Río de Janeiro, 17 dic (EFE).- Escribir era algo tan vital para Nélida Piñón, la novelista brasileña que murió este sábado a sus 85 años, que, para concluir su última novela, tuvo que recurrir al ingenio en momentos en que la visión ya le fallaba y tenía su brazo inmovilizado por una fractura que le impedía usar el computador.
“Por primera vez escribí una novela a mano. Trabajaba ocho horas diarias escribiendo a mano, pero tenía que hacer un gran esfuerzo para recordar lo que iba relatando debido a que no conseguía leer lo que escribía. Por eso me esforzaba para ni siquiera levantarme a ir al baño”, relató en una entrevista en la época a EFE la primera mujer en presidir la Academia Brasileña de las Letras (ABL).
Fue precisamente la Academia la que comunicó de su muerte en un hospital en Lisboa, aunque no fue informado el motivo de su fallecimiento.
Los esfuerzos, y la ayuda de su eterna ayudante Carla, la única que entendía sus garabatos y los transcribía por la noche al computador, le rindieron el primero de los ocho borradores de “Un día llegaré a Sagres” (2020).
Igualmente para escribir esta novela que la perseguía desde hacía años y que consideraba la consagración de sus relaciones con Portugal y con el portugués, la novelista nacida en Río de Janeiro en 1937, descendiente de gallegos y autora de obras como “La República de los sueños” y “La dulce canción de Caetana”, se estableció en 2018 por más de un año en Lisboa.
Fue un viaje que postergó por mucho tiempo debido a que no quería exponer a Gravetinho, el perro faldero que la acompañó por muchos años, por el que nutría un amor indescriptible y cuya salud estaba amenazada por una dieta en la que sobraban quesos y otros manjares.
Pero la muerte en 2017 de la mascota, después sustituida por dos inseparables y mimadas perritas, la liberó para cumplir su desafío.
La primera brasileña en recibir los principales premios de la literatura iberoamericana, como el Príncipe de Asturias (2005), el Juan Rulfo o el Menéndez Pelayo, consideraba la literatura como la herramienta para superar las dificultades que enfrentó por su condición de mujer y contestataria desde que, en 1961, hace seis décadas, publicó su primera novela, “Guía-mapa de Gabriel Arcanjo”.
La autora de 25 libros, incluyendo novelas, cuentos, ensayos y memorias, decía haber percibido desde el inicio de su carrera que “el sistema era cruel”, principalmente para con los menos favorecidos y las mujeres, y que por eso su misión era denunciarlo.
LAS INFLUENCIAS DE GALICIA, ESPAÑA, PORTUGAL Y HASTA GRECIA
Piñón descubrió su vocación desde niña y consideraba que en su formación como escritora había contribuido el hecho de ser de descendiente de inmigrantes gallegos, de sentirse extranjera en Brasil y de haberse interesado tanto por la cultura de Galicia como por la de España y de Portugal, hasta por la de Grecia clásica.
Por eso también valoraba su educación multicultural y el bilingüismo, con el dominio de dos lenguas “autónomas, soberanas y universales” como el portugués y el español, que le permitieron acercarse a los clásicos.
“De cierta forma considero que el hecho de ser de una familia emigrante que atravesó el Atlántico me dio también una dimensión atlántica y me abrió la puerta de todas las civilizaciones. Y no era por ser gallega, sino por ser peninsular, iberoamericana”, decía.
Su relación con lo iberoamericano la profundizó aún más al quedar bajo la guardia de la editora catalana Carmen Balcells, a la que la unió una gran amistad y quien la acercó a los escritores del llamado “boom latinoamericano”.
Uno de ellos llegó a apasionarse por la brasileña, según llegó a revelar en una entrevista a EFE esta escritora que nunca se casó pero que siempre decía estar probando una relación.
La periodista carioca tampoco ocultó nunca su firme compromiso con los derechos humanos -solía aprovechar su activa vida en las redes sociales para divulgar campañas contra la censura, de la que se dijo víctima durante la dictadura brasileña- y con el feminismo.
“Soy una feminista histórica. Mis primeros libros ya eran feministas”, decía.
Pese a sus lazos con España, Piñón solo recibió la nacionalidad española en noviembre de 2021, en un viaje a Madrid en el que aprovechó para depositar en La Caja de las Letras del Instituto Cervantes, en el cofre de seguridad número 1.261, una colección de libros, fotografías y objetos personales que permiten comprenderla.
Entre lo que dejó bajo custodia del Instituto Cervantes la primera autora en portugués en recibir este homenaje destaca la primera edición de “Guía-mapa de Gabriel Arcanjo”, el manuscrito de su novela “La república de los sueños”, una pluma que perteneció a su abuelo y algunos discursos que escribió en español.
Carlos A. Moreno