Este blog se ocupará de las series más influyentes del momento, recomendará otras que pasan más desapercibidas y rastreará esas curiosidades que solo ocurren detrás de las cámaras.
'Better Call Saul': Jimmy y el lado oscuro
Better Call Saul está cada más lejos de Breaking Bad, aunque la siga teniendo muy presente como destino final de su historia. Derribados unos cuantos prejuicios por ser un spin off y sobre todo por serlo de una de las mejores series de la historia, el año pasado Better Call Saul se situó como uno de los estrenos más valorados de la temporada y este año como uno de los regresos más esperados.
Su segunda temporada se gestó con la tranquilidad de estar asegurada meses antes de que la primera aterrizara en la parrilla. Una circunstancia nada usual ha permitido a Vince Gilligan y Peter Gould ampliar el arco narrativo de los primeros pasos de Jimmy McGill hacia ese personaje que creó a su imagen y semejanza pero más caradura, llamado Saul Goodman.
Saul Goodman era como era porque el mundo y sus circunstancias lo hicieron así. De Jimmy McGill solo hemos empezado a ver esa transformación que lo llevó a ser el abogado para todo de Walter White y uno de los daños colaterales de la maldad de Heisenberg. Ahora empezamos a ver que Saul Goodman solo era la fachada, no un alter ego como en el caso del protagonista de Breaking Bad, de un hombre que no era mala persona, como ha contado Vince Gilligan en varias entrevistas, y su manera de sobrevivir de especialista en autosabotearse pero con la malicia necesaria para siempre salir adelante.
La segunda temporada de Better Call Saul (disponible a partir de hoy en Movistar+) opta no realizar ningún salto temporal. Jimmy está a punto de volver a ponerse la zancadilla para alejarse lo máximo posible de su hermano y no entrar en un modo de hacer las cosas para el que sabe que no está hecho. Antes hemos vuelto a ver ese ancla que le sigue uniendo a Breaking Bad. En la tercera vida que Jimmy McGill emprenderá unos años más tarde con ese hombre fracasado que se llama Gene que vive en Omaha bajo el anonimato del programa de protección de testigos tras saborear el triunfo de Heisenberg y sobre todo probar las mieles de su peligrosa caída y que está condenado, quizá ya de por vida, a vivir una vida mucho más gris que la que endureció a Jimmy para alumbrar a Saul Goodman.
Better Call Saul encara este año su particular reto de la segunda temporada, que tan bien resolvieron el año pasado The Leftovers o Fargo, con las armas que mejor conoce: la espectacular fotografía marca de la casa de los responsables de Breaking Bad, los guiños que arrancarán una media sonrisa a los seguidores de Walter White y compañía, una historia de drama con momentos de humor negro, ese personaje robaescenas llamado Mike y sobre todo la transformación de un hombre corriente en lo que él que cree que es una mejor versión de sí mismo.
Motivos de sobra para querer regresar a ese inhóspito Nuevo México, en el que sabemos que ni siquiera Jimmy se quedaría si no estuviera seguro de que su momento de gloria llegará algún día.
Better Call Saul está cada más lejos de Breaking Bad, aunque la siga teniendo muy presente como destino final de su historia. Derribados unos cuantos prejuicios por ser un spin off y sobre todo por serlo de una de las mejores series de la historia, el año pasado Better Call Saul se situó como uno de los estrenos más valorados de la temporada y este año como uno de los regresos más esperados.
Su segunda temporada se gestó con la tranquilidad de estar asegurada meses antes de que la primera aterrizara en la parrilla. Una circunstancia nada usual ha permitido a Vince Gilligan y Peter Gould ampliar el arco narrativo de los primeros pasos de Jimmy McGill hacia ese personaje que creó a su imagen y semejanza pero más caradura, llamado Saul Goodman.