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Música de 'El Padrino' frente al Teatro Real en defensa de los trabajadores de la Zarzuela

Los trabajadores del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y Musicales (INAEM) se han concentrado este jueves frente al Teatro Real para protestar por lo que consideran la privatización del Teatro de la Zarzuela.

El secretario de Estado de Cultura, Fernando Bezo, ha manifestado previamente en Comisión de Cultura del Congreso que los sindicatos solo están vertiendo “mentiras hasta un nivel de intoxicación que ha superado mis previsiones más pesimistas” y que la Zarzuela no se privatizará.

La tarde de este jueves no estaba para protestas, y minutos antes de la convocatoria la situación estaba más oscura que el cielo madrileño. Varios sindicalistas de CSIF colocaban pancartas frente al Teatro Real donde se había convocado a los trabajadores del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y Musicales (INAEM) para protestar contra el proyecto del Real Decreto que maneja el Ministerio de Educación y Cultura para fusionar los Teatros Real, de gestión público-privada, y Teatro de la Zarzuela, de titularidad pública, y que según los sindicatos esconde una privatización del coliseo dedicado al género chico.

Era la concentración más esperada desde que comenzaron los paros a mediados de marzo, cuando se supo del proyecto. Y no tenía buena pinta. Se esperaba aguacero. Sin embargo, finalmente, junto a la lluvia, los trabajadores también aparecieron.

Cerca de 150 personas protestaron al grito de “¡público! ¡público!”, mientras sonaba la música de El Padrino. Dentro del teatro algunos como el Ministro del ramo, Íñigo Méndez de Vigo, el director general del Teatro Real, Ignacio García-Belenguer, y el presidente del Teatro Real, Gregorio Marañón , que inauguraban el World Opera Forum, quizá lo escucharon.

“Estamos aquí porque este Real Decreto supone una cesión de trabajadores públicos. Va a cambiar la relación contractual, ya que son trabajadores que ahora mismo tienen unas garantías como las libranzas, los permisos… Y todo eso se perdería”, afirmó Luis Miguel Perera, portavoz del CSIF.

Tanto él como el ugetista Javier Figueroa, presidente del Comité de Empresa del Ministerio de Educación y Cultura, no se creen las palabras de Fernando Benzo, secretario de Estado de Cultura, que en la Comisión de Cultura del Congreso volvió a insistir en que el Real Decreto no supone ningún tipo de privatización del teatro ni cambio en las condiciones laborales de los empleados.

“Eso es mentira. De hecho, ya lo sabemos porque ocurrió en el Teatro Español donde se subrogó a los trabajadores a empresas privadas. Además, es que en el Teatro Real sólo tienen como propios a los empleados del área técnica, lo demás ya está externalizado. Sin embargo, en el Teatro de la Zarzuela son todos públicos”, recalcó Figueroa. De hecho el Real está gestionado por una fundación del sector público en la que participan el propio Ministerio, la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de Madrid, sin embargo la financiación pública sólo supone un 25%.

En este tira y afloja está enconado. Desde los sindicatos señalan que el proyecto nace directamente del Ministerio de Cultura “y el Teatro Real lo ha acatado”, indicó Figueroa, que también subrayó que apenas han hablado con Benzo: “Sólo nos proponen negociar pero a partir del Real Decreto”.

Para UGT y CSIF, además, en el propio INAEM han dado vía libre al proyecto. “La directora general [Montserrat Iglesias] nos dijo que ella se debe a la obediencia debida por lo que entendemos que está fuera de todo esto. Es una zombi administrativa, y el responsable directo es el Ministerio”, insistió el ugetista.

La defensa que se hace desde Cultura es que este proyecto de unión se hará en el ámbito de una fundación pública estatal y que “jamás” se hubiera puesto en marcha esta iniciativa, “si uno sólo de los trabajadores del Teatro de la Zarzuela se hubiera podido ver perjudicado por ella”, según señaló ayer Benzo. “No habrá ningún despido”, manifestó.

Es, además, un modelo copiado de Francia donde ya se fusionaron la Ópera Garnier y el Teatro de la Bastilla. Por tanto, para él, desde los sindicatos sólo se están lanzando “mentiras que se han construido en torno a este proyecto hasta un nivel de intoxicación que, debo decirlo, ha superado mis previsiones más pesimistas”.

Sin embargo, los trabajadores mantienen sus recelos. Como indicaba Alberto Ríos, cantante del Coro de la Zarzuela, “para empezar la Ópera Garnier y la Bastilla son teatros estatales y se fusionaron porque la Garnier se quedó pequeña. Por otro lado, en el Teatro Real la parte artística la gestiona de forma externa Intermezzo, que amenaza a sus trabajadores; de hecho, el 8 de marzo no se pudo interpretar Aída por la huelga de las artistas, pero el teatro decidió que se hiciera un concierto, e Intermezzo que gestiona el coro dijo a las mujeres que no podían hacer la huelga”.

Los sindicatos mantendrán de momento los paros en todos los organismos públicos de las artes escénicas: este viernes no habrá función de la Compañía Nacional de Teatro Clásico y el sábado tampoco habrá concierto de la Orquesta Nacional de España. Su temor es que este proyecto de privatización no se quede sólo en la Zarzuela. “Lo siguiente será la Fundación Teatro y Danza para unificar la Compañía Nacional de Danza y el Ballet Nacional y después la Orquesta y los Coros”, afirmó Perera. La guerra continúa.