embargo, la relevancia y reconocimiento de los productores musicales está tomando relevancia desde hace mucho más de que irrumpiese del argentino. Sobre todo, en lo que se etiqueta como música urbana. Los graves 808’s, las melodías electrónicas, los hit-hats o el sampleo —coger un sonido y modificarlo para una canción— son algunos de los recursos que más se escuchan en las canciones de hoy.
Aunque muchas veces los productores quedan relegados a un papel más secundario que el cantante, están presentes en “el 90% del proceso de creación de toda la canción”, aseveran todos los entrevistados. Y en los últimos años, se han podido ver tanto en España como en todo el mundo álbumes firmados conjuntamente por artistas y productores, en los que el peso del productor es igual al del artista.
Uno de los trabajos que ha tenido más relevancia en las últimas semanas de un cantante y un productor es el BBO de Hoke y Louis Amoeba. “La conciencia está cambiando y es importante reivindicar al productor como un músico y no como alguien que simplemente mezcla sonidos”, explica Gemma a elDiario.es, productora de Barcelona con el nombre artístico de Awwz. Para Jorge Delgado, conocido como Gese Da O, esto es algo “que ya venía de Estados Unidos, donde los productores estaban cogiendo más peso y protagonismo en la música urbana” y destaca “la importancia de que el cantante reconozca en sus redes el mérito del productor, pero también con las ganancias”.
Es importante que el cantante no solo reconozca en sus redes el mérito del productor sino también con las ganancias
Iago Pérez, con el nombre artístico de Iagh0st, quien lleva desde los quince años produciendo, asegura “haber vivido la transición de ser ignorados a tener reconocimiento” y explica que “fue por una presión de los productores. Antes no era normal añadir a los créditos a un productor, mucho menos al título”. Tal y como explica Gese Da O, por este motivo muchos productores comenzaron a usar tags en las canciones: “Un sonido concreto al inicio de una canción que funciona como firma del productor”.
Iagh0st destaca la importancia de los ingresos por streaming: “Spotify cogió auge y si no nos mencionaban, no nos contaban los streamings a nuestras cuentas, monetariamente hablando”. “Pasamos de estar en la sombra a que algunos sean incluso estrellas como Bizarrap”, reconoce.
También hay productores que han sacado trabajos en solitario. Es el caso de Pablo Jiménez, más conocido por su nombre artístico, Selecta. El Niño, el nombre de su álbum, no es un remake de canciones con artistas, sino un trabajo al que le ha dedicado varios años. “Quería unos sonidos concretos y ha tenido muchas horas detrás”, detalla por conversación telefónica.
Muchos de los productores emperezaron en la electrónica y se pasaron después a la música urbana. Para Jiménez, el éxito de esta tiene que ver con que “estaba toda la música muy quemada y había un montón de gente escuchando todo lo que tenía que ver con lo urbano. Internet hizo que eso se aupase”.
Ser 'beatmaker' no es ser productor
Para reconocer su trabajo, hay que saber que un beatmaker y un productor no son lo mismo. “Al primero un cantante le pide las bases musicales y este se las vende, el segundo lo acompaña durante todo el proceso creativo de la canción hasta la obra final. A veces, el productor incluso interfiere en las letras”, detalla Selecta.
“Está claro que con el acceso a internet cualquier chaval puede hacer sus bases, pero no todos son músicos”, asegura el mismo artista que ha trabajado con Recycled J, Don Patricio o Israel B. “El productor también es más creativo y personalizado que el beatmaker y participa en la masterización final del tema”, puntualiza Iago Pérez, que antes de ser productor ya estudiaba piano.
“El productor es, como mínimo, el 50% de una canción”, asegura Belén Vidal, productora con el nombre artístico de BFlecha. “Vivimos en la época de la imagen y es importante reivindicar también la música. No todo son videoclips e Instagram”, añade la gallega. “A mí me gusta ver las canciones donde el artista y yo nos empapamos mutuamente el uno del otro para un resultado final”, aporta Selecta.
