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'Juego de Tronos': la temporada del troleo

En la ficción estadounidense se echa mano de la expresión jump the shark cuando una serie se enfrenta a un giro tan dramático, increíble o arriesgado que hace que sus fans empiecen a darle vueltas a cómo conseguirá salir del embrollo sin que la historia se resienta. La serie que acuñó la expresión fue Happy Days y es la descripción literal de lo que ocurrió en la quinta temporada, cuando el personaje Fonzi saltó por encima de un tiburón en una escena playera. Después de ese momento, para muchos de sus fans la serie entró en decadencia y la expresión ingresó en el vocabulario seriéfilo.

No es que Juego de Tronos haya sufrido su particular salto del tiburón esta quinta temporada, pero muchos de sus grandes momentos lo han puesto difícil para no echar mano de la expresión. Por primera vez, ni siquiera los lectores de los libros han podido respirar tranquilos y ver casi de forma maliciosa cómo experimentaban los que solo son espectadores de la serie, la poca piedad de George R.R. Martin con sus personajes.

Hasta la tercera temporada, la serie de HBO adaptaba en cada temporada una novela de la saga Canción de Hielo y Fuego, con pequeños cambios. Siempre hay que tener en cuenta que es la adaptación de una obra literaria a un lenguaje audiovisual, que muchas veces obliga a hacer modificaciones y pero que también permite aprovechar más posibilidades.

La quinta temporada ha sido diferente en muchos aspectos, pero sobre todo por inspirarse, mucho más que adaptar, tramas de la tercera, la cuarta y quinta novela. Haciendo un paralelismo con polémicas que ha generado sobre todo en Twitter, a lo largo de la últimas 10 semanas, este año los responsables de la serie han troleado por igual a los fans televisivos y a los que comenzaron siendo literarios.

Haciendo balance de todos los cambios de la temporada, el capítulo más fiel al texto de George R. R. Martin ha sido el último cuando por fin han ocurrido varios hechos impactantes que los lectores llevaban llevan esperando desde por lo menos tres años, cuando se publicó Danza de dragones. A los comentarios habituales que genera la serie, este año se unieron los comentarios, quejas y también alabanzas de los que tuvieron que esforzarse en reconocer algunas de las tramas que llegaron muy modificadas a la serie y sobre todo acostumbrarse a otras lineas argumentales que no conocían en absoluto.

Por eso, y a pesar de lo manido del término, la quinta temporada puede adjudicarse otra Boda Roja: esa sucesión de muertes y momentos impactantes que los fans de la serie han visto con la boca abierta y gracias a los que los seguidores de los libros han conseguido por fin vía libre para hablar sobre el futuro que le espera al relato televisivo.

Esto es lo que hará de Juego de Tronos una serie completamente nueva en la sexta temporada. George R.R. Martin no ha concretado una fecha para la publicación de la sexta novela, y la serie se ha separado tanto en determinadas tramas que es inevitable pensar las nuevas historias de los Reinos de Poniente se desarrollaran en dos universos paralelos. Como si en vez de Juego de Tronos, estuviéramos hablando de la realidad roja y la realidad azul de Fringe.

Volverán los litros de sangre, la lista interminable de muertes, la polémicas y debates en redes sociales, la histeria antispoiler o el invierno que ya ha llegado a Poniente… volverán todos los ingredientes que han hecho que Juego de Tronos, más que una serie sea un fenómeno televisivo.

En la ficción estadounidense se echa mano de la expresión jump the shark cuando una serie se enfrenta a un giro tan dramático, increíble o arriesgado que hace que sus fans empiecen a darle vueltas a cómo conseguirá salir del embrollo sin que la historia se resienta. La serie que acuñó la expresión fue Happy Days y es la descripción literal de lo que ocurrió en la quinta temporada, cuando el personaje Fonzi saltó por encima de un tiburón en una escena playera. Después de ese momento, para muchos de sus fans la serie entró en decadencia y la expresión ingresó en el vocabulario seriéfilo.

No es que Juego de Tronos haya sufrido su particular salto del tiburón esta quinta temporada, pero muchos de sus grandes momentos lo han puesto difícil para no echar mano de la expresión. Por primera vez, ni siquiera los lectores de los libros han podido respirar tranquilos y ver casi de forma maliciosa cómo experimentaban los que solo son espectadores de la serie, la poca piedad de George R.R. Martin con sus personajes.