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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

ROSALÍA

'Motomami', canción a canción y del baile al llanto

Motomami ha salido a la luz unas horas antes del anuncio oficial de Rosalía, que lo ha presentado este viernes de madrugada a través de TikTok. La filtración no ha arruinado la sorpresa, puesto que el tercer álbum de la cantante tiene tantos matices que necesita un tiempo de reposo tras la primera escucha.

También incluye elementos que ya sabíamos de antemano. Propone un recorrido por su relación con el éxito y el dinero, desde episodios de cautela para no sufrir Delirios de grandeza o caer en La fama traicionera, hasta odas al exceso y al capitalismo voraz; incluye referencias a su familia totalmente nuevas, como la belleza de G3 N15, dedicada a su sobrino y que cierra con un audio en catalán de su abuela; y combina la exploración sexual de Hentai con su contraparte sentimental en los temas Como un G y Candy. También hay experimentos más arriesgados y chillones que salen peor parados. La cantante no teme en descomponer su voz con sintetizadores o filtros de TikTok y, aunque obtiene resultados desiguales, se agradece ese esfuerzo en la producción. Significa que antepone la exploración a la ortodoxia.

Para tranquilidad de los nostálgicos de El mal querer, el flamenco sigue muy presente y no solo en Bulerías, el único cante jondo del disco. No es un proyecto hecho al azar ni con el único objetivo de hacerse viral y triunfar fuera de España. “Lo fácil habría sido repetir una fórmula que ya he encontrado y decir: este es mi sonido y aquí me quedo. Es mucho más interesante empujarme hacia adelante siempre”, ha defendido ella. A los demás, Motomami nos empuja a la pista de baile, pero también a un bello estado de melancolía.

1. SAOKO

Sobre una base de sintetizadores y ligeras reminiscencias al jazz, la barcelonesa teje un trabalenguas que guarda bastante significado con las críticas vertidas hacia ella estos meses. “Sé quién soy a donde vaya, nunca se me olvida”, entona a la mitad de Saoko. “Yo soy muy mía, yo me transformo. Una mariposa, yo me transformo”. Saoko es un término latinoamericano que significa ritmo, sabrosura y movimiento, aunque está lejos de ser la composición más latina del disco.

2. CANDY

Candy suena a RnB y a reguetón antiguo. De hecho, el título sale de una canción homónima del grupo Plan B. Tiene una base pegadiza e íntima a pesar de tener vocación de hit latino. Se agradece que limite los arreglos y permita disfrutar de sus juegos con los timbres vocales y con los mensajes subliminales a un amor pasado: “Pero tú no me has olvidao”.

3. LA FAMA

Es el primer sencillo del disco y la colaboración más ambiciosa de Rosalía hasta la fecha. La fama también es su propia interpretación de una bachata, como pasa con todos los estilos que forman el álbum, con los que experimenta, mezcla y deconstruye. Aunque en este caso la base la firma Tainy, un niño prodigio de la música urbana, de madre dominicana y mucho conocimiento sobre los géneros del Caribe. La letra es una alegoría del éxito traicionero y la ambición desmedida.

4. BULERÍAS

“Yo no tuve que hacer naíta que no quisiera y ahora nadie lo ve”, recuerda Rosalía, a quien le han acusado de venderse a los intereses de otros después de no haber sacado un El mal querer 2.0. “Soy igual de cantaora con un chándal de Versace que vestidita de bailaora”, arremete, y lo hace con un cajón de fondo, palmas (que acaban convirtiéndose en disparos) y jaleos, como si estuviera en aquel tablao Casa Patas que la dio a conocer. “Yo soy la niña de fuego como canta Caracol. Yo soy muy mía, que dios bendiga a Pastor y a Mercé”. Aunque incluya nuevos ritmos e inspiraciones, la Rosalía de Los Angeles y de los tablaos flamencos no se ha ido.

5. CHICKEN TERIYAKI

Un tema creado por y para TikTok, plataforma natural de Motomami. El baile, que ya se ha convertido en viral, está inspirado en movimientos Kawaii –infantiles o tiernos–. Con ello quiso buscar el contraste respecto a la dureza de una letra que, de nuevo, habla del dinero, el lujo y la riqueza.

6. HENTAI

Hentai fue la primera balada o canción suave que conocimos de Motomami. La parte “mami” en oposición a los tubos de escape, el dembow y la electrónica más oscura. La letra es pura sensualidad (sobre todo si se acompaña del videoclip) y por ello ha causado tremenda controversia. Una parte es infundada y proviene de un sector conservador que la juzga por expresar su deseo sexual en primera persona. La otra, en cambio, está más justificada. Rosalía se ha acercado al género urbano, pero no tanto al trap, y el insulto gratuito a otras mujeres que incluye en este tema suena impostado y agresivo.

7. BIZCOCHITO

Con una base gritona y fiestera de coches de choque, la cantante lanza su propia tiraera. Llega a mencionar a la Mala Rodríguez, con quien ha tenido más de un encontronazo –“qué más da que me tire La Mala, si Haraca [Kiko, un artista dominicano] me tira la buena”–, y no escatima en slang latinoamericano –“¿Tú eres el que pimpea o te pimpean a ti? Yo elegí mi lado desde el día en que nací”–. Esta frase viene a decir que, a pesar de haber cambiado del sello y estar inmersa en la parte más feroz del mainstream, Rosalía mantenido su firma y su proyecto personal en Motomami. Es decir, la industria musical no la “pimpea”, un término que en Puerto Rico significa tunear, sino que ella ha impuesto su visión de negocio: “No basé mi carrera en tener hits, tengo hits porque yo senté las bases”.