La dificultad de vivir de la música y “la dictadura del algoritmo”
En lo que todos los entrevistados coinciden es la dificultad inicial para poder vivir económicamente de la música. “Hay que dedicarle muchas horas”, incide Gese Da O. “Llevo diez años produciendo y ahora empiezo a ver dinero como para vivir de esto”, explica el productor que tiene canciones con Delaossa, Ergo Pro, Ill Pekeño o Nico Miseria.
Según varios estudios o el buscador Royalties Calculator creado por SoundCharts, un artista gana unos 0,004 céntimos por reproducción en Spotify aproximadamente. La Agrupación Europea de Sociedades de Autores y Compositores considera estos ingresos como “inaceptablemente bajos” para el sector.
“Las ganancias que tiene Spotify de nuestra música son muchísimo mayores que lo que nos pagan a nosotros”
“Está claro que no puedes vivir solo del streaming si eres un artista medio o estás empezando, sobre todo de Spotify o YouTube”, opina Iago Pérez. “Las ganancias que tiene Spotify de nuestra música son muchísimo mayores que lo que nos pagan a nosotros”, asegura por su parte Awwz.
Multinacionales como Sony, UMG o Warner tienen participaciones significativas dentro de Spotify. Para BFlecha, esto supone “una gran dificultad de que tu música llegue a la gente, sobre todo si eres independiente. Como empresas privadas, van a favorecer que se escuche más el contenido de sus artistas. Hay cierta dictadura del algoritmo”. “Las listas dependen del número de reproducciones y las canciones que son más cortas suelen tener más. Están limitando el arte a favor del beneficio empresarial. Es una imposición cultural que se nos mete en la cabeza y hace que valoremos más una canción por sus reproducciones”, censura la productora.
Por otro lado, Selecta opina al respecto que “si un productor hace un buen trabajo, acabará funcionando en las plataformas”. “Puede tardar, pero con trabajo llega”, dice.
Existen otras plataformas que pagan más por reproducción. Napster o TIDAL pagan 0,019 y 0,012 céntimos por reproducción respectivamente. El problema es que no tienen la cantidad de usuarios y la repercusión que puede tener el gigante Spotify, con más de 400 millones de usuarios y 180 millones de suscripciones.
Iago Pérez destaca también la dificultad para trasladar el catálogo musical: “Por ejemplo, migrar de Spotify a TIDAL sería un proceso tedioso”. “Estaría bien que hubiese algún algoritmo informático que facilitase el traspaso de contenido de una plataforma a otra”, demanda quien ha trabajado con Dirty Suc, C. Tangana o Love Yi.
Al ser preguntados por la viabilidad del streaming, todos reconocen la necesidad de realizar más actividades que simplemente subir su música a internet e intentar que se escuche lo máximo posible. “Con el streaming apenas puedo llegar a mil euros al mes, pero hay más opciones”, comenta Iago Pérez. Suelen ser comunes las DJ sets, hacer bandas sonoras para cortos y películas o los conciertos con artistas para conseguir esos ingresos extra.
Pero en este sentido están surgiendo nuevas iniciativas. Es el caso de Selecta, que ha creado el ‘Aleron Club’: fiestas de música urbana en Madrid con algunos de los D y productores más conocidos del panorama. “Aleron retroalimenta la escena como concepto de club. Ha funcionado muy bien y lo mejor es ver que viene gente de todo tipo a las fiestas”, dice Iago Pérez. También sucede a menor escala en otras comunidades autónomas, como las fiestas de Chalana Club o Apnea en Galicia en las que colabora Iagh0st.
Ser independiente o firmar con una multinacional
En la música, igual que en otras disciplinas artísticas, siempre se ha visto mejor ser independiente que estar contratado por una multinacional. Frente a ello, los artistas defienden que las grandes empresas también ayudan a dar una mayor repercusión, a conseguir contactos o con tareas de distribución.
“Es raro que gente trajeada de cincuenta años o más te dé indicaciones sobre cómo debes hacer tu música. Hoy en día van a por la gente que ya es rentable de modo independiente, no van a por los artistas emergentes”, opina Selecta sobre el debate. Él asegura sentirse privilegiado por “poder vivir de la música” y añade que “existen un montón de proyectos independientes y autogestionados que están funcionando”. Igual que también reconoce Gese Da O, ambos afirman que “lo mejor” es poder rechazar ofertas de grandes empresas “cuando no convienen”. “No hace falta firmar con un gran sello para vivir de la música. Además muchas multinacionales van a intentar aprovecharse del artista”, añade Gese Da O.
