Hay libros que nacen con vocación de clásicos aunque tengan que pasar décadas para que se les reconozca como tales. Es el caso del libro que Fernando Márquez 'El zurdo' escribió sobre Vainica Doble para la colección Los Juglares de la editorial Júcar y que se publicó en 1983. Libros Walden y LaFonoteca lo han reeditado ahora con nuevos materiales que facilitan aún más la inmersión en ese universo tan particular de esas señoras que fueron y siguen siendo las más modernas del panorama musical español.
Como cuenta la periodista Esther Peñas en el nuevo prólogo, Márquez -fundador de los grupos Kaka de Luxe y La Mode, compositor para otros, periodista y dibujante- recibió el encargo de María Calonge de escribir el libro sobre Las Vainicas en 1982, aunque no se publicó hasta julio de 1983. El retraso se atribuye a un castigo al escritor por parte de la editorial por su vinculación a Alianza Popular. Nada raro si se tiene en cuenta que el dueño de la editorial, Silverio Cañada, empezó vendiendo libros prohibidos que importaba en la Universidad de Oviedo y editó un buen puñado de publicaciones sobre anarquismo, socialismo y demás temas relacionados con políticas de izquierdas, aunque al final haya pasado a la historia por los libros musicales y sobre todo, la Gran enciclopedia asturiana.
El principal interés del libro, sin detrimento de las aportaciones originales de Jaime de Armiñán o Pepe Nieto y las nuevas de Rubenimichi, Lorena Álvarez o Paco Clavel, son las conversaciones que el autor mantuvo con Gloria Van Aerssen y Carmen Santonja. Charlas aparentemente transcritas de manera literal, sin edición, en las que se puede conocer en la medida de lo posible la personalidad de cada una y despejar algo del misticismo que las rodea.
Las letras de sus canciones, su imagen de jipis trasnochadas y muchas de las cosas que se han escrito sobre ellas -algunas incluidas en el volumen-, hacen pensar que Vainica Doble estaban por encima de lo material y lo mundano, como una especie de seres iluminados que hacían música por amor al arte. Pero nada que ver.
“A mi no me divierte el público, ni me divierte la fama: me divierte el dinero… y no hay dinero…”, explica Gloria en un determinado pasaje del libro, refiriéndose a su negativa a actuar, una de las características más señaladas de dúo, que solo recuerda una actuación memorable en la madrileña sala Morocco, organizada por Antonio Gades.
Como este, hay muchos detalles llamativos en sus trayectorias vitales, juntas y por separado. Gloria era hija de un Barón que se decía pariente lejano de Audrey Hepburn, entró en la Escuela de Bellas Artes con 13 años, dibujó “figurines para modas”, rechazó una propuesta de matrimonio de Mingote y se ganó la vida como artesana de cerámica en Altea. Mari Carmen era bisnieta del pintor Rosales (el que da nombre al Paseo de Madrid), nieta de un músico de Conservatorio e hija de pianista. “Claro, con semejante familia sólo podía dedicarme o a la música, o a la pintura, o a las dos cosas a la vez”, comenta en una de las conversaciones.
Antes de Vainica Doble, barajaron nombres como Las Alegres Comadres de Aravaca o Pastel de fresa y se rodearon de gente como Iván Zulueta, José Luis Borau, Carlos Berlanga, José María íñigo o Berlanga, a los que mencionan en el libro con naturalidad.
Su diferencia de opiniones en relación a ciertos temas también puede resultar sorprendente. Se las ha adjetivado como feministas, ecologistas o iconoclastas, por eso chocan respuestas como las de Van Aerssen sobre el tema Mari Luz: “Sobre la letra, puedo decirte que ahí empezaron las primeras discusiones entre las dos sobre el feminismo… Yo quería una canción de amor, nunca he sido feminista como Mari Carmen, sino de otra forma, y sigo pensando que a ninguna niña se le obliga a casarse ya con nadie, que la letra estaba desfasada de época, como si estuviese escrita a principios de siglo... Además, como yo nunca he tenido opresión a mi alrededor, es algo que no acabo de entender”. Esto lo dijo en 1982, habría sido interesante saber qué pensaría ahora, 35 años después.
Las puntadas de las vainicas
El primer encuentro de Gloria y Carmen se produce en una parada del autobús. La segunda estaba silbando Tannhäusser y Gloria se le unió silbando una segunda voz. Es el principio de una relación que se extendería hasta la desaparición de Carmen en el 2000 a causa de un cáncer (macabra coincidencia, fue el mismo día que murió su gran amiga y conocida escritora Carmen Martín Gaite). Gloria estudiaba Bellas Artes y Carmen, conservatorio. Ambas procedían de familias de intelectuales que les inculcaron su aprecio por la cultura, aunque no demasiado acomodadas: “La situación en nuestras casas era siniestra”, “no hemos pasado hambre, pero… nos ha faltado el canto de un duro”, confiesan ambas.
Gloria se casó joven y se puso a tener hijos mientras que Carmen empezó a trabajar en el mundo del espectáculo, vía el marido de su hermana Elena, Jaime de Armiñán. En el año 60 tuvo un estrambótico papel de paralítica en la película El Cochecito de Marco Ferreri y en La niña de luto de Manuel Summers. En el año 66 Gloria se puso en contacto con Carmen, escandalizada después de ver la horterada del Festival de Benidorm y le propuso hacer música con ella.
Empezaron con la cabecera de Tiempo y hora, para seguir con canciones para Fábulas, ambas series de Armiñán, que grabaron en el 67. Su primer single se publicó en 1970 y contenía las canciones La bruja y la legendaria Un metro cuadrado, que años después versionaron Los Planetas y Sisa con Suburbano. Su primer LP Vainica doble, llegó un año después de la mano del sello Ópalo, pero no fue hasta el 73 cuando saltaron a su fama de minorías con Heliotropo, editado por Ariola, que contiene Habanera del primer amor, una de sus canciones más celebradas.
La primera versión del libro recorre su discografía hasta 1981, cuando publicaron El tigre de Guadarrama con Guimbarda y CFE. Muchos y muchas no llegaron a conocerlas hasta 1984, con la cabecera del mítico programa de TVE Con las manos en la masa, presentado por Elena Santonja, que Gloria cantaba a dúo con Joaquín Sabina. De hecho, es posible que la autoría de los versos “Siempre que vuelves a casa / me pillas en la cocina…” sea desconocida para una gran parte del público. Las cabeceras de Juncal, Una gloria nacional y Celia, también están firmadas por Carmen.
En el 84 publicaron Taquicardia con Nuevos Medios y cinco años después, cuando ya parecía que no volverían, 1970 con RNE, por el que cobraron la friolera de un millón de pesetas. En 1997 salió el despropósito Carbono 14, con Mercury, un álbum orientado a ser un éxito de ventas, con colaboraciones de Alejandro Sanz o Miguel Bosé.
Como cuenta Fernando Márquez, “Carmen se dio cuenta de la criatura deforme que -cual nuevo hijo de Rosemary- habían alumbrado y se deprimió bastante sintiendo haber cometido el mayor error de su carrera. En cuanto a Gloria, fiel a su filosofía digna de un personaje de Gregory La Cava -'Me gusta el dinero pero no sus responsabilidades'- se negó a entrar en la rueda promocionalmente dantesca”. Fue todo un fracaso.
Por fortuna, su último trabajo no fue ese, sino los discos grabados con la discográfica Elefant en los años 1999 y 2000. El broche final digno de unas grandes como fueron Vainica Doble, a las que Jaime Chávarri explicó certeramente como: “Son todo lo que los demás corrompen intentando ser”.