8. G3 N15

Es la canción más hermosa e íntima del disco. La escribió durante los años de la pandemia, que la pasó en EEUU alejada de su familia. Con solo una base de teclado, Rosalía entona una letra que dedica a su sobrino Genís (G3 N15): “Me perdonarás lo que me he perdido, son dos años ya, tú ya tienes diez”. También critica por primera vez el ambiente de Los Angeles, al que ha tenido que mudarse para alcanzar el éxito internacional que persigue: “Me toca estar donde no quiero estar, esto no es el mal querer, es el mal desear. Estoy en un sitio que no te llevaría, aquí nadie está en paz entre estrellas y jeringuillas. Estrellas de mármol cortadas en el suelo. Papelas en el suelo donde pasean las modelos”. Para terminar, incluye un audio en catalán donde su abuela le dice que “la familia es lo primero... bueno, no lo primero: lo primero siempre es Dios y después la familia”. Un verso que la cantante recompone en su tema Hentai.

9. MOTOMAMI

La canción que da nombre al disco parece un interludio. Recuerda al dúo sudafricano de electro rap-rave a Die Antwoord, mientras que la voz y la letra –casi hablada– es apenas una sucesión de conceptos japoneses, como tatami y tsunami.

10. DIABLO

Un diablo con voz sintetizada le escupe a Rosalía algunas críticas que no suenan nuevas: “La que sale por TV no es lo que yo conocí. Tú no has vigilao, se ha ido tu pureza y ahora no sé quién eres”. Ella responde: “Yo mi lealtad nunca la pierdo, ni por el dinero”. De nuevo, el binomio corrupción y riqueza que tanto explora en el disco y del que dice huir porque “si dios te lo da, te lo quitará”. A mitad de canción, la voz de James Blake se entremezcla con la de la cantante. Es la segunda colaboración con el británico desde que en 2019 lanzaran Barefoot in the park.

11. DELIRIO DE GRANDEZA

Lo que empieza como una salsa al uso, termina mezclando sonidos caribeños con la base de Delirious, la canción de Vistoso Bosses con el rapero Soulja Boy. La cantante se ha manifestado en varias ocasiones como una fanática del RnB y el hip-hop de los años 2000, y aquí logra una mezcla improbable conectada por dos delirios distintos. “La ambición, delirio de grandeza, hizo en mí un ser martirizado. Espero con el tiempo justiciero que retornes buscando una ilusión de amor y volverás a mí, así lo espero, mujer sin corazón”, recita Rosalía.

12. CUUUUuuuuuute

La mezcla de estilos y la ruptura de la simetría de las canciones son una constante en Motomami, y esta canción es su máximo exponente. Empieza con una base de hardcore con sonidos metálicos, como si hurgase en la carrocería de un coche. Rosalía intercala una voz grave y casi gutural con un autotune agudísimo que parece tomado de un filtro de TikTok que le infantiliza la voz. Y de pronto, el cambio: aparece una voz limpia a capela acompañada de un piano. Un canto de sirena, de “mami,” que dura unos segundos hasta que vuelve el metal, el “moto”.

13. COMO UN G

Si en Hentai Rosalía le habla a su amante presente, Como un G es un canto al pasado –“no estoy a tu lao' pero te deseo paz y libertad”–. Es una de las canciones más bonitas y con la producción más sencilla del álbum, a base de pianos y sintetizadores. Algunos encuentran en el título un guiño a TKN, el tema que sacó junto a Travis Scott y en el que hacía referencia a los pactos de la mafia –“más te vale no romper la omertá”–. Aquí lo cambia por “jurao como un G”, como un gangster.

14. Abcdefg

¿Otro interludio? La catalana deletrea el abecedario con las palabras que le sugieren cada letra. Parece un juego de niños, pero da pistas sobre el imaginario del disco. Refiere al empoderamiento (alfa, bandida, emperatriz, patronia, qué reinona), a la influencia de Japón y el anime (yenes, Flux Æon), a Latinoamérica (sata, que Dominicana es graciosa y en Antillas coqueta), al flamenco (zapateao') y al motor (racineta, motomami, 'yantas'). La factura técnica aquí brilla por su ausencia, parece un audio de WhatsApp enviado a sus seguidores y según ella totalmente espontáneo -lo grabó tumbada en la cama con el móvil-. En la promoción de Motomami, las redes y ese recurso de cercanía han sido centrales, por lo que no extrañaría que esa fuera la intención.

15. LA COMBI VERSACE

Esta es la segunda colaboración de Rosalía con Tokischa después de Linda, tema incluido en el repertorio de la rapera dominicana. Si aquella incorporaba el dembow sobre una base de palmas, La combi Versace es más oscura, con órganos saturados, aunque también se intuyen unas palmadas. Lo que ambas comparten es la vocación comercial de ser 'pinchadas' en una pista de baile. La rebeldía y el consumismo –“me llevo todo el mall montada en un camión”– vuelven a ser el centro de la letra, donde desfilan las marcas de lujo ligadas a un imaginario urbano.

16. SAKURA

Rosalía sale a un escenario y miles de personas corean su nombre. La última canción del disco es un concierto en vivo y a capela, con el eco de los espacios abiertos incluido. Propone un viaje al exterior, a la tradición flamenca y a Japón a través de los oídos. La estrofa es un cante flamenco, mientras que en los estribillos juega con la voz consiguiendo una melodía que recuerda al hougaku, la música tradicional japonesa. La Sakura es el cerezo en flor, sinónimo de la naturaleza efímera debido a que la vida útil de sus flores es corta. La canción hace un símil entre este árbol y la fama: “No pa' siempre se puede ser una estrella y brillar, voy a reírme cuando tenga 80 y mire pa' atrás”.