“Si estás empezando puede ser interesante trabajar con ellos. Puedes aprender cómo funciona la industria desde dentro y que ya no es solo importante la música, sino también la imagen o las redes sociales”, contrapone Iagh0st. “Está claro que una multinacional va a querer hacer dinero y puede aprovecharse de un artista, pero cuando un productor quiere empezar y no tiene ni contactos ni dinero para hacer inversiones grandes, puede ser una buena opción”. Aún así, el productor vigués valora también positivamente los proyectos independientes: “Ahí eres 100% libre. Como se dio a conocer Morad, donde varios amigos salen de la nada y unos hacen música, otros producción, otros management… El caso es que se tienen que dar unas circunstancias concretas que no todo el mundo tiene”.
Belén Vidal ha estado contratada por una multinacional, pero su experiencia no fue muy positiva. “Fue muy frustrante. No atendían a razones de lo que yo quería hacer. No suele ser gente que te ayude a hacer las cosas de una manera determinada”, explica BFlecha. Para ella, es vital que haya iniciativas y redes donde “trabajos fuera del mainstream” puedan tener su hueco.
“La industria musical es injusta en el momento en el que un arte depende del beneficio empresarial”
En opinión de Awwz, la música urbana fue lo que “viabilizó la posibilidad de ser independiente con un crecimiento mayor que estando en una multinacional”. “Al final ha sido el público quien ha hecho crecer el género una vez sabemos los datos de las escuchas”, expone.
Preguntados por si habría que cambiar la industria musica, para BFlecha “es injusta en el momento en el que un arte depende del beneficio empresarial”. “Somos los artistas quienes debemos crear una nueva industria de cero y tomar los medios de producción”, expone. En esta línea, Awwz opina: “Los artistas también tenemos que reclamar nuestros derechos y trabajar en unas esferas que tengan más sentido, con todo más regularizado”. “Deberíamos estar más unidos entre los artistas y generar más comunidad para que las cosas vayan mejor”, añade Gese Da O.
La brecha de género: una urgencia en la escena
Las desigualdades de género también afectan a la producción musical. Según un estudio publicado por la Universidad de Annenberg en marzo de 2022, menos de un 3% de las personas que se dedican a la producción son mujeres. “Es un ejemplo más de que el patriarcado se reproduce en todas las esferas laborales”, expone Awwz. Pese a que existan figuras como WuGurl –productora de Rihanna, Travis Scott o Eminem–, acusa la baja representación a una falta de referentes.
“Las mujeres producimos, estoy produciendo todo mi disco. A este mundo le cuesta entender y aceptar que las mujeres tenemos la capacidad y el talento suficiente para producir, encabezar y dirigir proyectos”, denunciaba la artista Nathy Peluso en su cuenta de Twitter hace unas semanas. En esta línea, Awwz opina que falta “concienciación social y visibilidad”.
Awwz también lo acusa a que muchas veces los hombres no incluyan lo suficiente a chicas. “Creo que muchas veces no se dan cuenta, no como señalamiento, sino que están acostumbrados a quedar entre ellos, sin pensar en que no invitan mujeres”. Y cuando lo hacen, a veces es “para ligar o ponerse por encima”. “Te dicen lo que tienes que hacer o van a lo que van. Es una situación muy incómoda”, expone. En este sentido, el propio Gese Da O reconoce que, aunque dice no tener ningún ejemplo cerca, “es algo que pasa seguro. En el mundo de la música hay gente que no está bien”.
Contra esta desigualdad, hay proyectos en España como el sello de Ladradora, que es solo de mujeres y es en el que está Awwz: “También damos clases gratis de iniciación a la producción para que personas racializadas, no binarias o LGTBI puedan aprender sin tener recursos”. Sin embargo, asegura: “El mundo de la música es muy duro y competitivo y uno piensa en sí mismo. Queda mucho por avanzar”.