San Sebastián, 19 sep (EFE).- En México hay contabilizados oficialmente 105.000 desaparecidos, y se producen casi mil feminicidios anuales, una situación de violencia que la directora de cine Natalia Beristain ha retratado en “Ruido”, presentada hoy en el Festival de San Sebastián, como grito contra la impunidad.
“Las desapariciones y los asesinatos son sistemáticos, y se dan en un estado que permite que el tejido social esté así de roto. Es la banalidad del mal, se mata sin consecuencias y es brutal ver que en estas circunstancias el ser humano lo va a hacer”, reflexiona en una entrevista con Efe sobre esta producción distribuida por Netflix.
Julia (interpretada por Julia Egurrola, madre de Beristain) es una artista plástica que vive en la ciudad y que un día recibe la noticia devastadora de la desaparición de su hija cuando estaba de vacaciones con unas amigas. La acción se sitúa nueve meses después, cuando apenas le quedan esperanzas, pero no por ello ceja en su intención de encontrarla por sus propios medios ante la inacción de las autoridades.
En su viaje estará acompañada por una periodista especializada en desapariciones de mujeres (Teresa Ruiz), y acabará conociendo a distintos colectivos de familiares que se organizan para buscar a sus muertos y apoyarse mutuamente en esta terrible tarea, en una historia que celebra “el poder de lo colectivo”, también el de las luchas feministas, dice la directora.
“El otro lado de la moneda está encarnado por la lucha de estas mujeres, atravesada por un dolor tan grande que ni existe nombre sobre él”, afirma Beristain sobre la imposibilidad de hacer un duelo por un ser querido al no saber con certeza dónde está ni qué le ha pasado.
En un momento de la película, el padre de la joven desaparecida llega a desear que el cuerpo que la policía les pide identificar sea el de su hija, para así acabar con la incertidumbre. “Creo que es peor no saber, he tenido la fortuna de no haber vivido esta experiencia en lo personal, pero platicando con hijas, hermanas y compañeras así me lo han transmitido”, remarca la cineasta.
NO PERDER LA CAPACIDAD DE GOZO
Pero las mujeres que buscan a sus desaparecidos y desaparecidas, algunas desde hace décadas, se agarran a su capacidad de gozo y cariño para que la nada no les ahogue, explica la directora.
A través de actividades como bordar o bailar tratan de mantener su mente en un estado que les permita seguir adelante con su lucha, que a veces no abandonan ni cuando encuentran los restos de sus propios familiares, explica la actriz Teresa Ruiz, que da vida a la periodista.
Ella misma creció en Ciudad Juárez, donde empezó a hablarse de feminicidios por el asesinato, violación y desaparición sistemática de mujeres. “Recuerdo volver de la escuela con 12 años y pasar entre narcofosas a ambos lados del camino”, relata.
Por eso para ella este papel era importante. “Yo peleé mucho para hacer esta película”, asegura la intérprete, que hasta ahora ha trabajado sobre todo en series como “Narcos:México” o “Luis Miguel”.
Julia Egurrola (“Profundo carmesí”, Arturo Ripstein) es la protagonista de esta historia, con un personaje complejo, dolorido y ofendido con las autoridades que a veces tiene destellos de alegría o esperanza, además de un proceso interior que se manifiesta en la película a través de imágenes oníricas.
Para preparar su papel acompañó al colectivo “Voz y dignidad por los nuestros”, conformado por más de 300 familias en busca de los suyos. “Está entendidísima la situación de dolor, para nosotras es un tema cotidiano y dramático”, subraya.
“Cuando leí el guión de mi hija me di cuenta de que sería un trabajo doloroso”, añade sobre el papel de una madre que, como la mayoría, “en el fondo de su corazón sabe que no encontrará a su desaparecido”.
Las tres artistas coinciden en la importancia de las manifestaciones y luchas feministas como “ruido” y “grito” contra la injusticia y el dolor. “No veo otra manera de empezar a virar lo que pasa en México y en el mundo. Vivimos en una era profundamente violenta y creo en el feminismo como acto político”, asegura Natalia Beristain.
Marina Estévez Torreblanca