Los debates se ganan y se pierden, y el primer debate electoral sobre cultura que ha tenido lugar el lunes en la SER, en el programa Hoy x Hoy, lo ha ganado el secretario de Estado de Cultura Jose María Lasalle. El representante del PP ha establecido la agenda y definido el tono de un debate en el que han habido pocas novedades o propuestas interesantes. En ese sentido no sorprende que la la iniciativa haya sido suya, como le ha recordado Pepa Bueno al finalizar un torneo para el que no ha tenido rival.
El resto de las personas participantes del debate, con Iban García del Blanco como representante del PSOE, Marta Rivera de la Cruz de Ciudadanos, y Eduardo Maura de Podemos, no han podido o no han sabido cambiar el paso que él mismo marcaba, dejando a todo el mundo fuera de juego comenzando su intervención calificando de “razonable” la gestión y el estado de la cultura durante el gobierno de su propio partido.
El debate ha sido un buen ejemplo de cómo entienden los partidos la cultura: un instrumento de consumo con un grado de excelencia más o menos alto. En todo momento el debate ha girado sobre el modelo económico de la cultura, ese 3,5% del PIB español, y como era de esperar gran parte del tiempo se lo ha comido el tema del IVA. El PP ha expresado su intención de bajarlo, aunque fue el que lo subió, el PSOE propone una reducción gradual del 10% al 4% (cosa que no hizo cuando gobernaba), C's propone una horquilla entre el 18% y el 7% que va a ser el nuevo mínimo de IVA y en Podemos asumen que la realidad no les permitirá llegar más bajo del 10%.
En ningún momento se ha cuestionado que el IVA no es el problema mayor de las políticas culturales, asumiendo que el tipo actual es un error, pero sólo de forma tímida se ha expresado que uno de los problemas más acuciantes es la precariedad laboral de las personas que trabajan en cultura. En este sentido ha sido Maura quien ha recordado la situación de técnicos y trabajadoras y trabajadores intermitentes de la esfera cultural.
Exceptuando al representante del PSOE, hay un consenso en que la política cultural desarrollada en el Estado español hasta el momento ha primado la construcción de continentes en detrimento de los contenidos. Se ha puesto de manifiesto la necesidad de pensar otro tipo de infraestructuras culturales. En ese sentido ha llamado la atención que García del Blanco, al ser preguntado sobre si la Cidade da Cultura de Galicia está sobredimensionada, se ha quedado dudando “quizás sí, quizás no”, y en el titubeo ha terminado diciendo que “probablemente” esté sobredimensionada.
Lasalle ha retomado el debate explicando que el problema no es reciente y ha buscado en el franquismo y en la cultura de la Transición esta tendencia a la construcción no planificada de infraestructuras. Ha ofrecido un pacto de Estado en el que entre las Comunidades Autónomas, Ayuntamientos y el propio Ministerio de Cultura, se defina un conjunto integral de políticas culturales.
Lasalle, del dicho al hecho
El debate corto, apenas unos 30 minutos, también ha dado pie a ideas desenfocadas y a algunas ocurrencias. Sorprende la propuesta recentralizadora de Podemos, que con su Fondo Social de la Cultura propone hacer una bolsa común estatal de fondos para ayudas y subvenciones. Es decir, el partido de Pablo Iglesias propone centralizar un fondo para la cultura que debería estar en manos de los Ayuntamientos revirtiendo un proceso de descentralización y capilarización de la cultura. Parece que a veces Madrid no les deja ver el bosque. En el PSOE que aún no saben si las infraestructuras culturales están sobredimensionadas, sí tienen claro que hay que luchar de forma contundente contra la piratería estableciendo un Código Penal más duro con los “piratas que roban a los creadores”.
La gran apuesta de C's para la cultura es la educación. Proponen enseñar el “respeto por la propiedad intelectual” o la importancia de las industrias culturales en los centros de primaria. También proponen introducir las artes escénicas, la lectura y el teatro en el currículo escolar para fomentar público. Una vez más el modelo educativo se piensa como una correa de transmisión de una sociedad de consumo. La palabra “crítica” no se ha escuchado en boca de ninguno de los participantes.
Decíamos, José María Lasalle es un tipo listo, sabía que iba a ganar el debate, no ha hecho ninguna propuesta novedosa (sin contar que ha presentado el crowdfunding como medida “muy buena” para el fomento de la cultura) y se ha limitado a hacer un análisis correcto de la situación: “Hay un problema de competencias entre el Estado, las Autonomías y los Ayuntamientos” en el que nadie ha asumido el liderazgo.
Curiosamente, o de forma cínica según como se mire, ha acabado defendiendo la necesidad de un Ministerio de Cultura fuerte, el mismo que su partido con el exministro Wert a la cabeza se encargó de ir difuminando y cuyos presupuestos se han cortado sin consideración alguna. De nuevo, se abre un gran precipicio entre lo que se dice y se hace.